Alcaldía blinda sus cristales en las nuevas ventanas del edificio

Se hizo esa pequeña ceremonia, y pasó el año del centenario de un edificio en el que sus exteriores e interiores, ventanas incluidas, tienen eso: cien años. Y en los que el paso del tiempo ha sido ciertamente benigno con el exterior, donde el estilo neobarroco le da ese aire señorial, el mismo que ha servido para dos cumbres hispano-francesas, pero los interiores, si se fijan en los detalles, son claramente deficitarios. Cables que atraviesan plantas enteras por los pasillos, humedades que intentan reparar los técnicos de Servicios Operativos con las recurrente capas de chapa y pintura, el trampantojo del salón de plenos que empieza a ser un espejismo de los mármoles que representa, y ventanas que hace décadas que no cierran y aquejadas de termitas o carcoma (cuestión que debiera dirimir un experto), y que por fin van a ser cambiadas por el equipo de gobierno municipal.

Estos días el Ayuntamiento publica en la plataforma de contratación del Ministerio de Hacienda el pliego para la carpintería exterior del inmueble, cuya licitación sale por valor de 1,4 millones de euros. Lo más llamativo es que Alcaldía, en la primera planta, con vistas al Parque y a los jardines de Pedro Luis Alonso, es decir el despacho de Francisco de la Torre, blindará sus ventanas con cristales reforzados de 150 kilos. Una vez consultada por este particular, la concejal de Servicios Operativos, Teresa Porras, explicaba que son ventanas de seguridad pero que no tienen específicamente el blindaje de un coche, aunque aguantarían el impacto de piedras y otros artefactos.

En la parte expositiva del proyecto se explica que se cambiarán ni más ni menos que 1.500 metros cuadrados de ventanas, que han perdido su capacidad para resguardar al edificio de las inclemencias, ya que no tienen estanqueidad y muchas ni se cierran. Otro de las modificaciones más significativas es que se ha elegido una madera subtropical que aguanta mucho mejor la intemperie, como es la de iroko, que sustituirá la carpintería centenaria de madera de pino.

En la licitación del proyecto, con todo lujo de detalles, con control de calidad de materiales y ensayos de los mismos, se indica que la mayoría de los huecos son realmente grandes con ventanales dos metros de alto por cinco de ancho y otras medidas por el estilo. El último día para presentar oferta es el próximo 10 de febrero, y el plazo de ejecución, una vez licitado, es de seis meses.

Las comisiones de pleno vienen haciéndose eco, por mociones de la oposición, de los repetidos incumplimientos que realizan empresas que han contratado con el Ayuntamiento y que no prestan el servicio que se espera de ellas y, lo que es peor aún si cabe, que no pagan a sus trabajadores. «No hay productos para la limpieza. En el IMV se compran su propio papel higiénico y esta es la tercera empresa en 20 años, Tempo, que nos deja varios meses sin cobrar«, explicaba Antonia Tabares, una de las limpiadoras del IMV, a los miembros de la comisión de Derechos Sociales.

«Somos cinco limpiadoras, y algunas están pasando hambre y necesidad», decía visiblemente emocionada. «Tuvimos un primer retraso en los pagos y ahora nos deben diciembre y enero», añadía Tabares para finalizar con una frase para la posteridad, que más de uno debía aplicarse en el Ayuntamiento: «Hagan un pliego en condiciones y no un corta y pega de hace 25 años». El portavoz de Adelante Málaga, Eduardo Zorrilla, defendía la moción a favor de las empleadas en la que el edil popular Francisco Pomares informó que negociaban la cesión del servicio para volver a sacarlo a licitación.