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Esta vez el problema es de civismo. En esta sección se suele ser tajante con las administraciones públicas, no obstante, pese a las reiteradas denuncias, no pueden estar pendiente de asuntos que tienen que ver con residentes que no acaten las normas. Se ha comentado muchas veces en esta sección el problema que ha habido siempre en la calle Benito Menni y Papiro, en la que muchos particulares arrojaban las brozas y podas de sus parcelas privadas al lateral de una de las calles, algo que en su momento era peligroso por los incendios y que ahora parece no importar, pues vuelven a acumularse. Tras continuas quejas de vecinos las administraciones procedieron a la retirada de estos desperdicios hace dos meses pero, como ya se adelantaba al comienzo de esta noticia, vuelven a aparecer.
Es por ello que, además de una nueva batida de limpieza, los residentes de esta calle piden sanciones ejemplares para todos aquellos que tiren los residuos de sus jardines en la zona (también hay algunos en la parte alta del Camino de la Adelfilla). «Tenemos la sensación de que muchos malagueños se creen impunes y hacen lo que quieren. La calle es de todos y si la mayoría respetamos las normas, todos deben hacerlo», comenta un vecino. El caso es que los laterales de Benito Menni en la urbanización San José, al norte de la ciudad, vuelven a tener brozas y cada semana el acumulado es mayor. El poco civismo es evidente y la ayuda de las administraciones vuelve a ser necesaria.
Los vecinos de Churriana reclaman más contenedores (sobre todo de reciclaje) en alguna de las zonas del distrito. Así lo explican lectores habituales de SUR en una carta a esta sección: «Hay muy pocos contenedores, pero sobre todo lo que faltan son recipientes de papel. Una de las zonas más afectadas es el Camino del Pilar, en el que es muy común ver cómo pasan los días y hasta que no se reponen hay imágenes que empobrecen significativamente al barrio», comenta J. M., residente de esta zona, que comenta que es un clamor común el tema de los contenedores desde hace mucho tiempo.
Es cierto que la mejora de todo el barrio de La Lagunillas es más que visible y por supuesto, tangible. No obstante, hay vecinos que piensan (y con razón) que todavía se puede hacer más. Estos son, por ejemplo, los residentes en la calle Valentín Martínez, que se quejan de malos olores (el hedor es muy fuerte desde hace meses) y la suciedad incrustada en las aceras: «Necesitamos una batida de limpieza. No solo en esta calle, sino también en las colindantes, no paramos de ver ratas que acuden a las zonas de más suciedad», explica un lector habitual de SUR.
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