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Un 'sin techo' junto a un banco individual en Málaga. Ñito Salas
El mobiliario urbano de Málaga que expulsa a los 'sin techo'

El mobiliario urbano de Málaga que expulsa a los 'sin techo'

La modificación de espacios ciudadanos con la intención de disuadir un uso indeseado de los mismos suscita una reflexión sobre cómo deben ser las áreas públicas. Es lo que se conoce como 'arquitectura hostil' o 'antihomeless'

Domingo, 26 de febrero 2023

Apenas llevaban unos meses instalados en una céntrica calle de Málaga. Aquellos bancos de madera tradicionales que recorrían la transitada vía y que tanto habían gustado a vecinos y comerciantes dejaron de verse con los mismos ojos desde que una persona sin hogar convirtió uno de ellos en su morada. Los primeros cartones despertaron recelo y, aún así, hubo quien en plena Navidad le arrimó una botella de cava y mantecados. Pero la instalación fue creciendo buscando protección frente al raso: a los cartones, siguieron plásticos, un colchón y utensilios varios. Aquella persona nunca causó problemas, pero la respuesta no se hizo esperar. Una, dos, tres y hasta en cuatro ocasiones tuvo que desalojarlo la Policía Local. La última fue la definitiva. Nunca más se vio por la zona.

Como esos bancos hay miles por la ciudad. Son la mayoría, aseguran desde el Ayuntamiento, pero cada vez es más frecuente toparse con otros diseños de mobiliario urbano y espacios públicos que se modifican con la intención de disuadir un uso indeseado. Bancos en forma circular, unipersonales o con reposabrazos metálicos divisorios concebidos para evitar que alguien se tumbe en ellos. Son solo un ejemplo de lo que se conoce como 'arquitectura hostil' o 'antihomeless'.

Bancos con reposabrazos divisorios

Los podemos encontrar en la Alameda (arriba), en la plaza Poeta Alfonso Canales (debajo)

También en la Plaza de la Marina

Bancos con reposabrazos divisorios

Los podemos encontrar en la Alameda (arriba), en la plaza Poeta Alfonso Canales (debajo)

También en la Plaza de la Marina

Bancos con reposabrazos divisorios

Los podemos encontrar en la Alameda (arriba), en la plaza Poeta Alfonso Canales (debajo)

También en la Plaza de la Marina

Bancos con reposabrazos divisorios

Los podemos encontrar en la Alameda (arriba), en la plaza Poeta Alfonso Canales (debajo)

También en la Plaza de la Marina

El concejal de Derechos Sociales, Igualdad, Accesibilidad, Políticas Inclusivas y Vivienda de Málaga, Francisco Pomares, prefiere denominarla 'arquitectura defensiva', porque en su opinión lo que se busca es un diseño antivandálico que evite su deterioro frecuente. No obstante, admite que hay una tendencia a instalar este tipo de mobiliario, «no tanto para evitar que una persona sin hogar pueda usarlo, sino para atender la necesidad ciudadana de descansar mientras se hace un alto en el camino, a la vez que se evita un uso indebido con consecuencias indeseables en ese espacio. Y pone como ejemplo reuniones que pueden prolongarse más de la cuenta y causar ruidos cuando los vecinos buscan descanso. «Son ellos los primeros que nos piden que los cambiemos o que directamente los quitemos para impedir que esos encuentros se produzcan en su zona».

Subraya que la respuesta vecinal ha sido «siempre» muy positiva, incluso con los bancos individuales que hay, por ejemplo, en la Alameda Principal. «Al contrario de lo que se piensa, al estar sentada una persona frente a otra invita a la conversación», indica. Pero no todos fomentan esa interacción y a la vista está en estos otros bancos individuales ubicados en la plaza Enrique Navarro (junto a la cofradía de la Expiración).

Bancos individuales

Como los que están en la Plaza de Enrique Navarro o en la Alameda

Bancos individuales

Como los que están en la Plaza de Enrique Navarro o en la Alameda

Bancos individuales

Como los que están en la Plaza de Enrique Navarro o en la Alameda

Bancos individuales

Como los que están en la Plaza de Enrique Navarro o en la Alameda

Pese a todo, Pomares no niega que este tipo de bancos pueda disuadir a quienes viven en la calle; tampoco su intencionalidad: «Si me pregunta usted si se intenta evitar que duerman en ellos, la respuesta es que sí hay una parte de eso. Los bancos están para sentarse y, por tanto, no se trata de una cuestión de urbanidad o de ser más solidarios o menos, sino de educación social», defiende el concejal, quien, no obstante, asume su parte de responsabilidad como representante público y recalca que la respuesta que hay que dar a este colectivo debe ser otra. «No puede ser un banco cómodo para que duerma en la calle, sino unas camas y unas oportunidades para salir de esa situación», enfatiza.

