De azote a acólito del alcalde

Su caballo de batalla era siempre la pieza principal, la reina, y así cargaba contra el alcalde Francisco de la Torre, que aunque se crecía en los debates con él, lo cierto es que más de una vez acabó ofuscado por la aspereza de la contienda. Si alguien quería enfadar al alcalde-presidente, no había nadie como Yeyo, como le llamaban cariñosamente sus compañeros.

Historiador, solía hacer uso de pasajes y citas ya vividas para traerlas al presente y poner al regidor en un brete. En definitiva, venía siendo su azote, más incluso que la portavoz socialista en sus días María Gámez o que el actual Dani Pérez. Pocos como él han captado con esa viveza el punto de flotación del primer edil, de ahí que cada vez que interviniera, los pocos plumillas que se tragan las sesiones plenarias lo esperasen preparados con las palomitas.

También se le recuerdan criticadas salidas de pata de banco como cuando le dijo al actual consejero de la Presidencia de la Junta, Elías Bendodo, por entonces edil, que se le había quedado la cara como los pollos del Pryca al decir De la Torre que iba a terminar su mandato, lo que provocó no poca tralla dentro y fuera de la Casona. Pero es cierto que, entre medias, también era capaz de tirar del mito de Medusa, construir los cimientos de la ciudad con los fenicios o declamar duros pasajes de la Guerra civil en Málaga, de la que es un buen estudioso.

Pero el alcalde no sólo terminó su mandato anterior, sino que se volvió a presentar en 2019 y sigue con las riendas de la Casona en sus manos. Es curioso cómo entre tanta estopa, Brenes fue capaz de comprarle a De la Torre una palmera Kiki para su cumpleaños, en la que aprovechaba con astucia, sin embargo, para poner bien grande su edad: 76 años. Eso en el 2018; este año habrá que coronarla con 78.

Renunció, digno, al undécimo puesto de la lista socialista en las pasadas municipales tras haber sido viceportavoz, lo que para él era un deshonor. Obviamente no repitió, aunque esta vez hubiese salido con los tres ediles más que arañó el PSOE hasta los 12, y desde que no forma parte de la camarilla socialista en el Ayuntamiento no ha dejado de mostrar, sorpresivamente, su cercanía y simpatía hacia primer edil.

Ha habido varios episodios en el último año, pero el de ayer, en Twitter, es más que reseñable. Defendía Brenes el delatorrismo porque es, decía, «una de las habilidades de Paco de la Torre y tiene que ver con el criterio propio y ser libre... lo que no va nada mal para un alcalde o para alguien que desea servir a la ciudadanía en política. Lo raro es que se convierta en un mérito lo que debiera ser habitual«. Se refería el exviceportavoz socialista a que el alcalde se ha desmarcado del PP y no descarta prestar los ahorros municipales al Gobierno si al mismo tiempo puede hacer también uso de ellos para la ciudad.

En este caso Brenes alaba un posicionamiento del regidor que va en línea con lo que está haciendo el Gobierno de su partido, el PSOE, pero también podría haberlo mencionado una vez, y sin embargo, vuelve a subir otro tuit reafirmándose en su estima al que hasta hace poco era su máximo adversario político en la Casona. Reza así el cumplido: «Lo bien que le vendría a Málaga, Andalucía y la Humanidad políticos con criterio propio y sentido común. Casi nada». Pues como aprecian, sobran las interpretaciones y añadidos.