Que no se detenga el avance

Que no haya que esperar cien años para que Málaga siga avanzando, decía con cierta sorna el alcalde de Málaga en el debate organizado ayer por SUR cuando el arquitecto José Seguí apuntaba como dato histórico que la capital vivía periodos de grandes transformaciones urbanas de siglo en siglo. Afortunadamente eso ha cambiado. La ciudad vive una permanente evolución en la que la integración urbana del Puerto resulta simplemente imprescindible. Hay unanimidad en este sentido, incluso entre los que se oponen a la torre diseñada por Seguí en el morro de levante, que visto lo visto ayer genera bastantes más adhesiones que críticas.

Por supuesto que hay que respetar y escuchar, no sólo oír como si fuera un ruido incómodo, las razones que esgrimen los detractores. Pero no se debe caer en el error de no anteponer el deseo de la mayoría, que al fin ha dejado de ser silenciosa en temas como éste. Lleva razón Juan Cassá cuando esgrime la legitimidad que dan los votos a los representantes políticos y que en ese caso supone el 80 por ciento de los concejales que componen el Ayuntamiento de Málaga. La ciudad no puede permitirse volver a empezar unos debates que en teoría ya se han producido por las vías legalmente establecidas. Se pueden matizar algunas cosas e incluso aspirar a contentar al mayor número de opiniones, pero sin cambiar lo fundamental.

Y en este caso lo básico es dar vida al morro de levante con un hotel, como está previsto en el Plan del Puerto. Si además este nuevo equipamiento puede convertirse en un hito de la nueva Málaga, mejor. Hay que acometer este proyecto sin complejos, pues hay un amplio respaldo ciudadano al mismo. El eclecticismo es una de las señas de la capital, pues en la misma conviven en plena armonía realidades arquitectónicas tan diversas como la romana, la árabe o la renacentista. ¿Por qué hay que renunciar a un rascacielos que suponga un nuevo hito de una ciudad que sigue formándose? Por favor, que no se detenga el avance.