Ian Borden, catedrático de Arquitectura y Cultura Urbana de la prestigiosa Escuela de Arquitectura Bartlett, de Londres, sitúa los orígenes de la 'arquitectura hostil' en el diseño urbano y la gestión del espacio público de los años 90. Su aparición «sugiere que solo somos ciudadanos en la medida en que estamos trabajando o consumiendo bienes».

Una idea en sintonía con la reflexión que realiza la arquitecta Eva Morales, también profesora de Proyectos Arquitectónicos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Málaga (UMA). «Actualmente, el espacio público se concibe para ser consumido y no tanto para ser usado. Ocurre en todas las ciudades, no solo en Málaga. Se prima que te sientes en una terraza y consumas en lugar de hacerlo en un banco, o que descanses en un tipo de asiento para que estés poco tiempo y así no molestes», explica. Indica que el enorme cambio que ha experimentado Málaga desde el año 2000 la está llevando a la gentrificación y turistificación «y eso provoca que haya que enseñar siempre una ciudad ordenada para lo que se procura ocultar en lugar de atender. Vivimos para ser vistos sin importar las dificultades sociales que hay que solventar», manifiesta esta docente.

Las formas de este mobiliario son sutiles y escapan habitualmente a la atención del transeúnte, pero están por todos lados, aunque especialmente por el Centro de la ciudad. Según Pomares, no porque se quiera expulsar ni esconder a nadie, sino porque estos diseños se han ido incorporando a medida que se han remodelado los espacios y el Centro de la ciudad es donde más se ha intervenido en comparación con los barrios, aunque este tipo de arquitectura también se deja ver en zonas como Campanillas, Churriana y, concretamente, en el nuevo parque de Martiricos y en la urbanización La Roca donde se han habilitado bancos circulares como el situado también en la plaza poeta Alfonso Canales, frente al hotel Room Mate Valeria.

Bancos circulares

Los encontramos en la urbanización La Roca o en la plaza Poeta Alfonso Canales. En ésta además son individuales

Bancos circulares

Los encontramos en la urbanización La Roca o en la plaza Poeta Alfonso Canales. En ésta además son individuales

Bancos circulares

Los encontramos en la urbanización La Roca o en la plaza Poeta Alfonso Canales. En ésta además son individuales

Bancos circulares

Los encontramos en la urbanización La Roca o en la plaza Poeta Alfonso Canales. En ésta además son individuales

Elena Ballestero, trabajadora social del Proyecto de Atención Integral a Personas sin Hogar de Cruz Roja, acostumbrada a atender a personas sin hogar denuncia que nadie quiere ver a un indigente cerca de su casa y declara que la «presión vecinal en el Centro es muy fuerte». «Nosotros luchamos cada día por hacer visible lo invisible y este tipo de recursos de los que no se percata la gente, no ayudan a conseguirlo», lamenta Ballestero. No duda en compartir otra reflexión más: «Nos preocupamos por eliminar las barreras de un colectivo, como las personas discapacitadas, y ahora creamos otras más sutiles para perjudicar a otro (personas sin hogar) y con el que no hay sensibilidad ninguna», expresa esta trabajadora social quien según los registros de su organización, en 2022, contabilizaron 565 personas sin hogar durmiendo en las calles de Málaga.

