Varón, mediana edad y motorista, nuevo perfil de fallecido en un año negro en las calles de Málaga

El primer fallecido del año, el 11 de enero, se produjo en la carretera A-7075, en el Puerto de la Torre. Es el vial que conecta con la vecina Almogía. El hombre se despeñó con su vehículo por un barranco. Inicialmente acudió la Policía Local y, posteriormente, se hizo cargo la Guardia Civil de la investigación. La víctima tenía 53 años y había quedado atrapada en el interior del coche, lo que obligó a movilizar también, además de al 061, a los Bomberos. Los servicios sanitarios no pudieron sino certificar el óbito.

El 21 de enero, un motorista de 48 años de edad pereció tras sufrir un siniestro en la calle la Era, en El Limonar. El hombre habría sufrido una caída y se habría quedado tendido en la calzada sobre las 05.45 horas. Los operativos desplazados realizaron, sin éxito, las tareas de reanimación cardiopulmonar (RCP) durante 30 minutos en el lugar del siniestro.

No tardaba en llegar otra fecha negra, justo al día siguiente, el lunes 22 de enero. En un aparatoso accidente en la concurrida Avenida de Valle Inclán, perdieron la vida el conductor de una moto y un peatón atropellado. Las víctimas fueron un hombre y una mujer pasado el mediodía. De nuevo, los efectivos sanitarios no pudieron hacer nada por salvarles la vida.

El hombre, de 50 años, José Manuel Beigveder, era muy conocido en Rincón de la Victoria. Circulaba con su motocicleta de gran cilindrada, de la marca Ducati, por esta vía, en dirección a la autovía, y por causas desconocidas arrolló a una mujer a la altura de un paso de peatones. Al parecer, la víctima iba indocumentada en el momento del siniestro.

El impacto fue de tal magnitud que los cuerpos de ambos fueron arrastrado casi cien metros, quedando tumbados sobre la calzada. La moto salió despedida al sentido contrario. Beigveder se golpeó con una farola, y a pesar de llevar puesto el casco, falleció prácticamente en el acto. El suceso finalmente fue esclarecido y está en la vía judicial.

El 29 de marzo, el conductor de un patinete eléctrico falleció atropellado este viernes en el entorno de la A-357. Fue golpeado por un retrovisor cuando circulaba en sentido Cártama y cayó sobre la calzada, donde fue arrollado por más de un vehículo. Ocurrió sobre las 20.20 horas en el kilómetro 65 de la citada vía, a la altura del CTM de Málaga. Hasta el lugar del suceso, se trasladaron efectivos de la Policía Local. Finalmente se hizo cargo la Guardia Civil. El hombre tenía 40 años y conducía con casco.

El 8 de abril, otro motorista murió en la ciudad, esta vez en el Camino del Pilar, en Churriana. El hombre, de 57 años, fue trasladado al Hospital Regional tras resultar herido al colisionar la moto en la que circulaba con un contenedor en Málaga capital.

El 19 de abril, otro accidente mortal precisó el empleo a fondo de los agentes del Grupo de Investigación de Accidentes y Atestados (GIAA) y del Grupo de Investigación y Protección (GIP) de la Policía Local de Málaga, que lograron detener días después a un individuo como presunto autor de un delito de homicidio por imprudencia grave y otro de abandono del lugar del accidente.

Los hechos tuvieron lugar sobre las 21:35 horas del citado día en la calle Herman Hesse (polígono Guadalhorce), cuando un peatón que circulaba por la calzada, en un tramo insuficientemente iluminado fue atropellado por un vehículo, cuyo conductor detuvo su marcha para socorrer al accidentado. A pesar de que la víctima quedó en una zona iluminada y de que había testigos tratando de advertir al resto de conductores, un segundo vehículo lo arrolló de nuevo, lo que le causó la muerte. Se dio a la fuga. El conductor del primer turismo dio negativo en alcohol y drogas.

A partir de ese momento, se inició la investigación del accidente, que permitió la detención del segundo conductor, de acuerdo con el testimonio de testigos y de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de diversos establecimientos del polígono. El conductor fue localizado por agentes del GIP, que se personaron en su vivienda, aunque no le encontraron. Por ello, le dejaron una citación, con la que se presentó a las pocas horas en el GIAA, donde se le tomó declaración en presencia letrada y se le realizó la lectura de derechos al detenido. Se acogió a su derecho a no declarar y fue puesto en libertad con cargos. El vehículo fugado fue intervenido para las inspecciones forenses oportunas.

Hace unos días, el 18 de junio, otro motorista murió en el Puerto de la Torre, en concreto en la Avenida Rodrigo Vivar. El fallecido tenía 30 años, era repartido de comida, y su moto chocó contra otra pilotada por otro hombre de 48 años a mediodía. Se da la circunstancia de que esta vía es la última en la que el Ayuntamiento de Málaga ha instalado un radar fijo para el control de velocidad. De hecho, el siniestro tuvo lugar muy próximo al cinemómetro. El otro motorista, de 48, fue evacuado al Hospital Clínico.

Los agentes municipales del Grupo de Investigación de Accidentes y Atestados (GIAA) permanecieron en el lugar recabando pruebas para esclarecer las causas del siniestro.

El pasado 3 de julio, un motorista de 60 años falleció al filo de las ocho de la tarde tras colisionar su moto un vehículo en la calle Héroe de Sostoa, cerca de Vialia. Recibió asistencia sanitaria pero finalmente perdió la vida a causa del siniestro.

La tendencia en las carreteras provinciales es igualmente preocupante, tal y como publicó SUR el 25 de junio. Entonces, se registraba el doble de fallecidos en siniestros de tráfico que hace un año (15 en lugar de 8).

En los accidentes de Málaga capital cobra especial relevancia la labor del GIAA, el Grupo de Investigación de Accidentes y Atestados. Este equipo de la Policía Local está radicado en la calle Rosario Pino, junto al Go Fit Segalerva. En síntesis, se ocupan de los controles de velocidad, alcoholemia y drogas y la investigación a fondo de los siniestros. Pero no solo, en muchas ocasiones son los responsables de trasladar las malas noticias a los allegados de las víctimas. Incluso, sus pertenencias. Mejor que nadie, al igual que el resto de servicios policiales y de emergencias, saben que detrás de cada cifra se esconden dramas humanos.