Un Benítez con más posibles

Todo quedó pendiente de que la Junta diera el visto bueno a terminarlo, siempre y cuando desdoblara el arroyo del Cañuelo, pero el Consistorio presentó una serie de medidas blandas como absorbedores o desvíos de agua, que han tenido el visto bueno del Gobierno andaluz por lo que ya hay vía libre para pasar a finalizar el parque metropolitano, cuya inversión se estima en 4,7 millones de euros.

En vista de que el Ayuntamiento va a retomar la infraestructura, los ediles de Adelante Málaga, Eduardo Zorrilla y Nicolás Sguiglia, visitan el paraje, recuerdan el millón de euros que se tiró en infraestructuras fallidas y robadas y piden mejoras para «un sitio que tiene muchas posibilidades».

La entrada es decorosa, sí, pero Zorrilla le ve un fallo crucial: «Sigue sin ser accesible; no es lógico que un parque, que es un lugar de esparcimiento para todos, sea intransitable inaccesible para parte de la población«, entre las que se incluyen los que tengan dificultades para moverse, ya que el camino está lleno de piedrecitas, los que vayan en silla de ruedas e incluso los padres que lleven a sus hijos en cochecitos. También reclaman que la única entrada no sea la que está frente al centro comercial Plaza Mayor, ya que a su juicio sería muy interesante habilitar la de la portada del campamento, justo donde para un autobús que va y viene al centro de Málaga.

Lo cierto es que hay una senda para bicicletas en la entrada inexistente por la antigua N-340, pero sigue faltando un acceso en condiciones, como subraya ambos.

En cuanto al lago, cuyos plásticos siguen dominando el horizonte, mejor que aterrarlo, Zorrilla y Sguiglia ven la posibilidad de que sea una zona de skate park o una pista de patinaje para niños, al fin y al cabo, ¿quiénes disfrutan más que ellos de los parques?

Pero como hito del enclave, Sguiglia subraya que bien podría ponerse en marcha un centro ambiental para los más pequeños en el que hubiera ciertos animales de granja para enseñarles cómo es la vida en el campo, algo de agricultura y talleres ambientales para que aprendan a conocer y cuidar la naturaleza. También echan en falta una zona de juegos rústica, donde los más pequeños puedan pasar un rato saltando. No está sucio, pero falta que se desbrocen amplias zonas de llanura. En fin, lo que quieren los ediles de Adelante es un Benítez con más posibles.

Quedará reflejado en las actas del pleno, ya que en la comisión de Derechos Sociales el presidente y concejal del área Francisco Pomares hacía constar las condolencias de toda la Corporación a la edil socialista Lorena Doña. «El mayor de nuestros pésames a ella y a su familia, en estos momentos tan complicados a nivel profesional y personal le mandamos nuestro cariño», que subrayaba antes de empezar la sesión.

La reseña era por el fallecimiento de su padre, José Doña Méndez, de 69 años, la semana pasada aquejado por el maldito Covid-19. Esta pandemia se viene cebando en la familia de Lorena desde el mes de marzo, cuando ya en el confinamiento dieron positivo tanto su hermana Esther Doña, como su marido, el marqués de Griñón, Carlos Falcó, que acabó falleciendo a causa de la misma.

A finales de octubre el contagio se hizo patente entre los miembros de su familia, en Málaga, y dieron positivo los padres de Lorena, su abuela y un hermano. Fue la edil la que llevó a su padre al hospital, motivo por el que estuvo confinada pese a no estar contagiada. Afortunadamente, su abuela ya está fuera de peligro al recibir el pasado viernes el alta. Con el corazón en un puño y las lágrimas en las mejillas, Doña contaba la estrecha relación que tenía con su padre. «Era una persona muy alegre y muy risueña y nos hacía la vida fácil a todos. Para que veas, mi abuela, que no era su madre, siempre le daba la razón: tiene verdadera devoción por mi padre«.

El 8 de diciembre sus padres cumplían 45 años juntos. «¿Qué te puedo decir de mi padre? Pues que era un hombre excepcional, que mi madre y él seguían enamoradísimos y que ese cariño no los inculcaban en casa. Y que era tremendamente generoso», como explica sin consuelo. Pese a la pena, que le embarga, no deja de dar las gracias a los médicos que les han atendido tanto en el Hospital Regional de Málaga (antiguo Carlos Haya) como a su doctora del centro de salud de Capuchinos, Gertrudis Moya. «Son super-heroínas, super-héroes, les estamos todos muy agradecidos».

Para terminar, Doña decía no entender cómo todavía hay negacionistas con lo mal que lo han pasado en su familia. «De verdad que es absolutamente incomprensible».