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El buen rollo se puede impostar un ratito, pero no pasa la prueba del algodón de una toda una mañana. Así que hecha la prueba se puede constatar una realidad palpable en Gestrisam: sus empleados están felices de serlo y rezuman autoestima. Palabra difícil en ... estos tiempos de exigencia, estrés, inspección y auditoría. Y no es que ellos no las pasen, que están haciéndoles cada dos años una auditoría de calidad, y cada anualidad tienen memoria de gestión, sino que como bien explicaba la recién elegida presidenta del comité de empresa, Camino Martínez, «aquí llegamos todos con 24-25 años y nos hemos criado juntos, pasamos aquí a veces más horas que con la familia y tenemos ganas de ser útiles al ciudadano». Detrás, lo acompaña con tres vocablos que bien podrían valer para cualquier trabajo: ética, honestidad y simpatía. Muchos pagarían por tener la suerte de ir a trabajar a un sitio así, una empresa en la que recaudan impuestos, uno de los cometidos más feos y supuestamente más impopulares de una administración, la que sea, y que el ambiente no sea de un entierro de tercera. Tiene su mérito.
«Esto no es Disney», dice guasona Camino Martínez cuando se les hace ver que el ambiente 'flower power' que muestran es sumamente curioso. Ahí, su única queja: «Queremos asimilar los derechos de los empleados del Ayuntamiento de Málaga, pero no podemos dejar de decir que el ambiente de trabajo es buenísimo, que venimos contentos a trabajar». A su lado, el también recién ungido vicepresidente del comité de empresa, Francisco Aranda, lo suscribe. «Todos conocemos el esfuerzo personal e individual de las personas que tratan con el público, 30 cada día (de una plantilla de 230), lidian con situaciones difíciles y las resuelven de forma satisfactoria». Atienden 90.000 personas cada año de forma presencial, y 130.000 personas por teléfono. Todo un mundo.
En esta jornada, el concejal de Economía, Carlos Conde, ha ido a Gestrisam, sito en la antigua Tabacalera, a hacerles entrega del premio que recogió en Santo Domingo junto al gerente de este organismo municipal, José María Jaime, y el subdirector de Gestión de Calidad, Rafael Oliva.
El galardón lo recibió de manos del rey Felipe VI, una distinción que concede la Secretaría General Iberoamericana y FUNDIBEQ y que reconoce la excelencia de la gestión de las organizaciones premiadas. La distinción era el Oro de los Premios Iberoamericanos de Calidad. El marco, la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en la República Dominicana. «Yo creo que España entera se siente orgullosa de que hayan reconocido en esta ocasión a un organismo de un ayuntamiento español», que indica el concejal de Economía, Carlos Conde. El antecedente es el primer premio a la Excelencia en la Gestión Pública 2022, un galardón ex aequo que obtuvieron junto a la Subdelegación de Defensa de Valladolid, y que les concedió el Ministerio de Hacienda y Función Pública.
Así, a bote pronto, podría parecer un premio más o un premio de postín, pero para llegar hasta aquí ha habido mucha competencia y han pasado una auditoría 'in situ' del organismo que los concede. Es decir, que no sólo mandan una memoria y alguien los evalúa, sino que deben probar lo que dicen ser en entrevistas y encuentros privados. La cosa se complica.
Cuatro o cinco evaluadores durante unos cinco días estuvieron escudriñando de cabo a rabo Gestrisam y hablando directamente con la cadena de mano y trabajadores base. El subdirector de Gestión de Calidad, Rafael Oliva, pone sobre la mesa lo que le toca: los índices de calidad. Así, recuerda que en 2021 obtuvieron un 9,06 sobre 10 en satisfacción de la atención presencial, 8,03 en la telemática y 9,39 en la telefónica. «El calostro –dice la presidenta del comité de empresa– es la vocación de servicio público, y también la lealtad a la empresa, que no es servilismo. Es muy importante que esto funcione, tenemos una dinámica muy buena de compañerismo», subraya.
Un paseo por las instalaciones de atención al público. En este espacio, subrayan, hay ciudadanos que piden que se le dividan los pagos de una deuda para que los puedan asumir, por ejemplo, y han implementado que los mayores tengan dos días atención presencial sin cita (martes y jueves de 10.00 a 12.00) para intentar salvar la brecha digital de los que nunca aprendieron con máquinas y se quejan, con razón, del abandono administrativo. «Ten en cuenta que cuando nos sentamos a explicarles cualquier cosa pensamos en que podría ser nuestro padre, abuelo, hermano», subraya el administrativo Francisco Aranda. Un sitio donde se recaudan y liquidan impuestos, que no es Disney, pero donde sus trabajadores muestran el orgullo de serlo y se sienten equipo. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
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