El alcalde de Málaga mueve ediles por querencias personales

Los ediles esperaban en el salón azul (al fondo del pasillo) porque allí estaban a salvo de la prensa. El regidor hacía el paseíllo por dentro, desde Antealcaldía, pasando por el salón de los Espejos, y los llevaba, por detrás, hasta el salón beige. Un camino que ha ido haciendo uno por uno. Pero se le ha hecho tarde, y así ha empezado la rueda de prensa a las 9.50 horas. Aprovechaba el primer edil para repartir áreas como quien reparte principados.

Veni, vidi, vinci. Éste podría ser el axioma para Raúl López como concejal de Urbanismo para aquellos que no conozcan su trayectoria anterior como edil en el mandato 2011-2015. En esa época el alcalde tenía en su poder, por la Ley de Grandes Ciudades nombrar delegados de áreas aunque no fuesen concejales electos. En esa tesitura estaba Diego Maldonado, que tenía encargada el área de Urbanismo y también era portavoz (pese a que no iba en la lista popular). Pues bien, cuando la sentencia del Tribunal Constitucional era firme y los delegados no podían existir sin ser ediles electos llegó el movimiento de fichas para que Maldonado se quedara de coordinador de Urbanismo, y López Maldonado –ambos se llamaban tío y sobrino de buen rollo– de concejal.

López, como ya contó esta sección (SUR, 3/7/13) le dijo al primero que sería de 'figuración', ya que solo ostentaría el cargo de concejal de Urbanismo y haría las veces 'de' en el pleno municipal, al que Maldonado ya estaba imposibilitado para asistir.

Pues bien, esto saltó por los aires cuando López empezó a coger la batuta de mando en el área, a reunirse con los técnicos, a poner trabas para estampar su firma en cosas que decía no ver e incluso intentaba tratar directamente con el otrora gerente de Urbanismo, Javier Gutiérrez Sordo, sin que Maldonado estuviese al tanto. Éste empezó a somatizar el mal rollo en una afonía feroz y un enorme malestar y tuvo que acabar dejando la política y el Ayuntamiento. En ese momento, el alcalde aprovechaba para castigar a López, al que defenestraba quitándole la cartera de Urbanismo tan sólo tres meses después de haberla obtenido.

Más tarde, en 2015, López no fue en las listas populares por las dudas que había de su lealtad al partido, y De la Torre, que pese a todo le seguía y le sigue teniendo entre su guardia pretoriana, le dio el premio de consolación de gerente de la sociedad de aparcamientos de Smassa, donde estos cuatro años también ha dado tiempo para que haga de las suyas, entre las mismas la polémica de los dos directivos cuando sólo podía haber uno. El caso es que él había entrado como uno de ellos a sabiendas de que ya había uno dentro.

Pues bien, López se fijó como objetivo vital Urbanismo, donde De la Torre siempre ha sido el 'concejal in pectore', y ahora ha vuelto a la Casona por la puerta grande. Este es el premio que el alcalde le da a López, quien suele decirle al primero que es como un padre. Las querencias. Ayer ya rezaban en Urbanismo hasta los que son ateos.

Sigamos con su guardia pretoriana. 'Su Paco Pomares'. A nadie se le escapa que De la Torre lo ha defendido a muerte, aún a riesgo de zozobrar en las negociaciones con Cs y con un Juan Cassá herido en su orgullo a cuenta de que Pomares siguiera en el equipo de gobierno pese a la amenaza del primero de explosionar el nuevo mandato del regidor. Hasta última hora estuvo esa cabecita inquieta naranja pergeñando la venganza hasta que, finalmente, el partido lo convenció de coger las de Villadiego y marcharse a la Diputación.

En medio de todo estaba el 'curita' (como le conocen en la oposición) a Pomares, que viene a ser como el alter ego del alcalde. Los que los conocen ven la similitud entre ambos. Finalmente, y para no hundir el trasantlántico popular y naranja, Pomares se quedará en la sombra o en la recámara, como quieran llamarlo, a la espera de que el caso de Villas del Arenal se archive, que vino a decir con otras palabras De la Torre usando el eufemismo de que «acabe satisfactoriamente». Para él reserva, para entonces (Dios mediante, que diría el interesado) el área de Derechos Sociales, desde donde Pomares salió un día para Urbanismo: el que parecía el sueño inalcanzable de un diplomado en Trabajo Social que, con suerte o baraka, volverá por sus fueros. También le reserva el regidor una tenencia de alcaldía, que se quedará vacante a la espera. Este sitio tiene su especial importancia porque serán sólo los tenientes de alcalde los que se sentarán en la primera junta de gobierno local, que se celebrará hoy, que es donde se dirige la ciudad.

La oposición justamente se preguntaba ayer si Pomares, en esta situación y sin cartera, iba sólo a cobrar la asistencia a plenos, que viene a ser unos 11.000 euros. También podría ser que ganara como un concejal sin cartera pero con dedicación exclusiva, que serían 46.000 euros frente a los 52.100 de un concejal con responsabilidades. Toca preguntarle a la nueva edil de Transparencia, Ruth Sarabia, que esperemos que ejerza más en este campo que el otrora Julio Andrade, otro de los adscritos por derecho a la guardia pretoriana del primer edil. Precisamente, Sarabia también parece que dirigirá a su marido, ya que tendrá bajo su mando Acción Exterior, donde estará probablemente la dirección técnica de Relaciones con los Organismos Internacionales, la que sustenta que Andrade para que siga siendo director del Cifal (ONU), ya que es el Ayuntamiento es el organismo que le paga el sueldo. Como lo leen.

Y por último, José del Río, otro pretoriano, que ha sido premiado con Movilidad, que había pedido porque fue profesor de autoescuela y tuvo representación en el sector. Carteras con querencias, las de De la Torre.