Colinas del Limonar reclama dos paradas de la línea 32, limpieza viaria y lucha contra el botellón

Al frente de la entidad está Pablo Prieto, que recalca que los vecinos piden cuestiones, a su juicio, muy básicas. La más frustrante, según relata a SUR, es la falta de autobús. «La EMT no sube. El 32 llega a la calle la Era y a la zona del parking del centro cívico nuevo. En la empresa nos dice que no lo contemplan porque los vecinos de la zona baja del Limonar se quejarían. Hay mucha gente joven y mucha gente que baja a trabajar al Centro o la zona del Vithas. Y es verdad que la distancia en metros con las paradas es de unos pocos cientos pero el desnivel es muy grande», argumenta, al tiempo que enumera otras zonas altas a las que llega el servicio público como Olías o La Mosca, cuestión que considera razonable.

En un marco restrictivo con el vehículo privado y con la implantación futura de la Zona de Bajas Emisiones, Prieto considera clave dotar de alternativas de transporte público a los vecinos. Argumenta que, además, en verano el aparcamiento desde el Mayorazgo a Sorolla está especialmente imposible en verano. Cuestiones básicas como ir a la playa, se complican sin la alternativa cómoda del bus. «No es lo que el resto de la ciudad recibe como transporte público», incide.

El representante de la entidad no se cierra incluso a opciones como líneas troncales por el eje principal cercano al mar y lanzaderas hacia los barrios altos. «Hay que ver la eficiencia, que todo sea pagable, pero pedimos añadir dos paradas del 32 en la zona», explica.

Otro asunto clave para los vecinos, que han mantenido diversas reuniones con el distrito Este y el equipo del concejal, Carlos Conde, es el de la limpieza. «Sabemos que tenemos poca densidad de población. No pretendemos que la limpieza viaria sea cada día, ni mucho menos. Entendemos la viabilidad de las cosas y lo razonable. Pero no puede ser que nos pasemos un trimestre entero con una lata en el suelo porque, o la recogemos nosotros, o ahí sigue. Más allá de la recogida de basura, necesitamos algo más de servicio. Es muy difícil explicarle a un vecino que lleva tres años pagando IBI que hay tan poca frecuencia de limpieza», ejemplifica.

En este punto, sobreviene otro tema candente: el botellón, que contribuye a la suciedad e inseguridad. Admite que la Policía Local e, incluso Nacional, hacen algunas intervenciones: «Pero funcionan a impulsos. Cuando ocurre algo. El otro día volcó un coche. Entonces, vienen durante unos días. Pero hay que tener en cuenta que, por ejemplo, tenemos parte del viario desierto a la espera de desarrollos, y eso contribuye a coches aparcados para hacer botellón, carreras...»

Admite que quizás la fórmula de la entidad urbanística de conservación, que es una obligación legal en Málaga una vez que se han desarrollado suelos vía juntas de compensación y que estos se han entregado al Ayuntamiento, puede tener sus controversias, pero que aporta una capacidad de interlocución y de reivindicaciones, más allá del mero mantenimiento de las zonas verdes. «Es una entidad de derecho público. Nos ayuda a pedir cosas», apostilla.

Ahora mismo hay unas 1.200 viviendas adscritas a la entidad, unas 900 ya habitadas. Las futuras viviendas unifamiliares no llegan a 200. Son 13 parcelas que el Ayuntamiento sacará en breve al mercado por unos 300.000 euros cada una. Se encuentran en las calles Porfirio Smerdou, Virgilio Galán, Alcalde Eugenio Entrambasaguas y Marjorie Grace Hutchinson

Desde el ente mancomunado ven con buenos ojos el futuro centro comercial. «Por lo que palpo por los vecinos, tendrá buena demanda. Ahora mismo hay que ir al Mayorazgo y la competencia vendrá bien. Y tener un supermercado. Hay ganas de que se haga», manifiesta.

El centro comercial se emplazará en la calle La Era y será gestionado por la empresa Suba. Suma 4.615 metros cuadrados, con planta baja más dos. Tendrá un parking para 139 vehículos, supermercado, restaurantes y tiendas. La inversión prevista supera los 12 millones de euros.