Nuria Triguero
Domingo, 7 de mayo 2017, 00:38
Es el gran talón de Aquiles de la economía malagueña. Vivimos en una provincia dinámica, emprendedora, con más densidad empresarial que la media andaluza y española, con un potente y competitivo sector turístico... pero con una industria raquítica. No es que el sector secundario no alcance ese 20% del PIB y del empleo que se considera saludable: es que se queda bastante lejos de la mitad del camino. Málaga, que en otros tiempos fue la segunda potencia fabril del país por detrás de Barcelona, está a la cola en desarrollo industrial. Y esto ya era así antes de la crisis, pero ésta vino a poner la puntilla destruyendo entre el 30 y el 40% del tejido industrial de la provincia, que estaba en buena parte ligado al negocio de la construcción.
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Sin embargo, en los últimos dos años se detectan señales esperanzadoras. La Encuesta de Población Activa (EPA) revela que desde 2015 el número de trabajadores ocupados en el sector industrial ha pasado en Málaga de 25.300 a 35.500: es decir, que hay diez mil puestos de trabajo más. Pero lo verdaderamente llamativo es el crecimiento relativo que suponen: el 40%. Ningún otro sector ha creado empleo a este ritmo. Además, este incremento de la ocupación es ininterrumpido desde el tercer trimestre de 2015.
Para el presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Javier González de Lara, ésta es «sin duda una buena noticia, de las mejores que puede haber», ya que sin olvidar que Málaga es «una provincia de servicios» todo lo que sea ganar peso industrial «le da estabilidad a la economía». Por una vez, los sindicatos se muestran de acuerdo con la patronal. El secretario provincial del Sindicato de Industria de Comisiones Obreras, José Lozano, celebra esta «reactivación» después de la «debacle» que sufrió este sector y señala uno de los motivos por los que la industria es un sector deseable: los sueldos son más elevados y las condiciones laborales, más estables.
La pregunta es: ¿qué tipo de industrias están creando empleo? Lozano señala en primer lugar a la electrónica. «Los grandes referentes de este sector en la provincia, como son TDK (antigua Epcos), Fujitsu Ten o A Novo, sufrieron sus baches en el pasado, pero ahora están creciendo en facturación y plantilla», apunta, poniendo como ejemplo a la multinacional japonesa, que lleva dos años encadenando récords de ventas y situada en torno a los 540 empleados. En este ramo se encuadra también Grupo Premo, que recientemente fue noticia por abrir una delegación en California para atender a clientes vinculados a la industria 4.0. o a la automoción, como Tesla.
Para González de Lara, la recuperación del empleo industrial en Málaga pasa necesariamente «por la industria auxiliar, no sólo de la construcción sino de otras industrias: estructuras metálicas, componentes mecánicos y electrónicos, elevadores... Estos sectores están creciendo porque las empresas están invirtiendo en bienes de equipo, tanto las nuevas como las antiguas que están creciendo», explica. Es como un círculo virtuoso, añade: cuando una fábrica se amplía, se genera a su vez negocio para otras industrias. No obstante, Lozano tiene sus dudas sobre el empleo que está creando la industria auxiliar de la construcción: «Las empresas que sobrevivieron son de pequeño tamaño y están tirando mucho de autónomos», apunta.
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El sector agroalimentario representa otro potente vector de crecimiento. Y más concretamente, la pujante industria exportadora ligada a los subtropicales. «Cada vez más empresas están dedicándose a la transformación del aguacate y el mango; eso es crear industria», afirma Lozano. En este sentido, en el Directorio Central de Empresas del INE se detecta una tendencia reveladora: en los dos últimos años el número de empresas que se dedican a la producción de alimentos en la provincia se ha reducido en su conjunto (de 843 a 808), pero hay más compañías en los tramos de plantilla de 10 a 19 empleados, de 20 a 49 y de 50 a 99. Es decir, que está creciendo el tamaño medio de las industrias agroalimentarias.
Crecimiento de Mayoral
Según la mencionada estadística, la industria textil en la provincia también está creciendo: el número de empresas vinculadas a esta actividad ha pasado de 56 a 65, y tres de ellas tienen ya más de cien empleados. La marca Mayoral es el gran referente de este sector y tiene un ambicioso proyecto de construcción de una nueva sede logística ya en marcha.
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El presidente de la CEM destaca que el crecimiento del empleo industrial se esté produciendo de manera sostenida, «como un goteo». «Esto responde a la estructura de nuestro tejido industrial, basado en pequeñas y medianas empresas: aquí no hay una Seat que cree de golpe mil puestos de trabajo. Y eso tiene su parte buena y su parte mala», afirma.
Esta tendencia positiva del empleo industrial no puede hacer olvidar la realidad: que Málaga sigue en el vagón de cola de España en cuanto a desarrollo del sector secundario. Actualmente es la sexta provincia con menos población empleada en fábricas: un 6,2%, sólo por encima de Almería, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, Ceuta y Melilla. Es un avance respecto a hace dos años, cuando estaba la cuarta por la cola y tenía sólo un 4,2% de empleo industrial. Pero queda mucho por andar.
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