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Terminaba el pleno extraordinario que habían solicitado el PSOE y Unidas Podemos para tratar la situación de los vecinos alquilados en los callejones de El ... Perchel, cuyas viviendas han sido compradas por Dazia Capital. La sesión fue un miércoles por la tarde, extrañamente justo antes de un pleno ordinario el jueves, pero aquello de que fuera monográfico es lo que quería la oposición y los residentes en la zona, muy afectados por saber cómo encaran el futuro.
Terminaba pasadas las 19.20 horas, las luces del salón de plenos se apagaban y quedaba un testigo en la sala de prensa, ya saben por aquello de escribir lo que acaba de pasar para que llegue rápido a sus dispositivos móviles.
La sala de prensa está en la primera planta. La noble. Para que se hagan una idea es la única planta que circunda por completo el patio central, que está cubierto con un lucernario (una estructura de cristal a modo de tejado a dos aguas por el que entra la luz). Con esa disposición, la primera planta traza unos pasillos, que acaban en una estructura rectangular, que pudiera tener unos 90 metros lineales, y que son más amplios en tanto en cuanto están alineados con la fachada principal y con la trasera del Ayuntamiento. Pues bien, eran como las ocho de la tarde, cuando de repente unos pasos constantes, provenientes de zapatos con suela de goma y su característico chirriar en el suelo, iban y venían incesantemente delante de la sala de prensa. La duda era cómo a esa hora alguien podía estar dando vueltas a la primera planta mientras hablaba por teléfono. La 'carrera' continuó hasta que, en esa curiosidad innata que tienen los humanos, era inevitable descubrir que era al alcalde, que se desplazaba por los pasillos con prácticamente todas las luces apagadas y a buen ritmo, la verdad sea dicha. Entre frase y frase escrita en la información, a De la Torre se le contaron 20 vueltas, que por 90 metros lineales vienen a ser 1,8 kilómetros de pasillos. No era exactamente un running, pero sí un 'walking' rápido. Los viejunos le llamaban 'footing', pero ahora, como eso de caminar no está tan de moda ante la velocidad de los intrépidos, puede decirse que se trata de andar rápido, aunque a casi todos les encante poner un vocablo inglés a sus actividades físicas para darle más empaque.
Más tarde, el equipo del alcalde explicaba que De la Torre lleva un reloj para contar los pasos, que le regaló el grupo popular en uno de sus cumpleaños, y que todos los días intenta ponerse una meta para andar, y que cuando no le da tiempo a cumplirla extramuros, pues lo hace dentro de la Casona dándose esos paseos por los pasillos cuando ya es por la tarde. Tomen nota de que por la tarde no hay apenas funcionarios, aunque alguno siempre queda, y entonces el Ayuntamiento está prácticamente vacío, apagado y sin público. Y ahí, en esa quietud, soledad y penumbra, entre letra y letra impresa para un periódico, unos pasos que van y vienen acompasados por el pasillo. Una y otra vez. Afortunadamente no es un extraño. Es el titular que ocupa las oficinas con vistas al Parque y a los Jardines de Pedro Luis Alonso en la misma planta. El alcalde.
No es que el concejal socialista Mariano Ruiz Araujo haya descubierto la pólvora. Pero bien es verdad que si la mayoría viene dándose cuenta, él es el único que lo ha expuesto a viva voz y para que conste en acta. El hecho es que no es la primera, ya ha habido más veces antes en otras sesiones, en las que el edil no adscrito Juan Cassá, que cobra por asistencia a plenos (500 ordinarios y 250 extraordinarios) y comisiones (250 euros) se va como el que no quiere la cosa allá cuando el reloj roza esa hora, que ya saben ustedes, empiezan a sonar los estómagos. Ese momento en el que casi todo el mundo puede tener necesidades como la de repostar nutrientes, pero resulta que aún no ha acabado la sesión y deben quedarse, en ocasiones, hasta las cuatro de la tarde. En fin, gajes del oficio. No crean que esto pasa muy a menudo. Suele ser una vez al mes y los munícipes pueden esperar un ratito para cumplimentar el almuerzo, que afortunadamente ninguno de ellos está desnutrido.
Así que Ruiz Araujo se disponía el pasado pleno a intervenir en una moción, pero apercibiéndose de que Cassá se había marchado, afirmó: «Quiero reconocerle a la señora Losada (portavoz de Ciudadanos) el pundonor de defender todas las mociones del pleno, a diferencia de lo que hace el edil Cassá, que no participa, que a las dos levanta el campamento y se va. Y usted, alcalde, es cómplice de eso. Debería usted exigirle que trabaje al menos cuando le toca y cuando lo cobra. Debería usted poner pie en pared con esta actitud».
De la Torre contestaba que Cassá se dedica a la Diputación, que al pleno asiste y que, al igual que el señor Quero (edil socialista sin dedicación, que trabaja en la EMT), tiene una compensación por asistencias, «es lo que tengo entendido desde el principio del mandato». Ruiz Araujo le contestaba que comparar la dedicación de Quero con Cassá en el Ayuntamiento era «una vergüenza. El señor Quero es el responsable de Movilidad en el grupo socialista, y trabaja como el que más, haciendo un trabajo doble. El señor Cassá no está ni se le espera. Y qué curioso los horarios de Diputación, que siempre son a la hora de comer», que decía entre risas y carcajadas de la bancada de la izquierda. Cassá se va de rondón, como el que no quiere la cosa, sin disculpas ni justificaciones. Las votaciones no echan del todo en falta al concejal no adscrito, ya que cuando están todos los ediles del equipo de gobierno se produce un empate técnico con la oposición (15/15), que se dirime con el voto de calidad del alcalde.
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