El Astoria, cinco años de una película sin final

El episodio del derribo se produjo en octubre de 2019 tras un culebrón de debate político y ciudadano previo sobre si había que hacer desaparecer el inmueble de los cines, en cuyos sótanos ya se habían encontrado restos arqueológicos que hacían prever una secuencia de vestigios de la ciudad antigua aún mayor. Dos años antes, en 2017, el futuro del Astoria había quedado sumido en el suspense después de que el actor Antonio Banderas optara por renunciar a su proyecto de teatro, talleres de formación, salas de conciertos y negocios de hostelería con la que ganó el concurso de ideas para la parcela convocado por el Ayuntamiento, de la mano del arquitecto José Seguí.

Banderas no soportó las críticas de los grupos de izquierda en el Ayuntamiento (Málaga Ahora e IU-Málaga para la Gente) y optó por desarrollar finalmente su iniciativa en lo que fue el teatro-cine Alameda, en la calle Córdoba, hoy convertido en el Teatro del Soho, uno de los principales referentes culturales de la capital. De este modo, el espacio del Astoria quedó huérfano de una actuación que lo pusiera en valor, tras más de una década de abandono, ya que el cine cerró sus puertas a finales de 2004.

Veinte años se cumplen ahora de sus últimas proyecciones, tras las que el Ayuntamiento maniobró para comprar en 2010 el edificio por 21 millones de euros (diez millones en metálico y el resto del montante en suelos) a la promotora Baensa, que tenía previsto realizar un proyecto de viviendas con precios que iban a superar el millón de euros.

Descartados los pisos de lujo, y enterrado el proyecto de Banderas, el equipo de gobierno municipal optó por echarse en los brazos de unos empresarios cordobeses, gestores del mercado gastronómico de la Victoria, que quedaron en quinta posición en el concurso de ideas con un accésit. El alcalde, Francisco de la Torre, apostó por la idea bautizada como 'Málaga All Space' y que consistía en la construcción de un auditorio soterrado con capacidad para más de mil personas sobre el que se construiría en superficie un edificio para negocios de hostelería y un espacio cultural para la Fundación Picasso.

El equipo de gobierno intentó por todos los medios que este proyecto saliera adelante, si bien dependía de la convocatoria de un concurso público para la cesión de la parcela. Así, en 2018 declaró oficialmente el interés general de la propuesta de estos empresarios, valorada en más de 20 millones de euros, y puso en marcha una modificación del Plan General de Ordenación Urbanística para tener manga ancha en este enclave del Centro, cuyos parámetros urbanísticos limitaban las dimensiones de esta idea orientada a los conciertos y los bares.

La Junta se opuso a autorizar ese cambio del PGOU, y el Ayuntamiento llegó a la conclusión de que, antes de seguir avanzando, lo mejor era derribar los antiguos cines para poder llevar a cabo una amplia campaña de sondeos arqueológicos que arrojaran luz sobre si era o no viable el planteamiento de un gran auditorio soterrado.

Así, en el otoño de 2019 se completó la demolición, y a finales de ese mismo año comenzaron las excavaciones en el solar, que fueron desarrolladas por la empresa Taller de Investigaciones Arqueológicas. Estas prospecciones sacaron a la luz numerosos restos de diferentes épocas del pasado de la ciudad, toda una secuencia que abarca desde los periodos romano y musulmán hasta la toma de Málaga por los Reyes Católicos. Se hallaron restos de unos trescientos cuerpos en enterramientos cristianos sobre suelo nazarí, además de partes que pertenecieron al hospital de Santa Ana que existió en este lugar.

Como era de esperar, la Consejería de Cultura dictaminó que había que conservar 'in situ' todos esos hallazgos, por lo que el proyecto de un auditorio quedó descartado en 2020, y se abrió un nuevo periodo de incertidumbre sobre el destino del vacío del Astoria, respecto al que se ha generado también en este tiempo un recurrente debate ciudadano sobre si es mejor construir un nuevo edificio o dejar la parcela diáfana, tal y como se encuentra actualmente, y habilitar una suerte de 'parque arqueológico' para poner en valor los restos.

Los grupos de la oposición en la Casona del Parque llegaron a exigir a finales de ese año que se realizara una consulta ciudadana para que fueran los malagueños quienes decidieran qué hacer con el solar del Astoria. Sin embargo, De la Torre zanjó el asunto en el pleno del debate del estado de la ciudad de enero de 2022, cuando anunció que en este enclave se construirá un centro cultural destinado a las artes escénicas, el teatro, la música y la danza que será gestionado por el propio Ayuntamiento.

Desde entonces, todos los pasos dados por el gobierno municipal se han centrado en sacar adelante esa propuesta, aunque a un ritmo un tanto pausado. Así, no fue hasta marzo de 2023 cuando el Consistorio activó un concurso de arquitectura para la redacción del proyecto de un centro escénico y de congresos que tendrá una altura de planta baja más tres y ático (18,5 metros), algo que rechazaron tanto los grupos de la oposición como el partido Ciudadanos, entonces socio de gobierno del PP. Condición indispensable de este concurso era respetar y poner en valor los restos arqueológicos encontrados.

En mayo del año pasado se cerró el plazo para la recepción de propuestas. Sin embargo, Urbanismo tardó un año en fallar el concurso, ya que no fue hasta el pasado mes de abril cuando completó la valoración de las ofertas, demorada por la designación de un representante del Colegio de Arquitectos, que celebró elecciones, para el comité de expertos que ejerció como jurado para la puntuación de las propuestas a nivel técnico. De ese comité también formaron parte otros arquitectos y responsables de la gestión cultural municipal.

Finalmente, el estudio de arquitectura barcelonés Barozzi Veiga fue el ganador del concurso, que se resolvió no sin cierta polémica, ya que el que fuera compañero de viaje de Banderas en su sueño de teatro para Astoria, el arquitecto José Seguí, recurrió el descarte de su idea pese a ser una de las favoritas para ganar. Una excesiva rebaja en el presupuesto hizo que fuera rechazada por la mesa de contratación de Urbanismo junto con otras dos ofertas.

Así, los profesionales del estudio Barozzi Veiga están trabajando ya en la elaboración del proyecto del centro escénico para el solar del Astoria, en función de la idea con la que ganaron el concurso. A lo largo del año que viene entregarán en el Ayuntamiento el diseño de un edificio rectangular cubierto por una pieza caliza para procurar su integración con el entorno monumental que lo rodea.

Dispondrá de un vestíbulo principal de acceso, con entradas desde la plaza de María Guerrero y la esquina con la plaza de la Merced, desde el que se podrá pasar a una gran sala polivalente que podrá ejercer como teatro o para albergar eventos y congresos, al tener un graderío que se recoge por completo y deja un gran espacio libre. Esa sala podrá albergar un aforo de 650 personas con los graderíos desplegados, y de 800 personas si se tienen recogidos, incluido el espacio de unos balcones que recorren las paredes del interior a modo de galerías.

En la planta de sótano, se integrarán y se harán visitables los restos arqueológicos, que podrán disponer de un acceso independiente. Asimismo, en la zona norte de la edificación, la más próxima a las Casas de Campos, existirá un centro coreográfico, con oficinas en la planta segunda, y salas y camerinos en la cuarta.

¿Es este el final de la película del Astoria? Solo el tiempo dirá si finalmente se materializa este proyecto para el solar, junto al que ya ha empezado a levantarse, en el espacio que dejó el cine Andalucía, la estructura de un hotel de cinco estrellas de la cadena Meliá que alcanzará una altura de cinco plantas más ático (más de 35 metros) y tras el que se encuentra una sociedad del exfutbolista del FC Barcelona Gerard Piqué. La jugada del Astoria va mucho más lenta.