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La alfombra, en la entrada del centro de La Palma-Palmilla. Pilar R. Quirós
El colegio Misioneras Cruzadas de La Palma-La Pamilla usa ya la alfombra de los Premios Goya que recogió de la basura

El colegio Misioneras Cruzadas de La Palma-La Pamilla usa ya la alfombra de los Premios Goya que recogió de la basura

El director del centro recuperó de los contenedores cercanos al Martín Carpena parte de la moqueta y cartelería para darle una segunda vida

Lunes, 27 de enero 2020, 19:26

Del glamur de los Premios Goya a un colegio de Málaga capital. El profesor José Miguel Santos, director del centro Misioneras Cruzadas de La Palma-La Pamilla, anunciaba este fin de semana en su cuenta de Facebook que había recogido parte del material desechado en los contenedores de basura en el entorno del Palacio de Deportes José María Martín Carpena para darle una segunda vida en su centro.

Se llevó parte de la alfombra roja por la que desfilaron el sábado los protagonistas de la gala de los Goya, así como estructuras empleadas para el montaje del atrezzo y elementos de cartelería. Y la flamante moqueta roja ya luce en la entrada de este centro, apenas 48 horas después de que finalizase la gran fiesta del cine español en nuestra ciudad.

En su cuenta personal de Facebook, Santos dejaba un mensaje contundente: «He estado en Los Goyas (en los contenedores); con todo lo que habéis tirado algunos reutilizaremos los desechos para que los niños de un barrio olvidado se sientan los verdaderos actores de vida reales».

El profesor añade en su post su agradecimiento a la Academia del Cine por el «coherente mensaje de 'Salvemos el Planeta', aunque en lugar de sermones le pediría más coherencia entre lo que se proclama y se hace», en alusión al 'sketch' durante la gala en que la actriz malagueña Paula Meliveo, caracterizada como activista ecologista irrumpía en el escenario con un cartel reivindicativo. «Me gustaría preguntaros cómo se consiguen tantos recursos, cuál es el camino para que no te denieguen recursos básicos o te cierren puertas. A una pequeña escuela de barrio siempre se nos dice que no hay recursos para las necesidades más básicas, que durarían mucho más que una noche», comentaba el director del centro en su cuenta de Facebook.

Fachada del colegio malagueño. Pilar R. Quirós

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