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El avance de las obras de reurbanización de la Alameda Principal en sus ejes central y sur ha llevado a la Gerencia Municipal de Urbanismo a retirar las farolas que jalonaban este espacio del Centro Histórico y que, como informó este periódico (ver aquí SUR 11/6/2018 ... ), van a ser reemplazadas por unas nuevas de corte minimalista. En los últimos días, estas luminarias han sido trasladadas por operarios de la empresa Monelec a una zona del real de Cortijo de Torres en la que, según apuntaron fuentes municipales, permanecerán almacenadas y bajo la custodia del área de Servicios Operativos. Se trata de un espacio de casetas junto a las vías del AVE que ya no se utiliza en la feria y sirve de almacén.
Según ha podido comprobar este periódico, las farolas están apiladas en vertical, ancladas a unas bases de cemento que les confieren estabilidad. Las fuentes aseguraron que la intención del equipo de gobierno es volver a emplearlas en otros espacios de la ciudad que se consideren adecuados para acoger unas luminarias de este tipo.
El obra de remodelación de la Alameda Principal, para hacer peatonales sus calzadas laterales, implica la supresión de unas 40 farolas que hasta ahora han enmarcado sus ejes central y sur, ya que las del lateral norte ya fueron retiradas con la obra del metro y trasladadas igualmente por el Consistorio a un espacio del recinto ferial de Cortijo de Torres. Se trata de unas farolas que el Ayuntamiento instaló en la Alameda entre finales de 1989 y la primera mitad de 1991, coincidiendo con el proyecto de remodelación de la plaza de la Marina, que generó numerosas críticas ciudadanas, entre otras cuestiones, por las farolas que se colocaron.
Los técnicos de la Gerencia de Urbanismo han defendido el cambio de las luminarias de la Alameda porque las que se van a instalar son más acordes con el proyecto que se está llevando a cabo, si bien este asunto ha generado cierta polémica al ser rechazado por quienes consideran que debería mantenerse este elemento del mobiliario urbano del corazón de la ciudad por la singularidad que le confiere.
Aunque la factura de las farolas que han sido suprimidas es relativamente reciente en el tiempo, su diseño y concepción es bastante más antiguo. Su estilo modernista delata su ejecución en los primeros años del siglo XX, cuando fueron ejecutadas en número de seis, cuatro de cuatro brazos y dos de dos brazos, para enmarcar la ampliación del puente de Tetuán en 1913. En este espacio de la ciudad permanecieron hasta que, a principios de los años setenta, el puente fue sustituido por el actual de hormigón, que ha tenido que demolerse parcialmente para la obra del metro.
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