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El concurso que convocó el Ayuntamiento de Málaga en marzo del año pasado para encargar el diseño de un centro escénico y cultural en este solar de la plaza de la Merced que ocuparon los cines Astoria y Victoria se complica. La Gerencia Municipal de ... Urbanismo ha dado a conocer este lunes que su mesa de contratación ha detectado que, de las cinco propuestas arquitectónicas que han superado el umbral mínimo de puntuación en cuanto calidad técnica, tres incurren en una oferta económica «anormalmente baja», por lo que en los próximos días tienen que presentar una documentación que justifique correctamente el precio que han ofertado.
En concreto, esas tres ofertas son las del equipo formado por el arquitecto José Seguí y Pereira Royo Arquitectos (favorito inicialmente para hacerse con el concurso al haber presentado el presupuesto más bajo, con 168.130 euros, y quedar el segundo en cuanto a los puntos emitidos por un comité de expertos, con 35); la del equipo compuesto por DJ Aquitectura, Luis Machuca, Manuel José Rodríguez Ruiz y Mecanismo, Diseño y Cálculo de Estructuras (175.000 euros y 30,80 de calidad técnica); y la de la unión de Alberto García Marín, Juan Manuel Sánchez La Chica, Adolfo de la Torre Prieto y Francisco Javier Terrados Cepeda (175.000 euros y 27,80 puntos del jurado).
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Aunque es algo habitual en este tipo de contrataciones públicas, estos tres equipos tienen que ahora que convencer a la mesa de contratación de Urbanismo de que sus ofertas económicas son correctas y suficientes para llevar a cabo el diseño del futuro centro cultural, pese a quedar por debajo de la cantidad económica límite para ser consideradas como aceptables, que en este caso son 177.847,25 euros tras los cálculos realizados por los técnicos de Urbanismo con las cifras recabadas, conforme a lo que establece la normativa de contratación pública.
Además, este lunes también se han hecho públicos los comentarios del comité de expertos respecto a las cinco propuestas arquitectónicas que han superado el umbral de puntos por calidad técnica. Respecto a la que ha recabado más puntos (38 de un total de 50), la del estudio Barozzi Veiga, con sede en Barcelona, el jurado cree que debería realizar «un desarrollo más exhaustivo del material que compone la envolvente de la fachada, en sintonía con la trayectoria profesional desarrollada por los proyectistas, lo que debería redundar en una gran oportunidad para un equipamiento de estas características.».
En cuanto a la inicialmente favorita para quedarse con el contrato, la de José Seguí y Pereira Royo Arquitectos, se apunta que «resuelve el programa correctamente y de forma muy ajustada debido a la reducción del techo construido, fruto de la reducción de alturas para dialogar con las edificaciones colindantes». «La imagen externa propuesta es conservadora y discreta», añade el jurado. Como avanzó SUR el pasado viernes, su aspecto exterior es un volumen blanco en varias alturas sobre un zócalo de piedra fósil para hacer un guiño a la Alcazaba.
Para la que lideran los estudios de DJ y Luis Machuca, se dice que «la propuesta cuenta con una correcta resolución del programa a nivel funcional, pero la imagen final externa no se considera la más adecuada para el entorno donde se inserta, considerando que sería oportuno una revisión del material de la envolvente en cuanto a textura y color, que arrojase una imagen más atractiva para un equipamiento de esta índole en la ciudad, lo que debería incluir un replanteamiento de la rampa de acceso a la cubierta».
En cuanto a la de Alberto García Marín, Juan Manuel Sánchez La Chica, Adolfo de la Torre Prieto y Francisco Javier Terrados Cepeda, el comité concluye que «presentan un proyecto con una imagen atractiva y con interés compositivo que dialoga con el entorno donde se inserta, que responde más a esa relación con el exterior, que a la propia funcionalidad del programa de necesidades, donde la necesidad de demasiados elementos auxiliares para acondicionar la escena, hace que técnicamente presente dificultad para el correcto funcionamiento del edificio».
Y respecto a la propuesta arquitectónica del equipo madrileño de Federico Soriano Peláez y Ruiz Barbarín, valorada con 26 puntos y que aporta el presupuesto más alto de los presentados, con un total de 199.355 euros más IVA, se apunta que «muestra un gran control de la sala polivalente, resolviendo bien el doble uso de la caja escénica». «No obstante, el resto de usos fagocitan en torno a la sala, mostrando algunas carencias funcionales que podrían ser resueltas con un mayor estudio y desarrollo de la propuesta. Quizá el elemento que requiere más desarrollo es la envolvente del edificio, con demasiados elementos compositivos, sobre los que sería necesario reflexionar y analizar su implantación, intentando buscar una imagen más unitaria y acorde a la pieza propuesta», valoran desde el jurado.
El jurado ha estado presidido por Juan Jesús Suardíaz Pedrosa, titular de la Asesoría Jurídica del Ayuntamiento, y compuesto por Antonio Álvarez Gil, profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Málaga; Rafael Godoy Nateras, miembro del Teatro Cervantes de Málaga e Iniciativas Audiovisuales; Francisco Pitarch Rodríguez, miembro de Málaga Procultura; Luis Octavio Frade Torres, arquitecto representante del Colegio de Arquitectos; Natalia Muñoz Aguilar, arquitecta municipal, jefa de sección de Proyectos y Obras del Departamento de Arquitectura e Infraestructuras de la Gerencia Municipal de Urbanismo; y Beatriz Matos Castaño, doctora arquitecta en Estudio Matos Castillo y profesora de proyectos de la Universidad Europea de Madrid UEM.
El Ayuntamiento pedía el diseño de un edificio que tenga una altura mínima de 18,5 metros y que tenga como uso principal una sala polivalente con un escenario de 20 metros de ancho entre paredes (12 metros de boca), 11 metros de fondo y 18 metros de alto en total, incluido el peine. Debe tener capacidad para 600 ó 700 espectadores con un patio de butacas retráctil para ofrecer la posibilidad de tener público de pie. Además, deberá contar con taquilla, aseos en todas las plantas, guardarropa, un ambigú para servicio de bebidas y comidas frías en una o varias de las plantas, una zona de almacén y carga y descarga a cota cero del escenario, una cabina de proyección insonorizada, una sala de control de sonido, y camerinos individuales y colectivos.
Asimismo, el proyecto tendrá que estar adaptado para poder funcionar como centro de congresos, de forma que, una vez plegadas las gradas del patio de butacas, quede una planta diáfana, aprovechando también la superficie del escenario, con espacio suficiente para la colocación de expositores de ferias de pequeño formato o mesas. También se pedía que se habiliten cuatro oficinas para la gestión de congresos, preferiblemente en la planta baja, y una sala de usos múltiples para reuniones y talleres.
Por último, el futuro centro cultural y de congresos del Astoria deberá contar con un centro coreográfico ubicado en la planta tercera, dotado con una sala de ensayo de unos 150 metros cuadrados, y otras dos de unos 60 metros cuadrados, camerinos individuales y colectivos, y oficinas para la gestión de este espacio dedicado a la danza.
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