¿Qué es una biorrefinería y por qué Málaga quiere hacer una en la depuradora del Guadalhorce?

La economía circular apunta a la posibilidad de rentabilizarlo casi todo hoy. Y una depuradora de aguas residuales puede producir mucha energía y muchos productos que utilizar. ¿Convertir un montón de fósforo en estruvita para parques y jardines?, ¿aprovechar el amoniaco producido?, ¿buscar la autosuficiencia energética?, ¿generar biogás? Todo esto es posible y debe ir al alza. Y ese objetivo se han fijado en Emasa, que sale al mercado en busca de soluciones e investigación para prepararse para el futuro y aspirar a una línea de ayudas del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Con toda la información que se recopile, se pueden redactar las bases para futuros concursos públicos. Se trata que la depuradora no sólo sea un corrector ambiental sino que, además, se convierta en una verdadera biofactoría. De mera gestora de desechos a toda una fábrica.

Las aguas residuales de la ciudad llegan a las depuradoras del Guadalhorce y del Peñón del Cuervo. Este proceso de búsqueda activado por Emasa afecta a la primera de ellas. Estos residuos se someten a un complejo tratamiento del que finalmente resultan los lodos. Estos, a su vez, se tratan de forma anaeróbica (bacterias), con un secado térmico a baja temperatura y otro mecánico. Eso contribuye a mitigar algo los malos olores que han sido una queja constante de los vecinos y trabajadores de la zona de la Carretera de Cádiz y Azucarera.

El tratamiento de los lodos supone un reto porque cada vez se exige un procesamiento más fino para que puedan ser reutilizados en agricultura. Además, es una gran oportunidad para seguir produciendo biogás, gas renovable, proyecto hace tiempo implantado en las instalaciones malagueñas.

¿Y qué pasa con el fósforo? Los retornos de los lodos vuelven a cabecera de la planta con alto nivel de este elemento químico, lo que supone un problema de estruvita descontrolada, según indica el informe técnico analizado por SUR. Es un mineral fosfato con altas posibilidades fertilizantes y además se infiltra menos en los acuíferos ahorrando contaminación. Pero su exceso lo ha transformado en un quebradero de cabeza en vez del aliado que siempre fue. La industria de los fosfatos es una clara salida para esta producción. No hay ningún sustituto en la naturaleza. Y, además, hay cada vez menos fósforo a nivel mundial. Otra oportunidad al canto.

El volumen de esfuerzo energético y general crecerá con la EDAR Norte, que incrementará un 20% el volumen de lodos que Málaga debe tratar. Pero eso, de nuevo y a su vez, supone la oportunidad de más conversión de fósforo y más energía hasta llegar a la autosuficiencia de suministro para la planta.

Convertir la depuradora en una biofactoría puede arrojar números interesantes. Implicaría aumentar un 40% la producción de biogás; aumentar un 50% el secado térmico de lodos, o convertir un 80% del fósforo en estruvita… Todo ello implicaría un ahorro de unos 2 millones de euros al año.

Emasa también quiere, en este marco de investigación, bajar el nivel de agua rechazada en la desalobradora del Atabal y aumentar por lo tanto un 12,5% la producción de agua potable. La empresa busca también duplicar la vida útil de las membranas de ósmosis inversa (de los 4-6 años actuales a 8-10). La apuesta sigue con la voluntad de reducir un 20% el uso de químico y mejorar las técnicas de filtrado siguiendo el ejemplo de algunos estudios de éxito a nivel europeo o algunas plantas de países como Canadá. El descenso del gasto energético es lógicamente otro de los caballos de batalla.

Con todas estas medidas, la empresa busca ahorrar 1,8 millones de euros al año y, sobre todo, afinar cada vez más el tratamiento de agua para beber porque cada vez el suministro es más escaso y llega con peor calidad previa.