La calle Unidad no remonta, y esto enfada a los vecinos. Hace unos meses se publicaba en esta sección algunos problemas de esta calle, como los cristales rotos en las inmediaciones de la sede de un banco o la gran acumulación de basura que hay en la zona cercana a un parque infantil en dicha zona. Esta misma semana los vecinos de esta parte de la ciudad mandaban fotos del estado de las mismas esquinas y, lejos de mejorar, han empeorado significativamente.
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«Entre la Glorieta Jorge Campbell y la citada Calle Unidad hay un terreno que se encuentra muy sucio y lleno de basura, que contiene malas hierbas y muebles rotos. Además, el acerado y vallado de alrededor se encuentra en un estado lamentable, con alguna barandilla rota, acerado levantado, basura, cristales rotos o ramas de árboles que no dejan pasar» comenta este lector de SUR, algo que recuerda a otra noticia que se publicó en este periódico y que hacía referencia a la movilidad de este mismo lugar: «Ya es imposible pasar por la calle Unidad para una persona que no pueda agacharse, imagina alguien mayor. Además, la acera se encuentra aún más deteriorada e invadida. Los vecinos nos hemos quejado muchas veces, pero pasan los años y no se soluciona. No lo entendemos».
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Es el turno de las administraciones pertinentes, que deberían estar al corriente de estas quejas, ya que llevan mucho tiempo en el buzón de entrada de las instituciones y se han publicado en varias ocasiones por este periódico. Se ampliará la información los próximos días con un seguimiento de las mejoras (si las hay).
Lo cuenta Yolanda García, lectora habitual de SUR: «Ya contacté con este periódico y con las autoridades pertinentes en marzo, y sigue la misma situación. Desde hace meses y sin que las autoridades hagan nada al respecto y a pesar de los problemas de salubridad y ocupación de la vía pública, hay personas viviendo en la calle, con sus enseres, en calle Río Rocío, esquina con la calle Ayala. Es un problema sensible pero afecta a muchos de los que vivimos en la zona que no encontramos ninguna solución» explica esta vecina, que espera alguna respuesta (y sobre todo una solución) por parte de las administraciones públicas.
El pasaje Arriarán, situado en una bocacalle de Casa de Campos, cuenta con varios depósitos que, hasta ahora, solo causan molestias a uno de los restaurantes. La zona del Soho, como todos los lectores saben, crece a un ritmo vertiginoso, y las aperturas de varios restaurantes –con sus correspondientes terrazas– hacen que estos tres recipientes soterrados sean un hándicap para que los comensales pueden disfrutar de una comida sin unas vistas nada agradables –y por supuesto, sin malos olores–. Los hosteleros llevan meses luchando por esta retirada.
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