El edil no adscrito, el tránsfuga de Ciudadanos Juan Cassá, ha pasado de ser el disidente del equipo de gobierno a volverse obediente. La secuencia ... es la siguiente: dio el portazo en Ciudadanos el pasado 4 de mayo, se quedó en el Ayuntamiento y en la Diputación como un alma libre y con su acta de concejal y diputado, desató todas las alarmas de una posible moción de censura con el PSOE y Adelante Málaga (que los naranjas dicen que se quedó en el tintero porque el Gobierno no lo estimaba oportuno en pleno estado de alarma y con la vuelta triunfal de De la Torre al Ayuntamiento tras su convalecencia), y lleva un par de semanas asombrando a propios y a extraños asumiendo la disciplina del equipo de gobierno, PP y Ciudadanos, pero sin posicionarse abiertamente en sus mensajes. Pero ayer, para dejarlo bien claro, hacía una declaración de intenciones poniendo cara de niño bueno nada más empezar la comisión de Medio Ambiente por si hubiera alguna duda: «Voy a votar igual que el equipo de gobierno e igual que la señora Losada». La especificación de que el sentido de su voto iba a ser como el del equipo de gobierno hubiera bastado, pero hacía el matiz de que también iba a ser el mismo que el de la portavoz de Ciudadanos, cuando todo hijo de vecino sabe obviamente que gobernando con el PP, y sin una crisis aún fuerte en el horizonte, el posicionamiento es el mismo. Curiosa coletilla.
Entre bambalinas cuentan ediles de casi todas las cuerdas que el exnaranja ha venido contando por los pasillos virtuales que no iba a dar ruido, y que no iba a estar criticando a Ciudadanos, que esa no era su línea. Algunos, incrédulos aún de que el díscolo haya vuelto al redil, se escaman porque estuviera blanqueándose para futuras aproximaciones al PSOE, donde curiosamente no les hace gracia que a Cassá se le diga tránsfuga. Incluir a un edil así para una moción de censura es difícilmente vendible, máxime cuando se trata de desbancar a uno de los regidores más populares del país, disfrutando ahora en el cenit de su etapa profesional, dos décadas al frente de la Alcaldía, tras su convalecencia y su paseo por los medios locales, regionales y nacionales del país ofreciendo entrevistas.
Las comisiones siguen siendo tristemente enlatadas
A punto de salir el país del estado de alarma, el próximo 21 de junio, el Ayuntamiento recobraba ayer la normalidad institucional a medias, ya que las comisiones ordinarias (Medio Ambiente y Urbanismo) siguieron el modelo 'pandemia' y fueron telemáticas cuando 15 ediles como son podrían sentarse perfectamente con la separación de seguridad de 1,5 metros en la sillería (la mitad de la Corporación). Al menos sí se puso en marcha la audiencia pública a los ciudadanos e intervino un representante de los vecinos de El Romeral.
La decisión de que se celebren en el modo enlatado viene por un informe de Salud Laboral del Ayuntamiento, que recomendaba el 3 de junio, en la segunda fase, que no fuesen presenciales para evitar contagios. Pero en esta nueva normalidad, el informe se antoja desfasado. Ayer no hubo pocos problemas técnicos en Medio Ambiente, ediles que se perdían en las ondas, no pudieron votar telemáticamente, y en cada partido uno lo hacía por los demás cuando Secretaría General dejó claro en su día que debía quedar constancia del voto de cada edil de forma individual. En fin, el hastío por este sistema es más que patente.
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