El Centro Oceanográfico de Málaga vuelve a la capital después de cuatro décadas en el puerto pesquero de Fuengirola, a donde se trasladó de forma provisional en 1983. Lo hace a lo grande, en un edificio de casi 5.000 metros cuadrados y en el ... que se han invertido casi siete millones de euros entre su construcción (5,6 millones) y el equipamiento. También con ambición, porque está llamado a convertirse en un referente nacional en investigación oceanográfica, que atraiga inversión, investigadores jóvenes y también científicos de otros institutos.
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Aunque sin inauguración oficial –cuya fecha está por concretar–, ayer lunes abrió sus puertas en su nueva sede del Muelle de San Andrés, en el Puerto de Málaga. «Faltan algunas actuaciones en esta complicada mudanza, como la inspección de Bomberos la próxima semana o la actualización del contrato de limpieza«, aseguraba ayer su director Ángel David Macías. Pero este 2 de septiembre de 2024 el edificio empezó su rodaje con la totalidad de su plantilla (95 trabajadores de personal investigador y cinco, de administración) después de que el pasado viernes cerrase definitivamente su sede de Fuengirola.
Queda aún pendiente el traslado a Málaga de todas las colecciones (sedimentología, bacterias, fauna y fondos marinos) que atesora este centro, uno de los nueve que tiene el Instituto Español de Oceanografía (organismo dependiente del CSIC) y en el que trabajan ocho grupos de investigación dedicados al estudio de los recursos pesqueros, al conocimiento y conservación de la biodiversidad marina, al seguimiento de los efectos del cambio climático y la contaminación en los ecosistemas, al cartografiado de los fondos marinos o a la evaluación de riesgos geológicos como tsunamis o volcanes submarinos, entre otros. «Echar a andar un edificio de estas características nos obliga a cumplir con muchas normativas de mantenimiento de equipos, que ha habido que volver a revisar tras tres años parados», indicó Macías.
El Centro Oceanográfico regresa así a la que siempre fue su sede natural. Desde su germen, con la creación de la modesta Estación de Biología Marina de Málaga en 1911, y tras su integración en el Instituto Español de Oceanografía en 1914, este centro siempre ha desarrollado su actividad en la capital hasta que en los años 80, debido a un problema de espacio, se trasladó 'temporalmente' a Fuengirola.
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En 2004 se produjo la primera petición del Ayuntamiento de Málaga para que el Puerto ofreciera un espacio con la finalidad de acoger las instalaciones oceanográficas; en 2010 se firmó la cesión de terrenos y en 2016 comenzaron las obras adjudicadas a Sando con un plazo de ejecución de 18 meses. Sin embargo, problemas de cimentación retrasaron el proyecto, que se terminó en 2020. Desde entonces ha habido que sortear otros. El último, la realización de una nueva acometida eléctrica, ya que al demorarse la construcción tres años, los puntos de electricidad inicialmente reservados por Endesa ya no estaban disponibles. La firma del contrato con ella era el paso necesario para obtener una licencia de primera ocupación, que llegó el pasado mes de junio y que ha permitido el traslado de todo el mobiliario de oficina y laboratorio a sus dependencias a través de unos ascensores que, aunque funcionaban, no podían utilizarse hasta lograr ese permiso de la compañía eléctrica.
Entre tanto, Ángel David Macías fue designado nuevo director de este centro investigador el pasado 1 de marzo en sustitución de la bióloga Mari Carmen García, primera mujer en estar al frente de esta institución centenaria. Fueron dos años «intensos», según reconocía ella misma en un entrevista a SUR, al haber tenido que lidiar con enormes cambios administrativos por las obras del nuevo edificio y muchas dificultades al dejar de ser un instituto independiente, un organismo público de investigación, para integrarse en una estructura más grande como es el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
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Macías recogió el testigo «con ilusión», pero consciente de la «enorme responsabilidad» que asumía en un momento crucial. Ahora este científico titular del Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC) mira al futuro con el fin de convertir al centro de Málaga en un gran referente investigador, con instalaciones acordes a sus necesidades profesionales. Sumarán en dos meses 14 nuevos investigadores y cinco trabajadores más para el área de administración. Asimismo, el nuevo centro se vestirá de largo en las próximas semanas para acoger varios eventos científicos a nivel nacional e internacional.
El germen del actual Centro Oceanográfico de Málaga fue la modesta Estación de Biología Marina que se creó en el barrio de La Malagueta, en 1911, gracias a las gestiones del oceanógrafo Odón de Buen. Pese a los escasos medios de esta estación, un reducido equipo de biólogos, físicos y químicos se convirtieron en los pioneros de la investigación en biología marina, pesquerías y oceanografía del mar de Alborán, del Estrecho de Gibraltar y del Golfo de Cádiz.
En 1929 se puso la primera piedra de un nuevo y flamante edificio con múltiples laboratorios, un acuario y un museo en el paseo de la Farola. Seis años después terminaron las obras del denominado Centro Internacional de Estudios Marinos de Málaga. Sin embargo, apenas dio tiempo a realizar el traslado cuando estalló la Guerra Civil y la Armada ocupó el inmueble para establecer su base naval. A finales de 1939 se instaló la Comandancia Militar de Marina en el ala sur y se entregó al Oceanográfico el resto del edificio. Allí se mantuvo 45 años hasta que culminó el desalojo del IEO, que se trasladó al nuevo Centro Oceanográfico construido en el puerto pesquero de Fuengirola, que se inauguró finalmente en 1983. 40 años después, vuelve a la capital malagueña en un inmueble, de planta baja más tres, que se distribuye entre la parte sur, donde van los despachos de dirección, administración y la biblioteca, todos ellos abiertos al mar y muy luminosos. Y los laterales este y oeste, donde están los despachos y los laboratorios. El edificio cuenta con una terraza de casi 360 grados e «inspiradora» para los 95 investigadores que forman este instituto.
El primero de ellos será del 16 al 20 de septiembre. En esos días, habrá una reunión de trabajo de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) en la que expertos de nueve países pondrán en común métodos para el estudio de la reproducción y crecimiento de varias especies de pequeños túnidos y de esta forma mejorar el asesoramiento científico que este organismo ofrece para una explotación sostenible de los recursos.
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Posteriormente, del 1 al 3 de octubre tendrá lugar la asamblea general y workshop de MonGOOS (The Mediterranean Oceanographic Network for the Global Ocean Observing System) que reunirá a una treintena de científicos que discutirán sobre las últimas novedades e innovaciones en oceanografía operacional.
Por último, el 26 y 27 de noviembre este Centro Oceanográfico cogerá el mayor congreso europeo sobre Comunicación en Ciencias Marinas, en el que participará un centenar de expertos. «Para entonces, ya estaremos a pleno rendimiento», estimó Macías.
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