IEO-CSIC

Alga asiática: de amenaza para la biodiversidad de la costa malagueña a compostaje para los cultivos de cereal

Científicos del Centro Oceanográfico de Málaga llevan años observando la proliferación de la 'Rugulopteryx okamurae'. Ahora, el IFAPA investiga su viabilidad como fertilizante para el campo

Jueves, 7 de noviembre 2024, 00:27

Su presencia en el Mediterráneo no es nueva, pero su proliferación no deja de dar dolores de cabeza a los municipios de la Costa del Sol para retirarla de sus playas. Ahora, los abundantes arribazones de la alga invasora de origen asiático 'Rugulopteryx okamurae' podrían ... tener una viabilidad y ser una herramienta útil para transformarlos en productos fertilizantes para uso agrícola, reduciendo el impacto medioambiental y generando valor añadido. En este sentido, el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) y la empresa Valoriza han firmado un convenio de colaboración para probar la incorporación de estos residuos vegetales al proceso industrial de compostaje de lodos de depuradoras con la idea de usarlo después como fertilizante en cultivos de cereal de secano.

Publicidad

Hace 20 años que ya se detectó la presencia de esta especie -entonces desconocida- en una laguna francesa, a donde pudo llegar algún propágulo con las almejas japonesas que allí se cultivaban. Entonces, su desarrollo no pasó de allí. Fue en 2015 cuando saltaron todas las alarmas al detectar diferentes arribazones de algas pardas masivas en la costa de Ceuta.

En aquel momento no se sabía si se trataba de un alga nativa que había tenido un crecimiento sobredimensionado o si, por el contrario, se estaba ante la presencia de un alga exótica invasora. Desgraciadamente, se ha constatado esto último, después de varios años tratando de lidiar con una especie que se multiplica con rapidez, apartando a las nativas y colonizando a gran velocidad el litoral mediterráneo.

Originaria del Pacífico, todo apunta a que llegó hasta el Mediterráneo como un 'polizón' en las aguas de lastre de grandes buques que, al arribar a puerto, vacían sus compartimentos y dejan escapar ese agua con todos los microorganismos procedentes de otros lugares del planeta. La mayoría no sobreviven a las nuevas condiciones ambientales, pero otros, como la 'Rugulopteryx okamurae' no solo han demostrado su capacidad de adaptación, sino que han acabado dominando el hábitat. «De hecho, el agua de lastre de los barcos se considera uno de los vectores más importantes de desplazamiento y de incorporación de especies exóticas a otras zonas donde no estaban», explica Javier Urra, biólogo del Centro Oceanográfico de Málaga, que trabaja conjuntamente con José Rueda en programas de seguimiento de comunidades marinas bentónicas, que son aquellas que viven asociadas al fondo del mar.

Publicidad

Forman un equipo que ya en 2021, cuando empezaron a bucear desde Tarifa hasta Cabo de Gata, comprobaron cómo los fondos rocosos estaban dominados por una única especie. «A lo largo de estos años hemos ido viendo cómo los puntos de muestreo que tenemos en las provincias de Cádiz, pero sobre todo de Granada y de Almería, que son las más alejadas de la zona del Estrecho, han ido proliferando, de forma que los 300 metros lineales que nosotros buceábamos para ver qué es lo que había, al principio había la mitad de 'Rugulopteryx'; a los dos años, el 70% y a los cuatro años, el 85%«. Estos investigadores han visto cómo progresivamente esta especie ha ido ganándole terreno a las especies nativas, »de forma que hoy en día si te tiras con unas gafas y un tubo en cualquier fondo rocoso a partir de cinco metros desde Tarifa hasta Cabo de Gata, tienes una gran probabilidad de ver que todo está ocupado por la 'Rugulopteryx'« .

Consecuencias para otras especies

¿Y esto qué consecuencias tiene para las comunidades marinas? En primer lugar, disminuye la cantidad de algas nativas del Mediterráneo y acaba dominando todo el fondo, homogenizándolo y disminuyendo la complejidad del hábitat. A su vez, parte de la flora y fauna que vivía en esos fondos se desplazan a otras zonas al no encontrar alimento, «ya que este alga no forma parte de su dieta». En parte, porque dispone de una sustancia que le aporta mal sabor y los espanta. Vive por tanto, a salvo de depredadores. «Al no tener otros animales que se alimentan de ella, ha encontrado unas condiciones perfectas para extenderse, dominar y hacer que los ambientes marinos que conocíamos en el mar de Alborán ahora estén muy transformados».

Publicidad

La 'Rugulopteryx' pertenece a las algas pardas, que son organismos bastante primitivos y de los cuales en la costa andaluza ya había especies muy parecidas.» Es muy difícil de diferenciar de otras especies de su misma familia, que son las dictiotales». Puede vivir fija en la roca, entre el medio metro y los 40 metros de profundidad, pero también formando arribazones, es decir, flotando en el agua el talo.

Su capacidad de reproducción es extraordinaria, ya que una sola planta puede generar miles de ejemplares. Eso unido a las corrientes y al trasiego marítimo favorecen una dispersión hoy por hoy incontrolable y que está causando un gran impacto en el sector pesquero, con caladeros invadidos por este alga que llegan a romper las artes de pesca, pero también en el turístico. A veces son tantas las que llegan a la costa que resulta complicada la retirada de tantos restos orgánicos.

Publicidad

Su llegada masiva este verano ha mantenido en alerta a los ayuntamientos de la Costa del Sol. Solo en Marbella, en lo que va de año, el Consistorio ha invertido más de 800.000 euros para retirar cada día de las playas 75 toneladas de algas invasoras. Además, no solo es un problema estético, sino de salud, tal y como advierten los investigadores, «porque cuando el alga muere, huele mal y empieza a descomponer una serie de compuestos que favorece el crecimiento de hongos y bacterias que pueden luego causar infecciones a bañistas», alerta Rueda, quien advierte de la necesidad de retirarla a conciencia. «Con que se deje un trocito de ese alga o propágulo, se reproducirá».

En el caso de Estepona, los trabajos específicos para la recogida de este alga suponen un sobrecoste anual de más de un millón de euros. Durante el pasado año 2023 el Ayuntamiento de la ciudad recogió un total de 3.415 toneladas de algas, siendo 2022 cuando se alcanzó la mayor cifra, con 5.331 toneladas que tuvieron que ser retiradas de las playas. La imagen se ha repetido en Mijas, Benalmádena y otros municipios costeros que están aprendiendo a convivir con un visitante que nadie quiere.

Publicidad

La presencia de esta especie fue incluida a finales de 2020 en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, y ha afectado especialmente este verano a las playas de San Pedro Alcántara, Puerto Banús, Fontanilla y Cabopino, donde los arribazones llegaron a superar el metro de altitud. Además, desde 2022 este alga forma parte del listado de especies exóticas preocupantes para la Unión Europea.

Precisamente, el Ministerio para la Transición Ecológica puso en marcha ese año una estrategia de control, pero sin demasiado éxito. «Hoy por hoy lo que se está haciendo son programas de seguimiento para poder hacer una evaluación del medio marino», indica Rueda.

Noticia Patrocinada

Imagen de los arribazones que podrían usarse como compostaje. SUR

De riesgo medioambiental a compostaje para cultivos

La abundancia de 'Rugulopteryx okamurae' en todo el área del Estrecho de Gibraltar y gran parte del Mediterráneo andaluz ha supuesto que durante los temporales se desprendan toneladas de algas del fondo que acaban depositándose en la franja litoral, provocando así daños a la biodiversidad de la zona afectada.

Para tratar de paliar esta situación, el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) trabaja desde 2019 evaluando las ventajas y limitaciones del compostaje de los arribazones de este alga como método de gestión sostenible y revalorización de estos residuos.

Los resultados obtenidos hasta la fecha refuerzan la idea de que el compostaje puede ser una herramienta útil para transformar los arribazones de algas que se acumulan en zonas litorales de Andalucía en productos fertilizantes para uso agrícola, reduciendo así impactos medioambientales y generando valor añadido.

En este sentido, el Ifapa y la empresa Valoriza han firmado un convenio de colaboración para probar la incorporación de arribazones del alga marina 'Rugulopteryx okamurae' al proceso industrial de compostaje de lodos de depuradoras.

Durante la ejecución del convenio, los profesionales del Ifapa y de Valoriza realizarán ensayos de compostaje a escala semi-industrial en las instalaciones de la empresa en Jerez de la Frontera (Cádiz), testándose en este proceso diferentes mezclas de lodos de depuradoras y algas de arribazón. Posteriormente, se evaluará la calidad del compostaje obtenido en ensayos de fertilización con cultivos de cereal de secano.

Este convenio, que tiene una duración de un año, se enmarca en las actividades y objetivos del proyecto del Ifapa 'Desarrollo de herramientas dirigidas al control y la gestión del alga invasora 'Rugulopteryx okamurae' en el litoral andaluz (Biokamurae II)', financiado por el Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (FEMPA).

En él participarán técnicos e investigadores de los centros Ifapa El Toruño (El Puerto de Santa María), La Mojonera (Almería) y Rancho de la Merced (Jerez de la Frontera), así como profesionales de la empresa Valoriza.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad