![Las autocaravanas vuelven a tomar Málaga: visitantes por tiempo indefinido](https://s3.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2025/02/07/cara1-RQSakvUUW3JNgYL26Wnk2aJ-1200x840@Diario%20Sur.jpg)
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Un día en entre semana en Málaga, pasadas las diez de la mañana. Rolf Neskens, piel bronceada, barba blanca, abre la puerta de su hogar y deja que el sol le acaricie el rostro. Su hogar, es curioso, no tiene calle ni código postal. Solo ... es una matrícula amarilla que delata, eso sí, su lugar de procedencia: Países Bajos. «Mi mujer y yo llevamos viajando en nuestra caravana desde noviembre. Llegamos a Málaga hace diez días. La idea era estar dos días y seguir», explica.
Los dos días, por ahora, se han convertido en indefinidos. Rolf y su mujer están jubilados y sus dos hijos hace tiempo que se independizaron. Haciendo gala de un carácter reservado, rechazan posar para una foto y cortan la conversación. Historias como esta, en la explanada del Martín Carpena, hay ni una ni dos. Hay muchas más. A veces llega la Policía Local y desaloja. A los pocos días, como el mito de Sísifo, las autocaravanas vuelven a tomar la zona.
Es una realidad que se expande. Las caravanas no solo volvieron a tomar esta zona de la capital. Estas casas sobre cuatro ruedas también abundan en otros puntos. Nombrar a estas alturas a Sacaba no es ninguna novedad. Sí lo es, al menos en mayor medida, destacar la explanada de Arraijanal, cercana al hotel Sol Guadalmar. Lo que eran algunas caravanas sueltas ahora se han convertido en decenas. El efecto llamada ha convertido el lugar en un camping improvisado, con la playa a pocos metros. La placa del Ayuntamiento en el que se prohíbe el estacionamiento de autocaravanas tiene un efecto nulo.
A pocos kilómetros de aquí, a punto de cruzar el término municipal de Torremolinos, se encuentra La Cizaña. La vistas que se extienden son privilegiadas. Primero Playamar y Los Álamos. De fondo, se intuye el Bajondillo. Aunque el mar está a una distancia de apenas unas zancadas, el borde de la carretera recuerda más a un puerto de montaña durante el Tour de Francia.
Una caravana está aparcada detrás de la otra. Solo que aquí no acampan aficionados que luego van a aclamar a sus ídolos. Son viajeros que aprovechan el clima benévolo de Málaga para sortear las hostilidades que los meses de invierno traen consigo en la mayoría de lugares de Europa. Una señal, en castellano, inglés y francés reza lo siguiente: «Prohibido acampar». Por si hubiera dudas, una autocaravana aparece tachada.
La proliferación de estos vehículos pone a prueba a los ayuntamientos y su capacidad para hacer cumplir las ordenanzas municipales. El ejemplo de La Cizaña evidencia como las prohibiciones no se están materializando en la realidad. En algunos casos, el propio fenómeno plantea cuestiones que evidencian la complejidad del asunto. ¿Levantar a las caravanas de una zona equivale a trasladar el problema a otros barrios? ¿La permisividad no se traduce en una competencia desleal para los campings, donde estas caravanas tienen sitios para estacionar a cambio de pagar dinero?
El bienestar de los que viajan en autocaravana choca muchas veces con el de los propios vecinos. Eduardo Castillejo es el secretario general de la Asociación de Vecinos de Guadalmar (Almar). Todos los días del año, asegura, hay caravanas tanto en el barrio como en la zona de La Cizaña. La principal preocupación está relacionada con la gestión de residuos. «Ninguna de estas zonas cuenta con una infraestructura para caravanas. En el mejor de los casos, los excrementos que se acumulan acaban en el alcantarillado», lamenta. Los vecinos piden al Ayuntamiento un mayor control de estas autocaravanas.
¿Qué dice la ordenanza municipal? Siempre que no se desplieguen toldos ni mesas, las autocaravanas son consideradas como cualquier otro vehículo. Fuentes oficiales del Ayuntamiento lo confirman así a SUR. La excepción a esto la marca la señalización concreta. Las imágenes y los testimonios que acompañan esta información demuestran que estas señales son ignoradas a diario.
Aunque las autocaravanas son consideradas como cualquier otro vehículo, las mismas fuentes del Ayuntamiento también insisten en que, al igual que un turismo, no pueden permanecer más de 14 días en el mismo lugar. Algo complicado de vigilar en la práctica. ¿Mover la autocaravana unos pocos metros ya resetea el tiempo? La respuesta es difusa.
A pesar del incremento de autocaravanas, la capital no dispone de un camping específico para estos vehículos. El más cercano se encuentra en la Cala del Moral. Unas instalaciones que sí cuenta con la infraestructura necesaria para el tratamiento de los desechos orgánicos. Hay otro elemento a tener en cuenta en Málaga.
Zonas como la explanada del Martín Carpena, tomada en muchas ocasiones por las autocaravanas, están marcadas en rojo para la creación de un sistema de parking disuasorio. Algo muy extendido en otros países de Europa, una práctica común en las zonas de aglomeración.
Que en Málaga no hay camping para autocaravanas ni parking disuasorio se evidencia con una visita a las zonas que aún ofrecen amplitud para estacionar vehículos de todo tipo. Los carteles con las autocaravanas tachadas con autocaravanas de fondo, en cierto modo, representan la ironía del día a día.
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