Escena de 1926 en una antigua zona de bateo de diamantes, cerca de la localidad de Carratraca.

Cuando la fiebre del oro llegó a Málaga

Aunque en la actualidad la actividad minera en la provincia es muy escasa, en los momentos de auge se contabilizaron 143 yacimientos de los que se extraían minerales como el cobre, cromo, níquel, plomo, grafito, platino y oro

Francisco Gutiérrez

Lunes, 22 de mayo 2017, 00:45

Hoy día la actividad minera en la provincia de Málaga es casi inexistente, y se limita a la explotación de canteras de rocas de uso industrial como mármoles o arenas. Pero hace un siglo, o siglo y medio, el panorama era bien distinto. De hecho, en esos siglos la minería era uno de los principales sustentos económicos de la provincia. Así, por ejemplo, en 1908 había 209 minas en explotación, aunque en 1944 el número se había reducido a unas 60.

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El profesor José Manuel García Aguilar analiza este interesado pasado minero en su libro, 'Patrimonio geológico de la provincia de Málaga, una obra que va por su segunda edición en menos de un año. Profesor de Biología y Geología en el IES Los Boliches de Fuengirola y asociado en la UMA, García Aguilar dedicó cuatro años a la preparación de esta obra, la primera dedicada al patrimonio geológico de la provincia, una labor de difusión que se enmarca en las actuaciones del área de Paleontología y Estratigrafía del departamento de Ecología y Geología de la Universidad de Málaga.

La relación el hombre con los minerales se remonta a miles de años atrás, y está íntimamente ligada con la evolución humana. Nuestra civilización no podría entenderse sin el uso de rocas y minerales. Desde hace unos 5.500 años, con el inicio de la Edad del Cobre, el empleo de estos recursos naturales ha permitido la fabricación de infinidad de productos y equipamientos, señala el profesor García Aguilar.

Los primeros indicios de esta actividad minera en la provincia de Málaga se sitúan en el periodo calcolítico (unos 2.000 años antes de Cristo) a partir de restos hallados en los yacimientos arqueológicos de Almogía y Colmenar. También, durante el resto de edades prehistóricas y las épocas fenicia y romana se tienen indicios de actividad minera en la provincia. Ya en la Edad Media (siglos IX al XII) se han constatado labores mineras en Málaga y Comares, ligada en este último caso a la explotación de limonita.

José Manuel García Aguilar considera no obstante que la historia de la minería moderna en la provincia se inicia en 1752, cuando el naturalista irlandés Guillermo Bowles llevó a cabo un estudio general sobre la minería en España, destacando en él las minas de hierro, grafito y molibdena presentes en la provincia de Málaga. Las primeras explotaciones industriales se llevaron a cabo a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX en las minas de grafito de Benahavís. Entre los años 1820 y 1840 se realizaron prospecciones minerales de cromo y níquel en Carratraca, así como la explotación de hierro en la mina El Peñoncillo (Marbella), una de las más importantes en toda la historia minera de Málaga, que abastecía a la ferrería de la Concepción, fundición creada en 1826 sobre las terrazas del río Verde en Marbella.

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Otro episodio importante en esta historia sucede en 1872, año en el que se funda la Sociedad Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales bajo la presidencia del ingeniero de minas Domingo de Orueta Aguirre. Esta sociedad, pionera de su época, fomentó el estudio geológico y minero en la provincia, plasmado en informes geológicos como los de José McPherson en 1874 sobre las rocas eruptivas de la Sierra de Ronda y el libro Estudio petrográfico y mineralógico de la Sierra de Ronda de 1917, escrito por Domingo de Orueta Duarte (18621926), uno de los más importantes personajes dedicados a la investigación geológico-minera de la provincia de Málaga, resalta el profesor García Aguilar.

Entre 1875 y 1911 la actividad minera malagueña vive su periodo de mayor esplendor con la explotación de numerosos metales en cientos de minas, la mayoría de ellas de pequeño tamaño y producción limitada, distribuidas de modo preferente en la zona CarratracaOjénMarbellaSierra de Ronda-Sierra Bermeja, señala el autor de 'Patrimonio geológico de la provincia de Málaga. Las explotaciones más importantes fueron de hierro, cobre, plomo, cromo, níquel, zinc, grafito y platino. A partir de 1911 se produce un declive progresivo en la actividad minera a causa del agotamiento de los filones, problemas técnicos en la explotación y un acusado descenso en los márgenes de beneficio económico. Estos hechos condujeron al abandono de las instalaciones mineras, sobre todo a partir de 1945, hasta el estado actual, donde aparece todo un patrimonio arqueo-minero en estado ruinoso, distribuido a lo largo de las antiguas zonas de explotación.

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Para el profesor García Aguilar, este patrimonio arqueo-minero es uno de los tesoros geológicos más relevantes y menos conocidos de la provincia de Málaga, merecedor sin lugar a dudas de una adecuada puesta en valor desde el punto de vista científico, educativo, divulgativo y cultural, para lo que propone una serie de iniciativas como pueden ser rutas turísticas guiadas, centros de interpretación o publicaciones escritas. 

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