De la Torre, junto a Cospedal esta Semana Santa.

De la Torre vence de nuevo en el campanómetro

El autodenominado delfín Cassá hace sus pinitos pero queda aún lejos del regidor, y la socialista Moreno ni siquiera coge el martillo

Pilar R. Quirós

Martes, 18 de abril 2017, 00:08

El viernes de Dolores está sección cerró cara la Semana Santa con la puesta en marcha de su campanómetro, ese medidor de popularidad que se circunscribe a la Semana Santa. El munícipe que se precie y que no martillee no sale en la foto. Los portavoces de IU-Málaga para la Gente, Eduardo Zorrilla, y la de Málaga Ahora, Ysabel Torralbo, no están en estos menesteres ni se les espera. IU incluyó de hecho en sus estatutos que sus representantes públicos no pueden ir de forma oficial a actos religiosos (lo que en su día ya trajo consigo las protestas del exportavoz Pedro Moreno Brenes, que sí gustaba de tocar la campana ) y Málaga Ahora se desmarcó nada más llegar al Ayuntamiento.

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Así que con este panorama sólo quedaban tres munícipes para disputarse los honores cofrades. Por descarte, la portavoz socialista Mari Carmen Moreno hizo aparición, pero como cuentan las malas lenguas tuvo poco éxito en las maniobras de aproximación al trono porque en buena parte de los sitios apenas la conocían. Y es que el mundo cofrade es muy suyo:si no vas habitualmente a sus actos, no cuentas. Más suerte tuvieron los ediles socialistas Daniel Pérez y Estefanía Martín Palop, que dieron toques de campana en el Cautivo y en Viñeros, respectivamente. Pérez, que es edil cofrade por vocación, se ganó el guiño de su hermandad en la que es hombre de trono del Cautivo.

Y para cerrar el círculo, el campanómetro este año se lo vuelve a llevar por goleada el alcalde Francisco de la Torre, que tocó en casi todos los tronos, mientras corría por la calle de una cofradía a otra, se hacía selfies con los que se lo pedían y firmaba autógrafos a los niños, según cuentan los que le vieron. Cassá tuvo un buen posicionamiento. Tenía fotógrafo a su disposición para martillear, así que disponemos de fotos de los preciados momentos del portavoz naranja, que nos ha ido administrando día a día cual book en sus redes sociales.

Los populares, que ayer manejaban con mucha guasa el asunto, explicaban que Cassá no tocaba en tantas cofradías y que cuando lo hacía en una colgaba imágenes desde todas las perspectivas. Algunos, los que vivieron más de cerca sus incursiones en el mundo cofrade, apostillaban que su acompañante le hacía muy bien el protocolo. Lo cierto es que Cassá estuvo en buena parte de las citas y se vanagloriaba de estar «modo Semana Santa on». El portavoz naranja, del que la Virgen de Covadonga preside su despacho, ha decidido copiar el molde del alcalde: estar en misa y repicando. Si a De la Torre le ha salido bien, ¿a mí por qué no?, debe pensar el asturiano.

Zumbidos con gresca entre Cassá y Medina

Parecía que la comisión de Medio Ambiente sería facilona o easy going por aquello de que tras la Semana Santa, y con Cristo Resucitado sólo pegaba hacer un paseíllo rápido por el salón de plenos sin mucha profusión ni profundidad. El presidente y edil de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, al que a veces le traiciona la pasión o tomarse las cosas demasiado a pecho, ayer estaba tranquilo. Como una balsa.

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Este era el preámbulo. Parecía que la paz iba a reinar hasta que el edil de Ciudadanos, Juan Cassá, presentó su moción sobre los mosquitos. Lo cierto es que el equipo naranja tiene un técnico que maneja a la perfección cuestiones medioambientales y de grandes infraestructuras, así que la iniciativa sobre los mosquitos no tenía un pero. Bueno sí, uno, que los drones no pueden sobrevolar el espacio aéreo de la desembocadura del Guadalhorce para inspeccionar y detectar a estos insectos sin permiso de Aviación Civil, como dijo Jiménez, pero sí es factible, previo estudio, que se puedan introducir aves insectívoras e incluso murciélagos, que se alimentan de los insidiosos bichitos alados.

Yahí empezó Medina a lamentarlo todo, y a despotricar de Ciudadanos, y de su falta de conocimiento de la normativa. Cassá, muy enfadado, afirmó que ya estaba muy cansado de ella y de que pareciese que siempre sabía más que el resto de la humanidad, y que no le iba ni a contestar. La socialista, ni corta ni perezosa, mantuvo la escalada dialéctica diciéndole al portavoz naranja que usaba las mociones de otros grupos políticos haciendo copia y pega y que las sacaban adelante porque eran quienes eran (la llave de la gobernabilidad). Cassá, que no perdió la calma, le contestó que era peyorativa, que insultaba a sus técnicos, y que para colmo les decía como tenían que administrar su moción.

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Finalmente, el PSOE votaba en contra de que la Junta y el Ayuntamiento trabajen coordinados para evitar la proliferación de mosquitos, lo que les valía a la socialista Medina el tirón de orejas de Jiménez, a la que le dijo que hacía poco había llevado su grupo un acuerdo en esta línea y que no entendía por qué ahora votaba que en contra. Hay posicionamientos de pataleta que se caen por su propio peso. Si lo propone el PSOE, sí, pero si es Ciudadanos no, lo llaman incoherencia.

Jiménez y el método Porras

Raúl Jiménez lo adelantó. Seguirá el método Porras para demandar a la Junta ante el TSJA para que pague la parte que le corresponde de los tratamientos contra el mosquito en el paraje natural de la desembocadura del Guadalhorce, que por ser zona protegida es de su competencia. Jiménez afirmó que ya habían librado 18.000 euros para luchar contra los mosquitos dentro y fuera del paraje, y que la Junta acabaría pagando al Ayuntamiento su parte. La edil de Servicios Operativos y Playas, Teresa Porras, le ganó a la Junta una sentencia en el TSJA, que falló que los cauces urbanos de Málaga son competencia del Gobierno andaluz, y por tanto que le compete su limpieza. Jiménez copiará el método y llevará el tema de los mosquitos a los tribunales.

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