De comerciante en el Centro de Málaga a criador de los mejores purasangre de España

Francisco Santiago ya no habla de telas, patrones y piezas de temporada sino de yeguas, potros y sementales. A punto de cumplir los 87 años, el fundador de Centro Moda, uno de los comercios con más tradición de la ciudad, ha cambiado el Centro por Mollina y el mostrador de la tienda por la cría de caballos purasangre español. El histórico comerciante es ahora uno de los ganaderos más importantes de la provincia, hasta el punto de que sus caballos acaban de ocupar los dos primeros puestos en el Salón Internacional del Caballo de Pura Raza Española celebrado en Sevilla.

Este comerciante malagueño criado en los Montes de Málaga, en la zona de Santo Pitar, se introdujo en el mundo de los caballos un poco por casualidad. Durante una visita al municipio cordobés de Luque, donde le hacían los pantalones para la tienda, conoció a un ganadero y le compró once yeguas y un semental. Corría el año 1985 y desde entonces no ha dejado de apostar por una afición que le da la vida.

Los animales los cría en la finca Los Perales, en la falda de la Sierra La Camorra, en Mollina, por donde Francisco se mueve con la misma energía que un chaval. Aunque tiene más de cien cabezas, los trata a todos como si fueran sus hijos, los acaricia y trata con mimo. «Es mi hobby y lo que siempre me ha permitido desconectar del trabajo», reconoce. En todos estos años ha apostado por la cría de un caballo de gran belleza, armonía, empuje y apto para competiciones deportivas. «Siempre he pensado que el caballo debe servir para algo, no solo para hacerse fotografías», resume.

Entre todos los que cría en la finca, 'Malagueño' y 'Porteño' son los dos ojitos derecho de Francisco y los que se proclamaron campeones en la modalidad Gran Premio en el pasado certamen nacional. El primero era montado por el jinete José Daniel Martín Dockx; y el segundo, que recientemente ha sido vendido a otro empresario, por Francisco Amador Cortés. Pero no son los únicos: en sus más de 30 años de trayectoria ha recibido innumerables medallas y distinciones. Cuestionado por el secreto de su éxito, el ganadero contesta: «Los criamos en libertad en la sierra; es muy dura pero muy buena para los animales, lo que les hace salir fuertes y con chispa».

La historia de Francisco es la de una persona formada a sí misma a base de mucho trabajo y dedicación. Confiesa sin pudor que nunca pudo ir a la escuela porque no había ningún colegio cerca de su casa y que sus padres tampoco le pudieron dejar nada de riqueza. «Me dejaron mucho más que eso: educación, ganas de trabajar y seriedad».

Tras criarse en el campo, Francisco se trasladó a Málaga con 29 años y comenzó vendiendo ropa en mercadillos ambulantes. Tras cuatro años recorriendo gran parte de la provincia e incluso de Andalucía a bordo de un 600, decidió montar un pequeño local en Cruz del Molinillo para vender a los profesionales del mercadillo. «Fueron años muy duros; estuve trabajando seis meses sin descansar un solo día», dice.

Una vez asentada la tienda de venta al por mayor se trasladaron a la calle Marqués, junto a la plaza de Camas, germen del actual Centro Moda y sede de la oficina de la empresa. Por aquella época también comenzaron a confeccionar sus propias prendas, lo que finalmente les hizo despegar. «A mi mujer se le daba muy bien la costura y fue un puntal muy importante en nuestra historia». Su crecimiento desde ese momento fue tal que en una sola temporada llegaron a fabricar hasta 75.000 pantalones.

Tras una vida trabajando, Francisco reconoce que la ganadería es lo que siempre le ha dado ese plus de energía que ha necesitado para sacar cualquier proyecto adelante. «De tanto trabajar, me cargaba las pilas venir y ver a los caballos; soy un gran aficionado». En la actualidad, ya retirado del día a día de la tienda, acude hasta la finca dos veces a la semana. «Una de nuestras obsesiones es que todos los caballos tengan la misma estética y que nada más verlos sepas que es de nuestra ganadería», añade.

La Finca Los Perales, donde se localiza la ganadería, era una antigua cabreriza donde se resguardaban los pastores de la zona. Tras muchas obras y dinero invertido, en su interior disponen de una amplia colección de coches de caballos antiguos, restaurados y en perfecto estado, y un ejemplar único de mesto, un árbol híbrido entre el alcorque y la encina que está protegido en el catálogo de árboles y arboledas singulares de la Junta de Andalucía.

Hablando de futuro, Francisco Santiago apunta que uno de los grandes retos es que alguno de sus caballos pueda participar en los próximos Juegos Olímpicos, que se celebrarán en París en 2024 (ya estuvieron preseleccionados para los anteriores) y que el mundo del caballo sea más reconocido y valorado dentro del país. En esta línea sostiene que la mayoría de los animales que ellos crían terminan en otros países donde se les da más valor. Entre otros, han vendido a Reino Unido, Alemania, Holanda, Bélgica, Suiza, Francia, E.E.U.U. o México. «Estamos demostrando que tenemos un caballo muy querido en España y fuera de ella; es muy noble y es de los que más se disfruta». No es mal comienzo.

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