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Pilar R. Quirós
Lunes, 24 de abril 2017, 00:25
La humildad, pero no la falsa humildad reinante, es un valor para todos aquellos que, tocando el olimpo de los dioses, se aferran al mundo de los comunes. El de todos. Disfrutábamos la semana pasada con el discurso culto, irónico y lleno de guiños de Eduardo Mendoza cuando recogía el Premio Cervantes, en el que alabó El Quijote, que ha leído, desde distintas perspectivas, cuatro veces en su vida. En la elegante y honesta prosa de agradecimiento, nos admiró con frases llenas de lirismo e hilaridad tales como «la vanidad es una forma de llegar a necio dando un rodeo». Sin noticias de Gurb, que lleva su firma, hizo desternillarse a toda esa generación que era veinteañera en los 90. Los libros marcan etapas de la vida, por eso, tras el Día del Libro, que se celebró ayer, parece interesante conocer qué leen los munícipes. ¿Novela o ensayo? ¿Poesía quizás? ¿Algún autor predilecto?¿Ese ejemplar que les marcó para siempre?
El alcalde Francisco de la Torre coge el teléfono camino a Madrid, en el AVE. Lee uno de los éxitos editoriales de este año, Patria, de Fernando Aramburu. «Muy interesante, genialmente escrito, pero es desgarrador», subraya. En su mesita de noche, explica, también hay sitio para Mi casa en Málaga, del escocés Peter Chalmers Michell, en el que narra la última fase la IIRepública y el golpe de Estado. Coincide el regidor con la portavoz socialista Mari Carmen Moreno, en que ambos quieren sumergirse en los próximos días en Iconomaquía, del madrileño Jorge Fernández Gonzalo, Premio Málaga de Ensayo de este año.
La portavoz socialista se confiesa una lectora compulsiva, que con sus actuales obligaciones se lamenta de no leer todo lo que quisiera. Aún así, está con Akrópolis, de Valerio Massimo Manfredi y tiene medio empezado En compañía del sol, de Jesús Sánchez Adalid. Cuando se estresa mucho recurre a la poesía, y explica que de joven escribía algo.
El portavoz popular, Carlos Conde, se queja de los tochazos de informes que tiene que leer, pero aún así dice que intenta sacar algo de hueco para leer con su hija libros como The cat in the hat (El gato en el sombrero) y algún volumen que le haga desconectar como Trump, el león del circo, de Francisco Reyero. Se ve que sus desconexiones son de personajes de la política internacional. También se adentra en «volúmenes de autoayuda, de mejora de aptitudes en el ámbito profesional, a decenas, unos enteros, otros a medio leer».
A la portavoz de Málaga Ahora, Ysabel Torralbo, su jefe de prensa, Santi Fernández Patón, que además es escritor, se alegra de haberle regalado hace poco Crematorio de Rafael Chirbes. Este no es tampoco un libro para desconectar de la realidad que, por desgracia, nos circunda porque habla de una familia que se instala en Valencia en los años de la corrupción urbanística, como explica Torralbo. También rezuma política El hombre que amaba a los perros, del escritor cubano Leonardo Padura acerca de la vida del revolucionario soviético León Trotsky y su asesino Ramón Mercader, que acaba de terminar. Para endulzar su mundo de las letras vuelve, a veces, a El dios de las cosas pequeñas de la india Arundhati Roy, que «profundiza en los pequeños y sencillos placeres de la vida».
El portavoz de Ciudadanos,Juan Cassá, asegura que desde que está en este puesto no para de leer informes del Ayuntamiento, a lo que suma cuatro niños pequeños, y que le gusta dedicar un buen rato a sus perfiles de las redes sociales, que lleva personalmente. Por tanto, explica, le queda poco hueco para leer, que ahora dedica a El Cerro de la Tortuga, del arqueólogo malagueño Juan Manuel Muñoz Gambero. De sus libros preferidos, le impactó La Mujer de Hierro, de Hugo Young. «Es un personaje político que siempre me llamó la atención», puntualiza.
El portavoz de IU-Málaga para la Gente, Eduardo Zorrilla, manda a la impresora del grupo, El viaje de Itaca, de Constantino Kavafis. Lo lee. «Me encanta». Tanto que incluso lo ha utilizado en alguna intervención en el pleno. Zorrilla todos los palos: novela, ensayo, poesía y ahora está con una antología de Emilio Prados y releyendo una de sus novelas preferidas La saga fuga de J.B, de Gonzalo Torrente Ballester. De ensayo, acabó en Navidad, El derecho a la ciudad del marxista David Harvey, el conocido geógrafo y urbanista británico así como intelectual marxista.
Paloma Gutiérrez, en el Consistorio
Con su marido, el también psiquiatra Carlos de la Torre, visita los alrededores de la Casona, Paloma Gutiérrez Díaz, hija del que fuera alcalde de Málaga Antonio Gutiérrez Mata (1915-1983). En La Pelusa siguen recordando a su padre por el colegio que lleva su nombre en el camino de Olías. Él era paleño.
Médico de profesión, Gutiérrez Mata, estuvo cuatro años ejerciendo como alcalde de Málaga desde 1966 a 1970. Paloma, uno de sus cinco hijos (el resto, Maruja, Antonio, Vicky y Esperanza) asegura que en esos años no fue mucho al Consistorio pero que, sin embargo, siempre le ha gustado pasear por el Parque y disfruta enormemente la rosaleda de Pedro Luis Alonso, que reconoce que fue un acierto cuando la despojaron de los cipreses que la tapaban y la mantenían escondida.
De su padre, que además de doctor, fue profesor universitario, recuerda que hizo una pequeña remodelación precisamente de El Parque así como del Paseo de los Curas. En la época en la que le tocó a Gutiérrez Mata la gobernanza del Ayuntamiento encontró una importante crisis económica en las arcas municipales y aún así realizó una buena labor de ordenación urbana, creó escuelas y remodeló calles, e instaló un quirófano en el Hospital Noble, nuevas entradas a ciudad y prolongó la Alameda.
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