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En sus muros aún resuenan los cantes por malagueñas de Juan Breva y Antonio Chacón, y los aplausos a las actuaciones de Estrellita Castro, Pastora y Tomás Pavón, Manolo Caracol, Cojo de Málaga y Juanito Valderrama, entre otros muchos artistas. Aún parece sentirse la presencia de Federico García Lorca, Picasso, Salvador Dalí o Vicente Aleixandre, sentados en la estrechez de unas mesas que apenas si cabían en la primera planta del edificio del pasaje de Chinitas que toma su nombre del legendario café cantante que cerró sus puertas en 1937 pero que sigue muy presente en la memoria de la ciudad. Este inmueble, construido en torno a 1857, encara un nuevo rumbo con el proyecto para habilitar un total de 12 apartamentos turísticos, repartidos en sus plantas primera y segunda, y un restaurante en la planta baja.
La actuación estuvo inicialmente promovida por un inversor ecuatoriano, de la mano de la cadena Soho Boutique Hotels, pero en los últimos meses ha cambiado de manos y ahora la lidera un inversor suizo que tiene previsto reanudar las obras en los próximos días. Los trabajos realizados hasta ahora, junto con sondeos arqueológicos que han demorado el permiso último que expide la Gerencia Municipal de Urbanismo hasta este mes de mayo, han dejado a la luz la estructura de esta singular construcción decimonónica que cuenta con protección arquitectónica de grado 1 y que se distribuye entorno a un patio central de diez lados enmarcados por columnas de mármol en la planta baja, de fundición en la primera y de obra en la segunda. El estado actual del inmueble, al que ha podido acceder este periódico, permite observar el esqueleto de madera de sus forjados, que van a ser reutilizados y reforzados con elementos metálicos en algunos tramos, según el criterio del nuevo director de las obras, el arquitecto Rafael Salas, quien se mostró especialmente ilusionado con este proyecto. Salas, que intervino junto con otros compañeros en la rehabilitación de la plaza de toros de la Malagueta, se ha visto sorprendido por el descubrimiento de unas arcadas de ladrillo visto en el muro sur del edificio que probablemente pertenecieron al convento de las monjas agustinas descalzas. Este cenobio fue derribado a mediados del siglo XIX tras ser adquirido por Antonio María Álvarez de Quindós y Gutiérrez de Aragón, un acaudalado personaje que había sido gobernador civil y militar de Málaga.
Para su disfrute personal habilitó en la primera planta de este edificio del nuevo pasaje, al que inicialmente prestó su apellido, «un teatrillo para uso particular y una reducida corte de amigos», que terminó convirtiéndose en el mítico Café de Chinitas, conocido por sus ilustres artistas y visitantes, y también por las juergas, peleas y excesos, que estuvieron detrás de varios cierres (y posteriores aperturas) a lo largo de los años.
Ahora toda esa historia queda atrás y comienzan unos trabajos que, a cargo de la constructora Bilba, van a transformar este edificio en un negocio de alojamientos turísticos que contará con un restaurante en su planta baja, donde hasta los primeros años de la pasada década estuvo el conocido negocio de tejidos Romero de la Cruz. «Los apartamentos, seis por planta, se van a distribuir entorno al patio central, y los ubicados más hacia el interior dispondrán de ventilación en otros dos patios», explica el arquitecto Rafael Salas, quien aclara que el hueco del patio principal volverá a cerrarse a la altura del piso de la planta primera para servir de techo al futuro restaurante, que tendrá su entrada por la que fue de la tienda de telas, bajo el mosaico que recuerda la popular composición de García Lorca 'En el Café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano: Soy más valiente que tú, más torero y más gitano'. La fachada de la planta baja transformará su composición y los huecos de los escaparates se cambiarán por otros verticales en relación a las ventanas de las plantas superiores, donde se desarrollarán las diferentes estancias con diseño de Eduardo Criado (Studio1969).
El promotor de los apartamentos, cuyas obras suponen una inversión de más de 1,5 millones de euros, confía en que los trabajos estén finalizados dentro de un año, para que el Chinitas emprenda una nueva vida en el verano de 2021.
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