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La diferencia de trato a los animales en el Reino Unido y en España en los años 90 era abismal. Allí les tenían un pipican ... en los barrios, donde había una especie de toilets, y los llevaban sus dueños a hacer sus deposiciones e incluso a asearlos después. Recogían los excrementos, y estos lugares, con tierra y una fuente, eran especialmente limpiados a diario por los barrenderos. Los españolitos medios flipaban con eso y con el hecho de que había inglesas, sobre todo de cierta edad, que querían más a sus gatos que a las personas, como ellas decían sin despeinarse cuando levantaban la pinta de cerveza en el pub del barrio.
España evolucionó junto a Europa, y 30 años después, las mascotas en este país cada vez tienen más derechos. Y si no los tienen se los toman.
En este caso, la normativa municipal en Málaga les ampara. La Ordenanza de Bienestar y Protección Animal, que salió adelante en 2016, indica que las mascotas pueden ir a los edificios públicos y en general a los establecimientos si no hay una prohibición expresa. Eso, siempre que se trate de mascotas, claro está, que van con sus dueños y ellos se hacen cargo. Pero hay un gato callejero, de estupendo aspecto, que merodea en las puertas de la Casona y le gusta revolcarse por los parterres donde están las aves del paraíso gigante. El ejemplar ya se coló en la sede municipal hace un par de meses y trajo locos a los funcionarios hasta que finalmente consiguieron mostrarle la forma de salir del edificio. El felino parecía estar encantado con sus paseos por la planta noble de la Casona, e incluso alguna funcionaria se animó a darle de comer. El minino seguía ayer por las puertas del inmueble como el que busca acomodo. Cualquier día duerme en Alcaldía.
Pero la atracción ayer se la llevó un perro pinscher que fue a votar a las elecciones sindicales del Ayuntamiento. Iba educadísimo en el regazo de su propietaria, precisamente Eva Martínez, del área de Personal, y no ladró ni hizo un mal gesto cuando llamaban su atención. Eso sí, en la mesa electoral le pidieron el DNI para hacer la gracieta. Esa no es forma de cosificar a las mascotas, que decían con guasa para contestar al envite.
Efectivamente las elecciones sindicales fueron ayer. Los comicios se efectuaron, entre otros 21 lugares, en el salón de plenos como viene siendo costumbre. A las doce de la mañana ya habían votado un 40% de los empleados, funcionarios (unos 2.400) y laborales (unos 450); y los representantes sindicales comentaban la alta participación tan temprano. Este año, tanto Loli Barragán, de UGT; como Carlos Miura, de CC.OO, o Pilar Aguilera, de Csif, que iba acompañada de Joaquín Almagro, se mostraban contentos con los procesos que ha iniciado el área de Recursos Humanos para la estabilización del personal interino (unos 300), la promoción interna y las oposiciones en general. Contentar a los sindicatos, una tarea de altura.
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