Vivy Lin juega con el objetivo de la cámara en la plaza poeta Alfonso Canales, en el Soho, antes de la entrevista. Francis Silva
Verano 2020: La Granizada

Vivy Lin: «No concibo la vida sin humor, es imprescindible; aunque sueño con hacer una tragedia griega»

«Me gusta el humor blanco; dar 'zascas' con mucha guasa sin insultar ni incomodar a nadie», dice la actriz y monologuista malagueña en una entrevista para SUR

Rossel Aparicio

Málaga

Lunes, 17 de agosto 2020, 00:22

Acude la primera a la cita, puntual, buscando la sombra en una calurosa plaza de la Marina. Espera de pie, inquieta y vivaracha. En su rostro se intuye una enorme sonrisa que no deja ver la mascarilla, cosas de la nueva normalidad. Sus padres le pusieron Virtudes Alcántara Leiva aunque su nombre de guerra como humorista es Vivy Lin. Se licenció en Filología Inglesa pero después de ejercer en algunos centros decidió darle alas a su gran pasión: la interpretación. Hace diez años ya que decidió hacer las maletas, dejar su querida barrida de San Andrés, y poner rumbo a Madrid para cumplir un sueño que sigue persiguiendo a ritmo de monólogo. Las redes sociales son sus grandes aliadas para moverse en este difícil mundillo: «si no estás, no existes», sentencia. Antes de tomar un zumo de naranja en calle Trinidad Grund -el calor aprieta y no entra el café caliente- en la sesión de fotos contagia buena onda y positivismo. «El humor nos salva», es la frase que más repite como un mantra.

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–¿Arrancamos? Empiezo a grabar si le parece...

–Me encanta grabar audios. Lo hago mucho con mis padres.

–¿Y eso?

–Grabo conversaciones enteras sin que se den cuenta. Cuando cenamos o me cuentan cosas de cuando era chica. Me encanta. Ahora no tienen valor pero cuando no estén serán un tesoro.

–¿Por qué Vivy Lin?

–Vivy, de Virtudes, y Lin porque busqué un apellido rotundo. Por hacer un juego de palabras para mis espectáculos. Me salió el Lin y me hizo gracia como sonaba.

–Este verano podemos verla en Canal Sur haciendo humor pero usted ya comenzó a hacerse popular en Internet hace años, cuando se viralizaron sus vídeo-monólogos...

–Fue algo casual, la verdad. En 2011 me instalé en Madrid y, en 2013, después de ver las noticias sobre la economía española -y a los políticos que nos pedían que arrimáramos el hombro-, subí un vídeo, a modo de protesta, al Facebook. Fue algo espontáneo donde expresaba con humor la indignación que sentían, entiendo, muchos ciudadanos. Al volver del gimnasio ya tenía 10.000 visitas y empezaron a llamarme de varios medios. A raíz de ahí me contactó Tomás Summers y empecé a hacer tele en Canal Sur.

–En cuarentena siguió poniendo ese humor 'malaguita' al encierro. ¿Era el momento de hacer humor o de ponerse serio?

–Siempre, siempre, siempre es buen momento para el humor. Es indispensable en nuestras vidas. El humor nos salva. No hay momento en el que no encaje, lo hace incluso en momentos dramáticos. Aunque hay que ser respetuoso y saber elegir las líneas del humor. A mí me gusta hacer humor blanco, con 'zascas' sin insultos, sin incomodar a nadie.

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-¿Es mal momento para el humor con tanto ofendido en redes sociales?

–Sí, porque nos la cogemos con papel de fumar, como yo digo. Estamos muy irascibles y nos sienta mal todo. Por eso soy muy meticulosa con lo que hago, con mis guiones.Se nos olvida que el humor tiene parte de verdad y de ficción.

La actriz y monologuista protagonizó una divertida sesión de fotos. F. Silva

-¿Qué le tira más, la interpretación o los monólogos?

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–La interpretación, por supuesto, pero siempre tuve cierta facilidad cómica, quizás por mi forma de ser, por la guasa que siempre ha habido en mi familia. Fue la primera puerta que se me abrió y por ello hago monólogos. Me gusta mucho pensar que ayudo al público a distraerse de sus problemas.Sin embargo, sigo sembrando la interpretación. Me encantaría hacer otros papeles o incluso tragedia griega.

-¿Dice en serio lo de la tragedia griega?

–¡Claro! (ríe). Me encanta la fuerza de la tragedia de los clásicos, quizás porque es lo opuesto a lo que ahora hago. Uno de mis sueños sería interpretar en Mérida.

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-Volviendo a la comedia, ¿es mundillo más difícil para las mujeres que para los hombres?

–(Piensa). Por un lado se están abriendo puertas, sí, pero sigo viendo que, de cada 15 cómicos en cartel, solo hay una mujer. He dado con salas que directamente no programan a mujeres. Se ha avanzado pero aún queda...

–¿Cómo suele disfrutar de sus veranos y vacaciones?

–Apuro para estar en Madrid hasta agosto cuando la capital se convierte en un desierto. Entonces me vengo a Málaga para estar con mis padres. No hago más que estar con ellos, disfrutarlos.

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-¿Playa o piscina?

–No soy amiga de las bullas, me gusta la playa cuando la gente se va, a última hora de la tarde. No me pesa pasar el día en casa.

-¿Suele viajar?, ¿destinos?

–Tengo pareja y en los últimos cinco años nos hemos recorrido el norte de España. No sabemos la suerte que tenemos. Este año queríamos ir al País Vasco pero aún estamos dudando.

-Si no fuera monologuista, ¿qué sería?

–Me encanta la carpintería: admiro a la gente que coge tres tablas y hace un baúl. Seguramente trabajaría en algo que tuviera en contacto con la gente, en la recepción de un hotel, por ejemplo. También me flipan los idiomas, estudié filologogía porque me faltaba palabras españolas para comunicarme (ríe). Pero soy persistente y al final llegará, tarde o temprano, mi gran oportunidad.

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