![Francisco Herrero y su hijo Carlos atienden a dos clientas que pasan por la tienda.](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2024/04/15/herrero--758x531.jpg)
![Francisco Herrero y su hijo Carlos atienden a dos clientas que pasan por la tienda.](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2024/04/15/herrero--758x531.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
La colección de temporada para el invierno se aprecia a primera vista. Los zapatos para estar en casa están revestidos en su interior por un material suave y lanoso, que envuelve el pie para evitar esa desagradable sensación de frío que empieza por abajo y ... contagia todo el cuerpo. Las zapatillas de deporte y el calzado más clásico para hombres y mujeres completan una oferta que se percibe amplia. «El negocio del calzado depende mucho del tiempo que hace fuera. En verano se vende mucho más, pasamos más tiempo en la calle», dice Francisco Herrero, al que todo el mundo conoce por Paco. Así habría sido siempre.
Desde 1966 existe Calzados Herrero. En la misma calle y en el mismo barrio: calle Obispo Bartolomé Espejo, en Ciudad Jardín. Algunas crisis ha sobrevivido este pequeño comercio familiar. La pandemia del coronavirus fue una de las peores. Tirar la toalla o bajar la persiana para especular con el local nunca ha sido una opción para Francisco Herrero.
Ahora, con 62 años, sigue atendiendo de la misma manera que lo aprendió de su padre: con una sonrisa y una amabilidad no impostada. Escuchando a su propietario relatar la historia de este pequeño comercio, uno se da cuenta que Calzados Herrero es muchas cosas. Un proyecto de tres generaciones, un lugar donde los que entran y salen todavía se conocen por su nombre, un negocio en el que ofrecen un producto a un precio justo.
También es la zapatería más antigua que sigue abierta en Málaga, después del cierre de Calzados Hinojosa. En 1966, el padre de Francisco, Félix Herrero, decidió que quería pasar sus últimos años de vida cerca del mar. Esa fue la motivación para cambiar el municipio de Don Benito por Málaga. «Ciudad Jardín estaba empezando a formarse, mucha gente de los pueblos de la provincia vinieron a la capital», recuerda.
En este traslado familiar de las tierras áridas de Extremadura a la Costa del Sol, Francisco acababa de cumplir cuatro años. Siendo el más pequeño de tres hermano, «el mimado», decidió hacerse cargo del negocio cuando su padre tuvo que apartarse de manera definitiva a los 79 años al sufrir un derrame cerebral. «Estuvo allí hasta el último día, aunque ya sólo unas horas diarias y, luego, año y medio en la cama hasta que se fue», rememora Francisco.
«Eran otros tiempos, su mentalidad era similar a la de los chinos de hoy: trabajar por el bien de tu familia y privarte para que los tuyos tengan un futuro mejor». Lo importante que es un calzado adecuado se suele constatar cuando aprieta. Sólo entonces. Comprar 'in situ' en vez de optar por internet ofrece ventajas. En Calzados Herrero cada compra recuerda a un pequeño ritual. «Yo miro por el talón. Como regla general, debe sobrar un dedo, pero con el zapato sin abrochar. Pero varía según el ancho del pie. A mayor ancho debe quedar más hueco. Los pies canijos tienen que quedar justitos de largo», explica Francisco.
Es martes y el reloj acaba de dar las once de la mañana. Sorprende el trasiego continuo de clientes que entran y salen. Enero sería el mes más flojo. Una de ellas es María García, vecina del barrio. Busca calzado para el trabajo y unas zapatillas de deporte para la familia. Francisco da algunas recomendaciones y pregunta por las preferencias. Unos minutos más tarde, María está pagando por cinco pares diferentes. «Vengo desde que soy chica. La atención es divina y la calidad también», detalla.
Francisco Herrero apuesta sólo por marcas españolas. Una vez al mes, coge la furgoneta y se desplaza hasta Alicante, donde están las empresas que todavía fabrican calzado en España. Antaño una gran potencia, la irrupción del calzado 'made in China' ha supuesto una enorme escabechina. «Ha sido un antes y después. Un roto para muchas familias. A muchas las conocía desde hace décadas. Subías y te decían con lágrimas en los ojos que ésta era la última venta, que el mes que viene tenían que cerrar», señala.
La supervivencia de Calzados Herrero, por lo pronto, está garantizada para los próximos. Apuntala en varios pilares. Primero, el local de cien metros cuadrados que ocupa la zapatería es en propiedad. Segundo, cuenta con una clientela fiel. Niños que se convierten luego en padres. Padres que se convierten en abuelos. Y, lo más importante, este comercio familiar cuenta con relevo generacional.
Carlos Herrero, que ahora tiene 33 años, quiere convertirse en la tercera generación. En una de las estanterías luce una foto de su abuelo, que Carlos contempla con admiración. «Sí que te sientes orgulloso de lo que han montado mi abuelo y mi padre», reconoce. Heredar un negocio que está rodado y funciona se intuye como el sueño de cualquier joven. «Es verdad que es un sitio que va bien. Pero también está la presión de mantener el comercio a flote. A ver si ahora conmigo va a ir a peor…», reflexiona.
Hay detalles en Calzados Herrero que recuerdan a otra época. Detrás del mostrador se conserva aún un tomo grueso en el que se apuntaban todas las compras que se dejaban «a fiar». Una práctica muy común entonces, que ahora está en peligro de extinción. Lo que sigue igual que en 1966 es la atención y la calidad humana en el trato, principal arma para no sucumbir en tiempos de Amazon y Zalando.
Francisco Herrero habrá calzado cientos de miles de pies. Algunas veces le han preguntado si se quiere retirar. «Ahora, que sé que mi hijo va a seguir, me puedo plantear la jubilación. Si no, no me iría». Antes de seguir atendiendo, lanza un mensaje de agradecimiento a sus clientes: «Son la esencia de esta humilde tienda de barrio, que abrió sus puertas una mañana de febrero de 1966».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.