La secundaria se complica un poco cada curso, pero la presión se empieza a notar desde primero de Bachillerato. Estudiantes que hasta entonces eran ... de bien e incluso de notable empiezan a encontrarse con problemas para aprobar algunas asignaturas, aunque a final de curso los que aguantan el tirón y trabajan suelen tener su recompensa. Es frecuente que no haya término medio: o suspenden o sacan buena nota. Cinco alumnos de segundo de Bachillerato: Paloma, Javier, María, Pablo y Mario cuentan cómo están viviendo esta etapa. Pese a su juventud sorprende la naturalidad y madurez con la que asumen la presión, las exigencias y la necesidad de esforzarse: los profesores son más estrictos y los exámenes más difíciles, pero es que nos están preparando para hacerlo lo mejor posible en selectividad.
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«En clase se respira un ambiente de agobio y nervios, que quieras que no te contagia. El estrés de otras personas hace que tú también te estreses. Yo tengo amigas que antes de acostarse se toman una infusión para poder dormir», explica Mario, que estudia en el colegio El Pinar de Alhaurín de la Torre y aspira a entrar en Medicina.
Todos coinciden en que en el bachillerato de salud, para acceder a carreras sanitarias, lo peor es la competitividad que hay entre ellos. Pablo, alumno del IES de Huelin dice que «hay mucho individualismo, tus compañeros de clase se convierten en tus rivales y a mí eso no me gusta. Yo estoy en el tecnológico y no hay tanta rivalidad, pero los que están en salud se quejan de que nadie les ayuda en la clase, que si tú le preguntas a un compañero no te va a responder porque le están dando beneficio a un rival».
No siempre ocurre así y en otros itineriarios prima más el compañerismo. « Hay presión y la gente está nerviosa, pero en nuestra clase, no pasa como en salud: estamos unidos y nos ayudamos entre nosotros. Antes de cada examen, sobre todo en Física, nos juntamos varios y repasamos entre todos», cuenta Javier, alumno del tecnológico en el IES San José.
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Paloma, que estudia en el colegio El Pinar , tiene claro que quiere ser controladora aérea, pero hace la selectividad por si acaso. «Lo que más me preocupa es pasar la prueba de acceso para poder hacer el curso. Hay un examen que te puedes preparar y buscar cursos, pero hay una prueba psicotécnica que depende de tus capacidades y si no la pasas no puedes entrar, y eso es lo que me da más miedo. Me presentaré a selectividad de todas formas por si no apruebo o por si no es lo que me esperaba. Intentaré hacerla lo mejor posible porque en ese caso haría una ingeniería.»
María, del IES Sierra Bermeja, la única del grupo que estudia el bachillerato de sociales, explica que no solamente se trata de saberse bien el tema, sino que el tiempo es muy importante. «Muchas veces la gente sale llorando de un examen, porque aunque se han esforzado y están bien preparados no les ha dado tiempo a terminarlo».
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Compatibilizar las obligaciones de clase con aficiones y otros intereses también se convierte en un reto en esta etapa: María y Pablo estudian en el Conservatorio y tienen que robarle tiempo al descanso o al sueño. Javier, que compite en triatlón cree que es cuestión de organizarse, pero admite que hay momentos en que le gustaría tener un poco menos que estudiar para poder dedicarle más tiempo al deporte. «A veces tienes que renunciar a algo, a pasar tiempo con los amigos o a algún entrenamiento.»
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