No es difícil percatarse de la labor del sacerdote Alejandro Pérez Verdugo en las principales celebraciones de la Iglesia en la Catedral de Málaga. Situado ... unos pasos por detrás del obispo, Jesús Catalá, el responsable de liturgia de la diócesis está siempre pendiente de que los ritos se lleven a cabo conforme dictan las normas. Con una amplia formación que le hizo permanecer varios años en Roma, es uno de los mayores expertos de liturgia a nivel nacional y, por ello, ha sido designado consultor permanente y asesor técnico de la Comisión de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española. En esta entrevista hace un repaso por su trayectoria y analiza la importancia de la festividad del Corpus Christi, que se desarrolla este domingo.
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–¿Cuántos años como sacerdote?
–Son ya treinta años desde mi ordenación. Primero estuve como párroco en varios municipios de la zona de la Axarquía, a la que guardo un especial cariño, ya que fueron los primeros siete años de mi vida sacerdotal. Fui arcipreste de la zona de la Axarquía Costa. Después me enviaron a Roma la primera vez, para hacer la licenciatura en Sagrada Liturgia, y a la vuelta estuve seis años en la curia del Obispado, y eso se compaginó con un máster en Granada. En 2007 me nombraron canónigo de la Catedral, donde soy el responsable de liturgia. Después volví otra vez a Roma durante tres años para hacer la tesis doctoral. A la vuelta estuve de párroco cuatro años en La Carihuela, en Torremolinos, y ya llevo siete años como párroco de San Felipe Neri. También soy profesor del Instituto Superior de Ciencias Religiosas desde el año 2004 e imparto clases los lunes en el Centro de Teología de Sevilla. Además, soy misionero de la Misericordia desde el año 2016.
–¿En qué consiste su tarea como miembro de la Comisión de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española?
–Es una comisión presidida por el obispo de Orense y de la que forman parte varios obispos y dos sacerdotes, uno como director, que es de Murcia, y otro que soy yo. Además contamos con un asesor de música y una laica que nos ayuda. Nuestra labor es organizar tres jornadas formativas durante el año para el clero y para laicos, para seminaristas y delegados de liturgia de las diócesis. Además, se publica una revista trimestral que se llama 'Pastoral Litúrgica', y se traducen los libros litúrgicos que se editan en Roma. También se ponen al día, como sucede ahora a raíz de la traducción de la nueva Biblia de la Conferencia Episcopal, entre otras muchas más tareas.
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–¿Por qué son importantes las formas en los ritos de la Iglesia?
–Nuestras celebraciones las hacemos de una forma reglada para que el arte de celebrar manifieste la acción de Dios en nuestra vida. La acción de Dios es invisible y la única forma que tenemos de visibilizarla es mediante las formas, los objetos y los elementos de la liturgia. Así lo ha querido el Señor. Dios, para comunicarse con nosotros, se ha relevado a través de Jesucristo, en nuestra humanidad. No tenemos otro medio. A través de los elementos sensibles, lo que entra por los sentidos, podemos acceder a lo invisible. Y lo invisible actúa a través de ellos en nosotros. Además, son signos establecidos por Cristo. La Iglesia ha recibido una enseñanza de Jesús en la que, a través de siete sacramentos, podemos recibir la gracia y para eso son necesarias unas formas. Además, es importante que estén regladas porque es lo que conforma la unidad de la Iglesia. Así, nos unimos al resto de los cristianos cuando estamos celebrando en tiempo, forma y espacio.
–¿Cuidan las cofradías la liturgia? ¿Hace falta más formación?
–Es muy importante toda la cuestión estética, pero debemos tener conciencia de que lo importante en una celebración litúrgica no es lo que estamos viendo físicamente. Lo importante es quien no se ve, Dios. Pero necesitamos esos elementos que nos ayudan a acercarnos a Dios. Es verdad que las cofradías y hermandades cuidan mucho todo el aparato externo de la celebración. En ocasiones, sin demasiada formación, intuyendo lo que hay que hacer, con deseos de hacerlo bien, pero a veces no tienen un buen asesoramiento. A veces hacen cosas porque lo han visto en otro lugar. Es importante para todos los grupos cristianos la formación en el simbolismo litúrgico. Si no sabes lo que significa derramar agua sobre la cabeza de un niño te puede parecer algo hermoso o extraño, pero cuando se conoce el simbolismo, se puede captar mejor el significado de la celebración. Falta formación del significado simbólico de los ritos. En la diócesis se celebra bien, pero hay cosas que corregir y que se podrían mejorar.
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–Este domingo es la celebración del Corpus Christi, ¿Qué diferencia esta procesión del resto?
–Es la única en la que el Santísimo Sacramento sale a la calle como un acto de adoración y de amor a la eucaristía que acaba de ser celebrada. Es una continuación de la celebración de la eucaristía, que es el signo de la unidad de los cristianos. Por eso concurren todas las realidades de la diócesis. Es un día muy importante para Cáritas. Es la Iglesia que se congrega en torno a su obispo, rodeado del presbiterio, de los ministros y de todos los laicos que quieren recibir la palabra de Dios, el alimento eucarístico y luego seguir acompañando al Señor como un acto de alegría. Es bellísimo que la gente quiera adornar las calles y que se cuide esa procesión.
–¿Cree que Málaga vive en plenitud el significado del Corpus? ¿Qué cuestiones mejoraría o potenciaría?
–En Málaga, la significación del Corpus tendría que ser cada vez mayor. Tenemos una historia eucarística importante, con San Manuel González y antes. Para mí es importante que esta procesión se mantenga en el tiempo con un mismo formato. No son convenientes los cambios. A partir de un formato, se puede mejorar. Y creo que es importante la presencia en los medios de comunicación y la difusión. E insistir en que, igual que asistimos a procesiones de la religiosidad popular y a la eucaristía del domingo, los cristianos no debemos privarnos de acompañar al Santísimo por las calles de mi ciudad, para una vez que sale al año. Eso no me lo puedo perder, porque es esencial en mi vida la eucaristía. No es comparable con cualquier otra procesión por importante que sea. Esta siempre va a ser más. Una vez que sale a la calle no puedo quedarme en mi casa.
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