El alcalde de Málaga, sobre su desvanecimiento: «Tengo la mala costumbre de no tomar vacaciones»

«Tengo la mala costumbre de no tomar vacaciones». La falta de descanso durante el verano, junto con las condiciones de la sala donde se desarrollaba el evento en Santander, son las causas que el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, de 81 años, esgrime para explicar el desvanecimiento que sufrió el pasado lunes durante un acto en la capital cántabra.

En cambio, el regidor asegura que ahora se siente «muy bien» y ha retomado al 100% su agenda pública, dentro y fuera de Málaga. De hecho, ha hecho estas declaraciones durante su presencia en la inauguración del congreso Seatrade Cruise en el Palacio de Ferias.

«Efectivamente, tuve un mareo, una lipotimia, el primer día del congreso Ametic. Fue una jornada larga, y al final había un acto de entrega de un premio a la fundación Once», relata. «Fue un acto largo, de pie, con calor, en una sala cerrada y pequeña, porque la terraza no se podía usar porque llovía, y esa pudo ser la causa. Tampoco me hidraté mucho durante el día».

Se dio la circunstancia de que a su lado había un médico que le recomendó ir al hospital donde le hicieron un análisis de sangre, «pero no salió nada especial». «Luego fui al hotel y dormí, y al día siguiente a las 9.00 de la mañana estaba de nuevo en las jornada de Ametic». Tanto mes así que por la tarde ya viajó en coche a San Sebastián (aunque no conducía él) donde tenía previsto visitar «dos instalaciones muy interesantes de residencia de ingenieros y de científicos internacionales», además de un encuentro con su homólogo donostiarra, Eneko Goia.

El alcalde continúa relatando su agenda de aquel viaje al norte de España: «Volví a la noche a Santander a tiempo de incorporarme a un cóctel en el puerto, por cortesía». Y al día siguiente mantuvo un encuentro sobre la relación puerto-ciudad con los regidores de Cádiz y de la ciudad anfitriona. Por la tarde, a Bilbao para tomar el vuelo de regreso a Málaga.

Al hilo, Francisco de la Torre hace una reflexión sobre el descanso estival, al que él renuncia por voluntad propia: «Tengo la mala costumbre de no tomar vacaciones, lo que puede que también explique lo de Santander; recomiendo que se hagan vacaciones, que por algo existen como un derecho laboral adquirido», bromea.

«Hasta ahora ha sido así y he funcionado bien, y espero que siga funcionando bien; tengo que nadar algo más de lo que nado, pero es difícil sacar tiempo con la agenda que tengo», culmina.

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