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Parada obligada de los guías que dirigen a los turistas por las calles del Centro de Málaga para explicarles la historia de los monumentos y lugares más emblemáticos, el edificio que albergó el legendario café cantante del Chinitas vuelve a la luz justo cuando el histórico café Central se apaga. Tras más de un año de obras, el inmueble ya ha sido remozado para albergar una decena de apartamentos turísticos de varias superficies y un amplio restaurante en su planta baja, que ha quedado en bruto a la espera de que algún operador se interese por dar uso a este lugar.
La recuperación de este edificio del pasaje de Chinitas ha corrido a cargo de Alicia Lapaz Proch, hija de Adolfo Lapaz, uno de los pioneros del turismo en la Costa del Sol, propietario de varios hoteles en Torremolinos. A raíz de la venta de uno de estos establecimientos, Alicia no dudó en invertir en un nuevo proyecto y para ello puso sus ojos en el edificio que albergó el Café de Chinitas, que inicialmente iba a ser rescatado por la cadena Soho Boutique Hotels.
Más de siete millones de euros ha empleado finalmente aquí esta empresaria que reparte su residencia entre Málaga y Suiza y que, junto con su marido, han mimado especialmente el proyecto de recuperación, digirido por el arquitecto Rafael Salas Pulido.
SUR, que ya estuvo en el inicio de las obras, ha podido tener acceso al resultado de una rehabilitación que supone la recuperación de un lugar mítico de Málaga. En los muros de este inmueble, construido en torno a 1857, aún resuenan los cantes por malagueñas de Juan Breva y Antonio Chacón, y los aplausos a las actuaciones de Estrellita Castro, Pastora y Tomás Pavón, Manolo Caracol, Cojo de Málaga y Juanito Valderrama, entre otros muchos artistas. Aún parece sentirse la presencia de Federico García Lorca, Picasso, Salvador Dalí o Vicente Aleixandre, sentados en la estrechez de unas mesas que apenas si cabían en la primera planta del edificio del pasaje de Chinitas que toma su nombre del legendario café cantante que cerró sus puertas en 1937 pero que sigue muy presente en la memoria de la ciudad.
Tras las obras, llama especialmente la atención las posibilidades que ofrece la planta baja, que puede dar cabida a un restaurante de unos 300 metros cuadrados. Un buen número de columnas de mármol, algunas de ellas en dos grupos de cuatro para enmarcar la entrada al local, jalonan este espacio, en el que dibujan la forma de un decágono para marcar la estructura de un patio superior, en el que se han colocado nuevos bajantes de cerámica verde.
En este enclave junto a la plaza de la Constitución se encontraba el convento de las monjas agustinas descalzas, del que se conserva una portada. Este cenobio fue derribado a mediados del siglo XIX tras ser adquirido por Antonio María Álvarez de Quindós y Gutiérrez de Aragón, un acaudalado personaje que había sido gobernador civil y militar de Málaga.
Para su disfrute personal habilitó en la primera planta de este edificio del nuevo pasaje, al que inicialmente prestó su apellido, «un teatrillo para uso particular y una reducida corte de amigos», que terminó convirtiéndose en el Café de Chinitas, conocido por sus ilustres artistas y visitantes, y también por las juergas, peleas y excesos, que estuvieron detrás de varios cierres (y posteriores aperturas) a lo largo de los años.
La constructora Bilba, que también lleva a cabo un proyecto de seis apartamentos turísticos en un edificio contiguo, ha sido la encargada de remozar el edificio que albergó el Café de Chinitas, en cuya fachada permanece el mosaico que recuerda la popular composición de García Lorca 'En el Café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano: Soy más valiente que tú, más torero y más gitano'.
Eduardo Criado, de Studio1969, es el interiorista que ya ha diseñado cómo podría ser la decoración de los apartamentos y el restaurante, que ocupará el lugar donde hasta los primeros años de la pasada década estuvo el conocido negocio de tejidos Romero de la Cruz.
Solo falta ahora por concretar qué futuro le espera al uso del inmueble tras su reforma. Sus propietarios tiene la intención de alquilar o vender el complejo de apartamentos, y el local para el restaurante, juntos o por separado, ya que tienen licencia de actividad independiente. No obstante, tampoco descartan la opción de explotarlos ellos mismos.
¿Se reeditará aquí el café cantante del Chinitas? ¿Volverán los cantes flamencos y la copla a este rincón del corazón de Málaga? Solo el tiempo lo dirá. Para ello, tendrían que tramitarse los permisos para que el restaurante pueda ser con música, algo complicado al encontrarse esta zona dentro de las declaradas como acústicamente saturadas por el Ayuntamiento.
No obstante, los promotores del proyecto confían en que finalmente pueda desarrollarse un negocio de hostelería de nivel que ponga en valor el pasado histórico del sitio. Eduardo Criado, autor del diseño interior del restaurante Kaleja, en calle Marquesa de Moya, y de otros proyectos de apartamentos en el Centro, ya ha realizado unas recreaciones en las que imagina que combina decoración actual con el toque antiguo que dan las columnas de mármol. ¿Cuánto falta para verlo hecho realidad? Solo el tiempo dirá si regresan los cantes al Chinitas.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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