No hay consenso para el 8 de marzo

Que sí, que al final todos votaron a favor de la moción de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que llevaba el PP, pero era tan básica, tan obvia, tan del tipo 'todas las voces claman por un futuro sin discriminación por razón de género' o 'el Ayuntamiento de Málaga reafirma su compromiso con la ciudadanía y con sus necesidades, con igualdad de trato y oportunidades' que nadie en su sano juicio sería capaz de votar en contra. Ni siquiera de abstenerse. Pero llevar lo fundamental, lo ya aprendido, lo mínimamente estipulado no debería estar entre los objetivos del equipo de gobierno (PP y Cs), máxime cuando otros años han sido capaces de ir más allá de las generalidades y aprobar acuerdos que tienen también trascendencia en el plano local. «Es tan vago como cuando las misses pedían la paz en el mundo en el momento en el que les preguntaban por su mayor deseo», decía ayer en tono jocoso la edil socialista Rosa del Mar Rodríguez, que ha puesto sobre la mesa que en pasados ejercicios el PP ha hecho más esfuerzos a la hora de negociar una moción común. Este año, como todos coinciden, las mociones del 8 de marzo llegaron a la junta de portavoces, que preside el alcalde Francisco de la Torre, y como no se aceptaron como institucionales ni la del PP ni la del PSOE, nada más se supo. Hasta el pleno, en el que quedó meridianamente claro que cada partido iba por su lado.

La capacidad negociadora debía haber partido del flamante concejal de Derechos Sociales, Francisco Pomares, que acaba de desembarcar en el área y que decía estos días que entendía que las mociones institucionales se trataban en la junta de portavoces cuando alguna compañera de su partido le explicaba que el edil del área suele consensuarla con los ediles de la oposición. «En cualquier caso es la moción de la FEMP, que ahora presiden ellos (el PSOE)», contestaba ufano Pomares sobre la cuestión. Y lo cierto es que aunque el diálogo debe partir del que gobierna para consensúan cualquier asunto, ya que para eso son los 'ejecutivos', es obvio que la oposición también puede hacer esfuerzos para negociar en temas en los que se debe tener una posición institucional.

En el pleno, todo hay que decirlo, también hubo cierta refriega a cuenta de que Vox apoya al Gobierno de la Junta, o que la posición de la izquierda era sectaria, como se decían de una bancada a otra. El y tú más o el usted menos tampoco debería haber sido el leitmotiv del debate. Ya sólo queda que hoy las asociaciones que forman parte del Consejo Sectorial de Mujeres arreglen este desaguisado y que haya tirones de oreja políticos para que el consenso no vuelva a fallar en estas cuestiones.

Hace ya varios días que los baños de la Casona huelen a las mil maravillas. Al principio, el aroma a fresa era muy parecido al que llevan impregnado ciertos muñecos. Pero más tarde resultó, casi a ciencia cierta, que se trataba del chicle de sandía que se puso de moda en los 90. Ese toque deliciosamente vintage.

Poco duró el feliz descubrimiento, ya que ayer unos visitantes se preguntaban si el olor tenía algo que ver con un desinfectante para el coronavirus, lo que provocaba las risas de unas funcionarias, que salían de los baños de la primera planta. En fin, el puñetero virus que todo lo malea, desde las pilas sin agua bendecida –ni la Iglesia está salvo– al nuevo y diferente ambientador llamado 'Tropical' del que se abastece en estos últimos días la Casona. Definitivamente, no son tiempos para la necesaria cotidianeidad.