El calvario forestal de los pinos en Málaga: el viento acelera los efectos de la sequía y las plagas

Media docena de trabajadores confluye al mismo tiempo en las distintas tareas, incluyendo las de inspección, retirada de material forestal, entresaca y limpieza. Los árboles están muy débiles por la sequía y eso hace que los insectos oportunistas se ceben con ellos. Si a eso sumamos los vientos fuertes del fin de semana y las escorrentías, el desastre forestal está garantizado. A simple vista, en torno al 10-15% de la masa forestal de estos céntricos espacios verdes está afecta por el color marrón. La vista también marca que los pinos afectados son los de mayor porte. No parece que los ejemplares jóvenes y los plantones de reforestaciones recientes estén dañados por ahora.

En la ladera que se sitúa al Oeste de las antenas, marcada por una fuerte pendiente, el esfuerzo de los técnicos es mayor. Decenas de troncos se desparraman ladera abajo a la espera de ser retirados. Se calcula que el número de árboles afectados en la ciudad de Málaga pueden rondar el millar. Pero no es un asunto exclusivo de la capital de la Costa del Sol: «Es una pena ver el monte público en Nerja, muy devastado», comenta a SUR un agente forestal. Desde el Ayuntamiento, que ha acudido a expertos de Montes de la Universidad de Córdoba, señalan que ya se están dando casos hasta en Asturias.

Las copas marrones manchan la estampa verde de los pinos carrascos, mayoritarios en estos montes. Y manchan también un intenso trabajo de reforestaciones y recuperación de espacios que el Ayuntamiento ha promovido en los últimos ocho años. En el entorno del Monte Calvario algunas de las estampas son desoladoras, con la ciudad a los pies del desastre.

Monte Victoria es uno de los parques forestales frecuentados por las familias malagueñas y amantes del senderismo o, simplemente del paeo por la naturaleza. Es de fácil acceso, ya que se puede llegar desde el Camino de los Almendrales, la calle Amargura, Conde Ureña o incluso desde las antenas del monte de las tres letras.

Así las cosas, el Servicio de Parques y jardines del Ayuntamiento de Málaga sigue investigando la muerte súbita de decenas de ejemplares de pinos y abetos en los parques forestales y en los montes de Málaga. La llamada «seca del pino» ocupa los mayores esfuerzos de este departamento desde hace meses. Lo más desolador es la velocidad con la que los ejemplares mueren.

Hay zonas de especial incidencia en la ciudad, como todo el corredor céntrico, Monte Victoria-Gibralfaro. Y las tareas de tala y limpieza están siendo acompañadas de tomas de muestras para análisis en el laboratorio.

En cuanto a la presencia de organismos oportunistas, que también están entre las causas del fallecimiento, al igual que ya fueron detectados por los técnicos municipales, los profesores de la universidad advirtieron la presencia de dos microorganismos: Matsucoccus sp y Thomicus sp. Se trata de insectos propios del hábitat de los pinos, habituales en estos árboles, pero que se ceban en los ejemplares debilitados previamente por la ausencia de agua. En función de los resultados de los análisis, el Ayuntamiento de Málaga está valorando ampliar el alcance del estudio con la Escuela de Montes de Córdoba.

Las últimas lluvias, del mismo modo que han dado la puntilla a los ejemplares enfermos, se espera que hayan podido servir para revitalizar a los árboles sanos. Sin embargo, en el entorno de la capital malagueña apenas se promediaron 15 litros por metro cuadrado durante un fin de semana en el que muchas zonas de la provincia superaron los 60 y hasta incluso los 90.

En este contexto, la «seca del pino» deja ya claros signos de declive en las masas forestales de Gibralfaro, Monte Victoria, El Morlaco, el Jardín del Recuerdo de Parcemasa y en el parque natural de Los Montes de Málaga, según los datos de la UMA.

El ambicioso plan de reforestación municipal, recientemente premiado, ha llevado a la ciudad a alcanzar los ocho millones de metros cuadrados de zonas boscosas; hay 31 de ellas, en las que se han sembrado 85.000 ejemplares en ocho años. SUR ya publicó el pasado otoño que el proceso de siembra se había visto frenado en seco por la falta de precipitaciones. Sin embargo, a partir del otoño, el problema ha ido en aumento con la mencionada conjunción de falta de agua y plagas.