![Costas advierte de que el restaurante Antonio Martín deberá reducir su superficie a la quinta parte si opta por no derribarlo](https://s3.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202205/24/media/cortadas/antonio%20martin%20boris-RPwIi1mF5ROhBCL5q7GgK6I-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
![Costas advierte de que el restaurante Antonio Martín deberá reducir su superficie a la quinta parte si opta por no derribarlo](https://s3.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202205/24/media/cortadas/antonio%20martin%20boris-RPwIi1mF5ROhBCL5q7GgK6I-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
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Aunque desde la Junta de Andalucía se está haciendo todo lo posible por evitar la desaparición del restaurante Antonio Martín, ubicado en la playa de La Malagueta de Málaga, todo apunta a que buena parte de este histórico establecimiento de hostelería tendrá que suprimirse en ... cualquier caso. Así lo indica la Demarcación de Costas en los informes que ha remitido en los últimos meses a la delegación de la Consejería de Desarrollo Sostenible, encargada de gestionar las concesiones en los suelos de las playas, después de que una sentencia firme declarara extinguida definitivamente la relativa a este enclave del dominio público marítimo-terrestre.
En esos informes, a los que ha podido tener acceso SUR, Costas señala que el actual edificio del restaurante «excede la superficie permitida según la legislación vigente, ya que ocupa 1.524 metros cuadrados». Este organismo estatal recuerda que la superficie máxima establecida por ley para este tipo de negocios de hostelería en playas urbanas «es de 270 metros cuadrados, más aseo de 30 metros cuadrados». Así, en el hipotético caso de que la Junta logre convencer a Costas de que varíe su decisión inicial de que el restaurante sea desalojado y derribado para liberar este espacio de playa, tendría que reducir su actual superficie, fruto de sucesivas ampliaciones con el paso de los años, a la quinta parte.
Como informó SUR el pasado lunes, el Gobierno andaluz ha pedido al Ayuntamiento un informe respecto al interés ciudadano que puede tener este negocio con el objetivo de trasladarlo a Costas para que reconsidere su postura sobre el derribo. No obstante, este departamento del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha solicitado a la Junta que, para estudiar una variación de esa decisión en base al interés público del restaurante, «deberá justificarse qué parte de la instalación» consideran desde la delegación de Desarrollo Sostenible «que debe conservarse, dado que no consta que el edificio esté protegido por el PGOU de Málaga y que excede la superficie máxima que, con carácter general, establece la legislación de costas para este tipo de establecimientos».
Como responsable de gestionar las concesiones del dominio público marítimo-terrestre, corresponde a la delegación de la Consejería de Desarrollo Sostenible evaluar la petición de concesión del espacio que ocupa el restaurante presentada en mayo del año pasado por la sociedad Explotaciones de Cesiones de Hostelería de Málaga y Andalucía (Exceho), del empresario José Carlos Escribano, que a su vez tiene arrendado el restaurante a la cadena Gorki. No obstante, desde Costas advierten de que esta instalación de hostelería «continúa abierta, sin título y explotada por quien no es concesionario ni nunca lo ha sido».
La historia del restaurante Antonio Martín se remonta a 1953, cuando se aprueba una concesión para María Segura Valderrama, con lo que se legaliza la actividad de restauración que se venía realizando desde 1886. En 1972, la concesión pasa a la empresa Restaurante Antonio Martín S.A., formada por los herederos de María Segura. En marzo de 1996, la empresa Explotaciones de Cesiones de Hostelería de Málaga y Andalucía firma con Restaurante Antonio Martín S.A. un contrato para la explotación del restaurante. Pocos días después, se disuelve la entidad concesionaria, lo que no quedó reflejado en el Registro Mercantil hasta 2007.
En 2010, al tener conocimiento oficial de la disolución de la concesionaria, Costas inicia el proceso para rescatar este espacio, pero no llega a culminarlo. En 2012 y 2015, la Junta inicia sendos expedientes para rescatar la concesión; y en 2019 una sentencia, ya firme, lleva a revertir el edificio a la demarcación de Costas, que ha optado inicialmente por su desaparición para recuperar este espacio de playa. En esa decisión ha influido que el Ayuntamiento de Málaga lo haya reservado dentro del Plan Málaga Litoral para la creación de una plaza que conecte visualmente el paseo del Parque con el mar a través de la avenida de Cánovas del Castillo, que tendrá un carácter más peatonal si se desarrolla el proyecto para soterrar el tráfico desde la avenida de Manuel Agustín Heredia hasta el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso.
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