La capilla del puerto de Málaga afronta su primera gran obra de rehabilitación

La propuesta del contrato tiene un valor de casi 187.000 euros y un plazo de ejecución de sólo cuatro meses. Las empresas interesadas tienen hasta el 2 de diciembre para presentar sus ofertas. El objetivo es, según el pliego de la licitación, «la rehabilitación respetuosa del edificio, recuperando algunas de las características que han ido desapareciendo en las intervenciones previas, con el mantenimiento de su integridad e impronta, sin alterar la esencia y sus matices, reintegrando su esencia material y constructiva en pos de su valor de autenticidad».

Se trata de una de las iniciativas principales de la Autoridad Portuaria dentro del programa de actos para conmemorar el 150º aniversario de su junta de obras. El proyecto de rehabilitación y acondicionamiento ya está terminado, a cargo del equipo de arquitectura granadino de Fresneda & Zamora, con la colaboración del arquitecto técnico malagueño Pablo Pastor.

Sobre el destino que se va a dar a este edificio enclavado entre locales de restauración del centro comercial Muelle Uno, el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio, ya adelantó a SUR que se ha encargado una escultura de la Virgen del Carmen al imaginero Juan Vega, que presidirá esta capilla.

Esta capilla, que forma parte del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, por lo que tiene protección arquitectónica, tiene su origen en una anterior construida a finales del siglo XVI y que era un pequeño oratorio dedicado a Nuestra Señora de Puerto Salvo, que se encontraba en el muelle de Levante. Debido a su mal estado, fue reemplazada en el siglo XVIII por el edificio actual, que se inauguró en torno al año 1732, dedicado a Nuestra Señora de la Concepción, según se apunta en la 'Guía Histórico-Artística de Málaga' de Rosario Camacho.

En el siglo XX, la capilla necesitó de nuevas reparaciones y retomó su uso como lugar de culto dedicado a la Virgen del Carmen. En los años 70, su estado volvió a ser muy precario, ya que la parte alta se dedicaba a vivienda de alquiler y la baja a almacén. Con proyecto del arquitecto Enrique Atencia, la capilla fue trasladada a su actual emplazamiento en el paseo de la Farola, moviendo piedra a piedra.