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Seis años después de que el Obispado de Málaga alquilara el antiguo Hospital de Santo Tomás, junto a la iglesia del Sagrario, al grupo ... de inversores israelíes White con el objetivo de convertirlo en una residencia de estudiantes de primer nivel, el destino de este valioso edificio del casco antiguo de la capital toma un nuevo rumbo. Según ha podido conocer SUR de varias fuentes solventes consultadas, White ha desistido de seguir adelante con el proyecto de residencia de estudiantes y finalmente apuesta por la conversión del edificio en un hotel de la máxima categoría, que podría ser un cinco estrellas.
Este paso se produce tras cuatros años de tramitación de la actuación para adaptar esta construcción, que está catalogada con protección integral, a residencia de estudiantes en los que los sucesivos reparos de la delegación de la Consejería de Cultura obligaron a sus promotores a modificar el proyecto inicial y rebajar el número de habitaciones prácticamente a la mitad, de las 57 iniciales a 31: siete en planta baja, 12 en la primera y otras 12 en la segunda.
Con esa merma en el número de habitaciones, con la que se buscaba respetar mucho más la distribución original del edificio, como se pidió desde la Junta, se hacía muy complicado mantener la viabilidad económica del establecimiento como residencia para estudiantes. Por ello, según las fuentes consultadas, finalmente White ha optado por dar a este inmueble un uso hotelero, modificación que ya han puesto en conocimiento de los responsables municipales en el Ayuntamiento.
Para hacer posible este cambio en un edificio que está calificado para un uso de equipamiento, los actuales gestores del antiguo hospital han encontrado una fórmula que está contenida dentro de la ficha de este inmueble que figura en el Catálogo de Edificios Protegidos. En esa ficha se menciona expresamente entre varios usos permitidos en esta construcción el «uso hotelero», si bien también están contemplados los usos religioso, cultural, de alojamiento comunitario, asistencia sanitaria y educativo. Todos ellos, incluido el hotelero, pueden llevarse a cabo con la única condición de que «no alteren las condiciones que son causa de la protección integral y las obras a realizar se encuentren entre las posibles para tal protección».
De fiscalizar esta cuestión se encarga precisamente la delegación de la Consejería de Cultura, que en junio del año pasado emitió un último informe sobre el proyecto para adaptar el Hospital de Santo Tomás a residencia de estudiantes en el que consideraba la intervención como «viable», si bien seguía pidiendo que se justificaran diversas cuestiones en el siguiente paso, que sería la presentación de un proyecto de ejecución. Además, también pidió la realización de sondeos arqueológicos previos en las zonas en las que se proyectaba actuar en el subsuelo para llevar a cabo obras de cimentación, trazado de conducciones, arquetas, etcétera.
No obstante, este último informe de Cultura ponía muchos menos reparos que los anteriores y facilitaba la remodelación del antiguo hospital en un establecimiento de alojamiento para estudiantes, que ahora será para turistas, una vez que la Junta y el Ayuntamiento den luz verde al proyecto que se está preparando.
A finales de 2019, el Obispado cedió a la empresa White el edificio del Hospital de Santo Tomás y el inmueble adyacente, del número 29 de la calle Santa María, por un periodo de 12 años prorrogables, para desarrollar el proyecto de la residencia de estudiantes, a cambio de un canon anual de unos 300.000 euros, una vez que estuviera realizada la residencia. De ese periodo, ya se ha consumido la mitad y el único visto bueno que ha conseguido White en este tiempo han sido los permisos para realizar en ese otro edificio de la calle Santa María un proyecto de 15 apartamentos turísticos.
Según las fuentes consultadas, el acuerdo con la diócesis faculta a White a poder modificar sus planes iniciales y emprender la tramitación del hotel, si bien tiene que comunicarlo a los responsables del Obispado. White también se hizo con otro edificio de la diócesis, la antigua Casa del Niño Jesús, en la calle Pozos Dulces, para otro proyecto de alojamientos turísticos que encara sus últimos permisos urbanísticos; y tiene en obras y en funcionamiento más de una decena de actuaciones de apartamentos repartidas por todo el Centro y la zona de la Trinidad.
En este barrio, en unos solares de la calle Trinidad propiedad de White Spain, se va a construir un hotel de 102 habitaciones de cuatro estrellas de la cadena Radisson Hotel Group, propiedad del grupo chino Ji Jiang, que espera abrir sus puertas en el segundo trimestre de 2027.
En el caso del previsto en el Hospital de Santo Tomás, no es el único de primer nivel que se está planeando en el entorno de la Catedral. Como avanzó SUR el pasado mes de noviembre, la cadena vasca Tayko está dando los primeros pasos para convertir también en un hotel de lujo el antiguo edificio de Telefónica, en la esquina de las calles Molina Lario y Postigo de los Abades. No obstante, en este caso, se necesita una tramitación urbanística previa para cambiar el actual uso de equipamiento de la parcela, cuestión que facilita la nueva normativa urbanística andaluza.
El edificio del antiguo Hospital de Santo Tomás es una joya escondida en pleno corazón del casco antiguo de Málaga que se encuentra desocupada desde que cerró sus puertas en 1962, tras varias décadas atendiendo a pacientes con enfermedades oftalmológicas. No obstante, su historia se remonta al año 1505, cuando uno de los caballeros de la época posterior a la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, Diego García de Hinestrosa, lo fundó para acoger a enfermos pobres. Su actual configuración data de finales del siglo XIX, cuando fue reconstruido tras el terremoto de 1884, con diseño del arquitecto Juan Nepomuceno Ávila, que siguió los cánones del estilo gótico-mudéjar.
Uno de los espacios más singulares es la capilla, donde reposan los restos del fundador, bajo la impresionante armadura de madera ochavada de su techo, procedente del edificio primitivo. Esta estancia, iluminada magníficamente por tres vidrieras fechadas en 1891 y en las que están plasmadas las alegorías de la esperanza, la caridad y la fidelidad, está presidida por un retablo barroco y otros altares del mismo estilo. Su altura alcanza la de todo el edificio y tiene una excelente acústica. Además, todavía se conservan las dos gradas, a la altura de las plantas primera y segunda, desde las que los enfermos podían asistir a las ceremonias religiosas.
El edificio sorprende por dentro por la altura de sus techos y las amplias dimensiones de sus estancias, iluminadas por grandes ventanales. Una de las habitaciones más hermosas, decorada con pinturas al estilo pompeyano, está situada justo sobre el vestíbulo principal y es la que alojó el despacho del patrón de sangre, es decir, el heredero del caballero que fundó el hospital, un linaje que se mantuvo hasta que, en 2011, el patronato que desde su origen estuvo al frente del hospital optó por disolverse y ceder el inmueble al Obispado.
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