Cristóbal Urbano, delante de la puerta de la unidad de hemodinámica. FRANCIS SILVA
Jefe del servicio de cardiología del Hospital Regional de Málaga

Cristóbal Urbano: «Nos preocupa que haya cada vez más infartos en personas de 30 a 40 años»

«Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en los países occidentales, por delante del cáncer, el Covid y el resto de patologías»

Ángel Escalera

Málaga

Jueves, 29 de septiembre 2022, 00:36

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en los países occidentales. Muchos de esos fallecimientos podrían evitarse si la población cuidara más el corazón mediante estilos de vida sanos, con una buena alimentación, haciendo ejercicio físico y no fumando, manifiesta en esta entrevista ... el jefe del servicio de cardiología del Hospital Regional de Málaga (antiguo Carlos Haya), Cristóbal Urbano, con motivo de celebrarse hoy el Día Mundial del Corazón. Este experto dice que a los cardiólogos les preocupa que ven cada vez más casos de infartos agudos de miocardio en personas de 30 a 40 años, cuando antes eso era algo excepcional.

Publicidad

-¿Qué objetivos se buscan con la celebración del Día Mundial del Corazón?

-Creo que se pretende dar visibilidad a la importancia que tienen las enfermedades cardiovasculares en nuestra sociedad. Es un problema mundial de primer orden, pero no hay una concienciación real de ello. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en los países occidentales, por delante del cáncer, el Covid y el resto de patologías. Los profesionales no estamos sabiendo, quizás, transmitir la importancia que tiene el cuidado de la salud cardiovascular para disminuir las muertes. A la gente se le dice que tiene un diagnóstico de cáncer y asume que la mortalidad es alta, pero si se le dice que padece fibrilación auricular, una arritmia o una insuficiencia cardiaca, no le impacta tanto.

-Digamos que la población, en líneas generales, no tiene la percepción de la importancia de cuidarse el corazón.

- Esto es como una inversión a futuro. Los mensajes que transmitimos tal vez no calen tanto, porque la gente no ve un peligro real hasta que sufre un infarto o una angina de pecho. Para evitar llegar a ese punto hay que hacer una prevención 10 años antes e, incluso, desde la infancia de ser posible. Y, claro, hay que invertir en cosas que son incómodas: el ejercicio físico, una dieta saludable, el control de la tensión y no fumar (el tabaquismo es la espada de Damocles para estas enfermedades). Ese concepto de prevención es clave. La sociedad debe saber que si no se hace así, la mortalidad cardiovascular seguirá siendo la primera causa tanto en hombres como en mujeres. Hay que tomar esta prevención como una inversión en salud. Hacer una dieta mediterránea es más difícil y caro que comprar comida rápida. También hay que evitar que los jóvenes empiecen a fumar.

-

«La gente no ve un peligro real en las enfermedades cardiovasculares hasta que sufre un infarto o una angina de pecho»

O sea, hay que mejorar mucho en concienciación social en cuanto a las enfermedades cardiovasculares se refiere.

Publicidad

Si te dicen de un día para otro que tienes un tumor, tomas conciencia inmediatamente de lo que te puede pasar, pero si yo le digo a una persona joven que deje de fumar o no fume, porque el tabaco puede repercutir en que sufra un infarto, una angina de pecho o un ictus, siente la inmortalidad en su forma de vida. Creo que esa es la dificultad de llevar a cabo esas preventivas. La prevención es la clave para bajar la mortalidad cardiovascular.

-Las enfermedades del corazón, en números absolutos, son más frecuentes en los hombres, pero ¿por qué son más difíciles de diagnosticar en las mujeres?

-La mujer tiene un efecto protector hasta la llegada de la menopausia. Después, la enfermedad cardiovascular presenta efectos más graves en las mujeres que en los hombres. Lo que pasa es que en el cómputo global de todos los grupos de población, el hombre tiene mayor mortalidad, pero en las mujeres de edad avanzada posmenopáusicas, la mortalidad es mayor que en el hombre, sobre todo por enfermedad de las coronarias y por la insuficiencia cardiaca. Y, por otro lado, está el problema del infradiagnóstico de las patologías cardiacas en la mujer. Hay que dar una vuelta de tuerca desde el sistema sanitario para corregir esa desviación.

Publicidad

Practicar ejercicio físico

-Otro factor preventivo importante es el ejercicio físico. ¿Cuál recomienda para mantener el corazón lo más sano posible?

-Lo que nunca hay que hacer es pasar de cero a cien. El otro día escuché la charla de un miembro del comité de bioética nacional, que dijo que uno no toma conciencia de la muerte hasta que ronda los 50 años. Estamos viendo que muchas personas de esa edad que no hacían deporte, de repente notan que su cuerpo se va deteriorando y que tienen que realizar algo para frenarlo. Y empiezan a correr o a montar en bicicleta. Nosotros recomendamos lo que llamamos una pirámide de actividad física. Hay que empezar por la base, es decir, reducir el sedentarismo. Subir escaleras en vez de coger el ascensor o que andar sea el eje sobre el que pivotar el ejercicio es bueno. También es recomendable hacer fortalecimiento muscular dos o tres días a la semana, trabajar la flexibilidad y la elasticidad. El pilates o el yoga son buenas prácticas para desengrasar y mover el cuerpo para prepararlo para la actividad cardiovascular y los ejercicios de fuerza de tres a cinco días semanales.

¿Caminar a diario es la base para evitar el sedentarismo?

-Ciertamente. Caminar debe ser la base del ejercicio físico y hacerlo a un ritmo rápido que permita hablar de forma mantenida, pero con cierta dificultad. Yo siempre digo que en el deporte hay que practicar algo que te divierta para que te enganche y, de ese modo, no lo dejes. La constancia es más importante que el tipo de deporte. Puede ser hasta un baile de salón para gente mayor.

Publicidad

-¿Es cierto que se está reduciendo los infartos y las anginas de pecho, pero está subiendo la insuficiencia cardiaca asociada al envejecimiento?

-La insuficiencia cardiaca es la vía final de todas las cardiopatías. Todas las personas que sobreviven a los infartos y a las anginas de pecho, si el corazón ha sufrido un daño grave y no se ha podido recuperar con el tratamiento, acaban teniendo insuficiencia cardiaca. Hemos conseguido disminuir mucho la mortalidad por infarto agudo de miocardio, lo que ha hecho que la población llegue a tener más edad. Cuando sobrevive un paciente con una cardiopatía previa, el camino final en la mayoría de los casos es la insuficiencia cardiaca. Como hemos logrado que mueran menos pacientes por infarto, esa prolongación de vida hace que lleguen a las consultas más enfermos añosos con cardiopatías evolucionadas o que han podido empeorar a lo largo de los años y eso acaba en una insuficiencia cardiaca, que tiene una mortalidad mayor que la del cáncer. Es una de las patologías que requiere cuidados paliativos. El lado positivo es que contamos con más armas terapéuticas para tratar la insuficiencia cardiaca y buscar el origen que la ha provocado. Cualquier patología cardiaca acaba en una insuficiencia entendida como la incapacidad del corazón de bombear la sangre que necesita el organismo para funcionar.

«El hábito de la comida rápida y de no dar la importancia a una alimentación saludable nos va a pasar factura a todos»

-En los grupos de gente más joven, de entre 20 y 40 años, ¿los problemas cardiacos son de origen congénito o también están asociados a estilos de vida inadecuados?

Publicidad

-Aunque no dispongo de datos concretos, la sensación que tenemos los cardiólogos es que los infartos están apareciendo cada vez en gente más joven y con una enfermedad muy agresiva, en personas de entre 30 y 40 años. Eso era antes algo excepcional y ahora lo vemos cada vez más. Nos está preocupando. Es gente nacida en los años ochenta y principio de los noventa del siglo pasado a la que le ha podido influir el cambio social, en comparación con los nacidos en los años sesenta y setenta, en cuanto a los hábitos de alimentación y del tabaco. Estamos convencidos de que la comida rápida y no dar importancia a una alimentación saludable nos va a pasar factura a todos. Otra cosa son las cardiopatías congénitas, que han evolucionado de una forma fantástica con los diagnósticos prenatales, de tal forma que la mayoría de los problemas se diagnostican antes del nacimiento y se puede prever cuál es la actuación a seguir. Ahora vemos a muchos niños que llegan a la edad adulta, algo que antes no era posible.

-Uno problema de la sanidad es el de las listas de espera. ¿Se ha logrado en su servicio acortar las demoras en los diagnósticos?

-En ello estamos trabajando. Hemos conseguido normalizar la situación después de la pandemia. Hemos llevado a cabo para ello varias líneas de colaboración con atención primaria. El Covid nos obligó a que las teleconsultas tuvieran un papel primordial. Hemos organizado el servicio de cardiología de tal forma que ahora no tenemos ninguna alerta de incumplimiento de plazos. Tenemos 60 días de garantía para una primera visita y de 30 días para una prueba diagnóstica. Y lo estamos cumpliendo. Gracias al esfuerzo hecho tanto en el hospital como en el CARE, y explotando todos los recursos de que disponemos, hemos abierto consultas por la mañana y por la tarde, lo que nos ha permitido quitar el tapón que se creó con el Covid. Somos una especialidad muy autosuficiente. El 90 por ciento de las pruebas que necesitan los pacientes las hacemos los cardiólogos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad