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La mascarilla protege, pero no impedirá que las personas con procesos alérgicos se enfrenten a una primavera complicada. Así lo avisan los especialistas en alergología, que basan sus previsiones en que las temperaturas suaves habidas durante el invierno, la mayor humedad y las lluvias ... han traído consigo una polinización explosiva que amargará la vida a los alérgicos, incluso aunque lleven la mascarilla obligatoriamente por la pandemia del coronavirus. A ese respecto, la jefa del servicio de alergología del Hospital Quirónsalud Málaga, Leticia Herrero, asegura que el uso de la mascarilla está teniendo beneficios frente a ciertas alergias al no dejar pasar las partículas a las vías respiratorias, pero pese a ello la primavera será intensa en alergias. El 30 por ciento de la población española es alérgica.
En los meses primaverales, se polinizan de forma importante, y en ocasiones explosiva, pólenes de plantas como la parietaria o las gramíneas, y árboles como el olivo, el plátano de sombra o el ciprés. Este año, al haber habido un invierno más cálido y de buen regadío, «las plantas han aumentado su polen afectando mayormente a los alérgicos«. Además, los pacientes con alergia a los ácaros del polvo también sufren una mayor crisis de sintomatología alérgica por el aumento de la humedad, que propicia en estos meses que los ácaros estén presentes en mayor proporción en el ambiente, explica la jefa del servicio de alergología del Hospital Quirónsalud Marbella, Lourdes Romualdo.
Otro factor que favorece el aumento de los procesos alérgicos es el cambio climático. Igualmente, las partículas diésel de los combustibles y la falta de lluvias de los últimos años han provocado que los pólenes sean más agresivos y hayan creado síntomas bronquiales y de mayor magnitud, dicen estas especialistas. Así, un paciente alérgico al polen tendrá mayor probabilidad de presentar estornudos en salva (hasta 10-20 seguidos), sufrir congestión nasal, rinitis, picor de ojos, conjuntivitis e incluso falta de aire en relación con la exposición al aire libre y de predominio los días de viento.
Esa persona, probablemente, mejorará al entrar en su casa, donde se pasa ahora más tiempo por las restricciones de movilidad impuestas por la pandemia. Eso va en detrimento de los pacientes alérgicos a los ácaros del polvo o a la humedad, ya que su clínica empeorará en espacios cerrados, especialmente al realizar el cambio de armario en estas fechas o al hacer la limpieza en casa, y sentirá cómo se taponan las fosas nasales, tiene falta de aire o escucha ruidos sibilantes en su respiración, síntomas del asma bronquial, que es de origen alérgico en un 85 por ciento de los casos, indica la doctora Herrero.
Una pregunta que se hacen muchas personas es cómo diferenciar los síntomas de una alergia de los del Covid. En ese sentido, la alergóloga Leticia Herrero aclara que un paciente con alergia respiratoria no desarrolla fiebre durante su cuadro alérgico, excepto cuando este se complica con una infección viral o bacteriana, por lo que suele mejorar según disminuye su exposición a los alérgenos, contrario a lo que ocurriría con una infección por coronavirus. Lo mismo sucede con los síntomas respiratorios, que disminuyen al limitar el contacto con el alérgeno o tras tomar medicamentos como antihistamínicos o corticoides, siempre bajo la administración y supervisión de un especialista, señala esta experta.
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