Juan Muñoz siempre ha estado muy vinculado a lo que pasó en Málaga el 7 de febrero de 1937. Ahora están ellas. Su hija, Paqui, y su nieta, Marina. «Él no dejó de luchar por la Memoria», insiste la nieta de Juan Muñoz, fallecido hace apenas un mes e involucrado siempre en no olvidar lo que pasó a miles de malagueños en plena Guerra Civil. Él luchó por dar voz a La Desbandá, la huida de Málaga hacia Almería, a los bombardeos por aviación y barcos, a los cerca de 300.000 malagueños que sufrieron la evacuación de la ciudad. Ahora son Paqui, Marina y otros ciudadanos los que toman el relevo de personas como Juan Muñoz y alzan la voz por las víctimas de aquel trágico episodio en el emotivo homenaje celebrado en el Peñón del Cuervo este domingo con motivo del 88 aniversario de la masacre.
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Pero este aniversario no ha sido otro cualquiera. No sólo por el recuerdo tan reciente a Juan Muñoz, sino porque este pasado 7 de febrero, justo el día en el que se cumplían los 88 años de La Desbandá, el Boletín Oficial del Estado (BOE) lo ha reconocido oficialmente como Lugar de Memoria Democrática. Ese acto de simbolismo fue lo más resaltado del homenaje, al que acudieron representantes y militantes del PSOE, miembros de la Asociación contra el Silencio y el Olvido por la Recuperación de la Memoria Histórica y ciudadanos que no quisieron faltar a la cita conmemorativa de cada año.
«Fueron sobre todo mujeres y niños los que murieron en esta carretera y ese es uno de los motivos importantes que hacen que estemos aquí. Hay que rememorar lo que pasó y concienciarnos, porque somos la punta de lanza de la democracia», puntualizó el subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas. Entre los representantes del PSOE también estuvo el secretario general en Málaga, Daniel Pérez, que recordó a sus familiares que estuvieron presentes en La Desbandá. «Mis abuelos también huyeron de Riogordo, mi abuelo estuvo detenido y encarcelado. Esta fue la gran barbarie de la Guerra Civil española; nada del Guernica, fue La Desbandá», señaló Pérez.
Desde la Asociación contra el Silencio y el Olvido por la Recuperación de la Memoria Histórica, su vicepresidente, Rafael Molina, también alzó la voz cuando tomó el megáfono que portaban sus compañeros: «Lo que se vivió en aquel momento se está empezando a vivir ahora, por eso tenemos que reivindicar la Memoria y la Historia», concretó durante el acto conmemorativo.
La nieta de Juan Muñoz, Marina, puso la literatura en este acto. Un momento en el que el silencio, ajeno a las familias que preparaban sus barbacoas en el Peñón del Cuervo, reinó en el espacio. Recitó una poesía dedicada a su abuelo mientras su madre, Paqui, al lado, no podía contener las lágrimas. «Gracias a mi madre por ser una luchadora y trasladarnos los valores de la familia tan intactos. Esta poesía la escribí hace años, pero ahora cobra más sentido que nunca», aseguró Marina antes de recitar con fuerza los versos.
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Después de un largo y emotivo aplauso, los asistentes al homenaje bajaron a la orilla de la playa del Peñón del Cuervo y llevaron a cabo la tradición final de este acto: lanzar los claveles al mar. Más de medio centenar de flores rojas llenaban la orilla con todos tirándolos a la vez. Pero una imagen queda clavada en la memoria para el recuerdo de este aniversario: los claveles rojos que tiraron Paqui y Marina se posaron con más fuerza que nunca en la orilla de esta playa malagueña donde todo empezó aquel 7 de febrero de 1937.
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