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Eva y Manuel tienen uno. También, Felipe y María José. Ahí se puede leer Antonio y Ruth. Incluso, la pequeña familia que se compone por David, Marleen y Kevin. Todos tienen un candado como prueba de que están unidos y permanecerán así. «Para siempre», «4 ... ever», «für immer», «per sempre»… Muchos de estos candados cuelgan en los puentes de Málaga, aunque sin acercarse a las tasas inflacionistas de ciudades como París o Budapest. Están pintados, lucen pegatinas o están decorados con corazones y lazos. Los nombres y la fecha grabadas o anotadas con lápices resistentes al agua. Las estructuras de los puentes y las rejas de algunos edificios están acostumbradas a soportar el peso del amor. A esta imagen, que resulta familiar, se suma ahora una nueva que se puede apreciar en Málaga. Los candados, símbolo de amor, ahora ejercen en muchas ocasiones de sostén para las pequeñas cajas de seguridad que sirven para guardar las llaves que dan acceso a los pisos turísticos. Han aparecido colgados en diferentes estructuras y rejas de edificios o zonas de jardines. Sobre todo, en calles céntricas como pueden ser Carreterías o Ollerías, por ejemplo.
En estos dispositivos aparece un indicativo para que los turistas que lleguen sepan a qué piso turístico corresponde. Estas cajas de seguridad, que guardan en su interior las correspondientes llaves, se pueden abrir a través del propio móvil o introduciendo un código que el arrendador facilita, previamente, al huésped. Su misión es facilitar la llegada y salida autónoma. Es decir, que no se requiera de una persona que esté presente en el momento de hacer el 'check-in' o 'check-out', como es lo habitual en un establecimiento hotelero.
Estas cajas también se pueden ver en muchas fachadas de comunidades que cuentan con pisos turísticos. De entrada, son de una estética dudosa. Para muchos vecinos, que padecen las consecuencias negativas que genera una vivienda turística en su bloque, el dolor no solo es visual. Si los candados eran símbolos de amor, estos llaveros automáticos son para algunos el símbolo de la muchas veces mencionada «ocupación» de un espacio que para los vecinos es hábitat y para los turistas es un lugar de paso.
En los inicios de las viviendas turísticas, el visitante solía disfrutar de una recepción personal por parte del arrendador. Desde que se ha profesionalizado el alquiler de pisos turísticos, los llaveros automáticos facilitan la gestión al permitir la llegada autónoma del turista. La propia página de Air BnB recomienda el uso de dispositivos que no hagan necesario un contacto directo entre arrendador y viajero, al considerar que los «huéspedes prefieren la llegada autónoma». «Ten en cuenta que la llegada autónoma te ayudará a ahorrar tiempo y seguir siendo un anfitrión fantástico, aun guardando las distancias».
Fuentes oficiales del Colegio de Administradores de Fincas de Málaga aseguraron a SUR que la instalación de las cajas se tiene que autorizar por la comunidad de propietarios. «Puedes poner esos candados en una zona común, pero, al final, el uso de esa zona común se tiene que aprobar por la comunidad. Depende de cómo de permisivo se sea. Hay comunidades en la Costa que han habilitado, por ejemplo, un cuartillo específico para estos dispositivos que facilitan la recogida de llaves», explicaron.
El Ayuntamiento de Málaga admite que en los últimos meses ha «proliferando» el uso de estos dispositivos en la capital. También se señala que hay constancia de que, recientemente, se utilizan las estructuras de los puentes para fijar los dispositivos. Un fenómeno que ya se había extendido en otras ciudades turísticas de Europa, pero que no había llegado aún con esta intensidad aquí. El concejal de Turismo, Jacobo Florido, aseguró a preguntas de SUR que se quiere regular esta práctica y que, en estos momentos, se está viendo cuál es mejor cauce para hacerlo y cómo se podría encajar en la ordenanza municipal.
«Estamos viendo cómo se puede articular. Es algo que antes no se veía y es verdad que ahora se ve mucho. Preguntaremos a asesoría jurídica por el tema de la idoneidad legal y dónde regularlo», explicó Florido. «Está claro que hay que tomar medidas», añadió el concejal de Turismo.
En el desarrollo de una posible regulación, el Ayuntamiento tendrá de su lado a la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía. Su presidente, Carlos Pérez-Lanzac, aseguró en declaraciones a SUR que la asociación está en contra del uso de estos llaveros automáticos. Pérez-Lanzac alude tanto a motivos de seguridad como de estética. «Hay alternativas más seguras, más competitivas y más estéticas», detalló. «Yo creo que esa práctica está más vinculada al propietario casual, no a empresas de gestión de pisos turísticos. Por eso, nosotros también apoyamos a la figura del profesional», añadió. Por último, reiteró que estos dispositivos rompen la «estética del inmobiliario urbano».
El número de pisos turísticos en el centro de Málaga ha crecido de manera notable en los últimos años. Esta semana se celebró un congreso sobre este fenómeno en el Colegio de Abogados de Málaga. De los 9.000 pisos turísticos registrados, 4.800 se concentran en el centro histórico, según detalló el decano de los abogados malagueños, Salvador González. El «incremento» de este tipo de viviendas, dijo, ha derivado en el surgimiento de «numerosas cuestiones legales». Una de ellas es el uso de cajas de seguridad para guardar las llaves de los pisos turísticos, que ahora quiere empezar a regular el Ayuntamiento.
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