Razones de seguridad o de apariencia llevan a trasladar esta tendencia del ámbito público al privado. Ya no son solo bancos públicos unipersonales o los asientos de las paradas de autobuses terminados en una barra tubular para apoyarse en lugar de colocar más asientos, como los de esta imagen:

Zonas de asiento en las paradas de autobús

Zonas de asiento en las paradas de autobús

Zonas de asiento en las paradas de autobús

Zonas de asiento en las paradas de autobús

También pueden verse actuaciones 'hostiles' en innumerables comunidades de propietarios, donde los huecos con riesgo de convertirse en morada de alguien se enrejan y se aíslan, como el que puede verse en el Pasaje Lapeira, esquina calle Salitre, o los alféizares inclinados, a los que se les colocan estructuras divisorias -por si había alguna posibilidad de que alguien pudiera sentarse en pendiente- y se terminan con remates metálicos para que nadie pueda ocuparlos. Es el caso de este bloque de calle Esperanto y del Edificio Escala 2000, en calle Hilera:

Alféizares inclinados y estructuras metálicas

Los encontramos en las calles Esperanto, Huéscar y en el Pasaje Lapeira

Alféizares inclinados y estructuras metálicas

Los encontramos en las calles Esperanto, Huéscar y en el Pasaje Lapeira

Alféizares inclinados y estructuras metálicas

Los encontramos en las calles Esperanto, Huéscar y en el Pasaje Lapeira

Alféizares inclinados y estructuras metálicas

Los encontramos en las calles Esperanto, Huéscar y en el Pasaje Lapeira

Otras aprovechan cualquier espacio susceptible de ser usado como asiento para acabar con ese riesgo. Así, se encargan enjambres irracionales de hierros, como al que ha recurrido el edificio Miró de la Avenida de Barcelona:

Enjambre de hierros

Nos lo encontramos en el edificio Miró de la Avenida de Barcelona

Enjambre de hierros

Nos lo encontramos en el edificio Miró de la Avenida de Barcelona

Enjambre de hierros

Nos lo encontramos en el edificio Miró de la Avenida de Barcelona

Enjambre de hierros

Nos lo encontramos en el edificio Miró de la Avenida de Barcelona

De este modo, este tipo de 'arquitectura hostil' no solo afecta a los 'sin techo', sino a la sociedad en general. Por ejemplo, hay alcorques sin bordillos a las puertas de supermercados para evitar que alguien pida a sus puertas, como este establecimiento situado en calle Comedias esquina Tejón y Rodríguez, aunque como puede verse en la imagen con poco éxito.

Indigente pidiendo en el suelo en la calle Comedias

Indigente pidiendo en el suelo en la calle Comedias

Indigente pidiendo en el suelo en la calle Comedias

Indigente pidiendo en el suelo en la calle Comedias

En este sentido, el arquitecto Kike España revela una tendencia cada vez mayor a la «atomización», en la cual se ve «al otro» como un peligro y, por tanto, no se crean espacio que favorezcan el encuentro. Asegura que con el tiempo se ha comprobado que ese modelo de división de usos está abocado al fracaso por lo importante que resulta que se mezclen ámbitos y haya interacción entre ellos. «Así ocurre en Teatinos, donde hay una ciudad universitaria por un lado, otra de Justicia por otro y, por último, un crecimiento de las zonas residenciales», alerta.

Este arquitecto asegura que esa tendencia a la «atomización» es «preocupante» y si los bancos individuales eliminan a los 'sin techo', tampoco invitan a que un grupo de amigos se siente a charlar. Ocurre algo similar en las plazas de cemento, como la de San Juan de la Cruz, sin árboles ni mobiliario urbano. Disuade a los grupos (de hecho se eliminó hace años una estructura techada y con un banco tras las protestas vecinales por las concentraciones de personas en ella), pero también al resto de ciudadanos que cada día transitan por ella. Solo la usan de paso, porque no resulta atractiva para sentarse ni tomarse un respiro.

Plazas sin bancos o piedras en alcorques

Un ejemplo es la plaza San Juan de la Cruz o la calle Huéscar

Plazas sin bancos o piedras en alcorques

Un ejemplo es la plaza San Juan de la Cruz o la calle Huéscar

Plazas sin bancos o piedras en alcorques

Un ejemplo es la plaza San Juan de la Cruz o la calle Huéscar

Plazas sin bancos o piedras en alcorques

Un ejemplo es la plaza San Juan de la Cruz o la calle Huéscar

Asegura que la tendencia global de individualización y «securitización» del espacio es preocupante. «Entender el espacio público como un lugar exclusivamente mercantil y de consumo ha hecho mucho daño a unos espacios que deben ser espacios compartidos, de interacción y, por qué no, también de conflicto, porque las sociedades democráticas avanzan así. Si seguimos profundizando en la homogeneización, acabaremos generando sociedades menos complejas y planas», zanja España.

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