Cuando el otrora gerente de Centro Municipal de Informativa (CEMI), el adorable David Bueno –ahora que no está lo podemos decir sin reparos– decidió que los plenos se podían grabar y colgar en Youtube no pensaría que el común de los mortales se engancharía a ... las sesiones. Desafortunada o afortunadamente, aún no está de moda este fenómeno, pero la evolución de los encuentros empieza a tener visos de tertulia televisiva. El pleno del pasado jueves dejó perlas sobre la mesa como los nuevos vocablos molones de la Corporación tales como amigui, pandi o chumbo, que el popular Carlos Conde es el que más sabe de todo el Ayuntamiento de la plusvalía a ojos de su jefe Francisco de la Torre, que los turnos no se reparten bien según la oposición, el amor que se profesan entre cariño va y cariño viene el regidor y la portavoz naranja Noelia Losada durante sus intervenciones, la vagancia como arma arrojadiza de un edil a otro y a un tercero, o que el plasma de Rajoy se quedó corto frente al veto del Gobierno de Sánchez a medios como ABC, Colpisa, La Cope, La Razón, Onda Cero y El Mundo, entre otros, a una rueda de prensa (que llamaron 'briefing informativo') para explicar los repartos de los fondos Next Generation y que puso en pie de guerra a los ediles populares, que dijeron preocuparse muy mucho, menos mal, por la libertad de prensa y el derecho a la información en este país.
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Llegaba la iniciativa de la 'eliminación' de la plusvalía por herencia, que se quedó en cuarto y mitad, ya que el PSOE extrañamente aceptó una enmienda popular (para ir reduciendo el impuesto de forma progresiva, sin dar plazos ni rentas, y sólo para la vivienda habitual) cuando la tenía ganada con el voto de Cs. La oposición hacía mucho hincapié, sobre todo el edil de Unidas Podemos, Nicolás Sguiglia, en que interviniera De la Torre. Y en esas que el regidor para defender que lo hiciera el edil de Economía, decía alto y claro: «El señor Conde se conoce mejor el tema que usted (a Sguiglia), mejor que el señor Pérez Morales, no digamos, y mejor que la señora Losada, por supuesto que sí. Y yo me lo conozco igual que él, no mejor». Pues nada, Conde y De la Torre, inigualables en sapiencia,. Para ellos, este horrible impuesto no tiene secretos. La algarabía de la sala, obviamente, era mayúscula.
El turno de la iniciativa sobre los déficits sanitarios en Andalucía, que defendía la socialista Mari Carmen Martín, a la que la portavoz popular Elisa Pérez de Siles le espetaba que ya traían «su comodín mensual». Les decía al PSOE y a UP que la Junta podría haber invertido mucho más en sanidad si no hubieran bloqueado el presupuesto «haciendo pandi con sus amiguis de Vox». Más tarde, cuando la viceportavoz de UP, Remedios Ramos, le decía «los amigos de sus amigos no son nuestros amigos», la popular le contestaba: «No serán amiguis, pero últimamente hacen pandi en el Parlamento andaluz haciendo pincita con los de Vox». ¿Se imaginan las risas? Aclaremos la intervención: los diminutivos con la 'i' molan, pandi, amigui, y cuando ya la palabra ya no se entendería con la derivación se queda la cosa en pincita. La de cosas que se aprende en los plenos; es un no parar. Más tarde, le decía la portavoz de UP, Paqui Macías, a la edil de Nuevas Tecnologías, Susana Carillo, que sentía que le hubiese tocado defender un 'chumbo' de moción (la de los fondos europeos y el reparto del Gobierno). La 'new age' del parlamentarismo municipal.
«Le veo a usted nervioso, en mi vida me han llamado muchas cosas pero no vaga, vengo de familia trabajadora y me enseñaron a trabajar desde pequeñita. En este salón de plenos sólo hay un concejal que no trabaja, y precisamente no soy yo», que le decía la portavoz de UP, Paqui Macías a Avelino Barrionuevo, que la acusaba de copiar mociones de la época de Eduardo Zorrilla. Casi todos se giraban a mirar al no adscrito, Juan Cassá, que esta vez, sin comerlo ni beberlo, pilló repaso, mientras seguía ufano con su abrigo la sesión en la que, ventanas abiertas para que corriera el aire anti-covid, hacía fresquete.
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En la iniciativa de los bomberos, el popular Barrionuevo se excedía con el tiempo, se quejaba Sguiglia, y el alcalde le decía: «Señor Sguiglia, déjeme llevar el debate. Se quiere callar. Si la señora Macías necesita más tiempo sabe que se lo doy. El señor Barrionuevo necesita un tiempo para ir contestando a dos mociones (una socialista y otra de UP); no lo olviden». También protestaba Mari Carmen Sánchez desde las filas socialistas, que eso del exceso de los tiempos de la bancada de la derecha no le suele hacer mucha gracia, como hace constar siempre que puede. Esta vez no se ganó el «señora Sánchez, por favor» del alcalde. Sguiglia la superó con el «se quiere callar» de De la Torre, frase poco común en el regidor, pero que uso en varias ocasiones, agitado, en la pasada sesión.
Hablando de los bomberos también mandó el alcalde a callar a Ramón Triguero, representante de la CGT, que tenía un turno de tres minutos para intervenir, pero acabó haciendo tres turnos, un desahogo de nueve minutos. Al final se enzarzaron el alcalde y él, cuando el primero le decía que no respetaba el reglamento y que no iba a tener la palabra en otras ocasiones. «Usted no me puede negar la palabra», que contestaba desafiante Triguero, mientras el escolta de Barrionuevo le animaba amablemente a abandonar el atril para que interviniese su compañero Andrés Millán. Sketches del pleno, la comedia de la política.
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