Comisiones descafeinadas

Hace poco uno de los ediles populares en una comisión de pleno decidió pasar de lo que se hablaba (no le tocaba debatir) y se dedicó a firmar chorrocientos papeles administrativos de los que un ordenanza le había ido trayendo por tandas que, en ocasiones, le dejaban disminuido frente al volumen de las carpetas. Como si estuviese en su despacho, despachaba y cuando se le afeaba decía, sin tapujos, que las comisiones son una pérdida de tiempo.

Las sesiones, cualesquiera, sirven de control al equipo de gobierno, y es obvio que a los ediles que mandan no les gusta que les fiscalicen y dan por hecho que hacen bien todo lo que hacen. Pero resulta que alguien tiene que discrepar, aunque moleste, aunque fastidie incluso ir a perder el tiempo para que le digan a uno qué es lo no hace bien o en lo que podría mejorar. Hay casos llamativos en los que el equipo de gobierno del PP le pone el sello de la gaviota a una iniciativa presentada por la oposición, y saca un proyecto adelante con ellas, a veces incluso a algunas que no se habían aprobado, sobre todo en el anterior mandato. Es decir, también se nutren de ideas.

Esa es la grandeza de la democracia, que el que gobierna tenga que oír las quejas de la oposición, aunque sea un fastidio, máxime cuando las mayorías absolutas son aplastantes. Ahora, en la nueva época de minoría del PP en el Ayuntamiento, nadie duda de que Francisco de la Torre y los suyos escuchan, y mucho, a Ciudadanos. No les queda otra.

Pero los demás también quieren parlamentar, y no tienen ese acceso directo ni esa capacidad de decisión sobre los presupuestos que demuestra el equipo naranja:la llave de la mayoría junto al PPle aupa en este carro. Sin duda. La aritmética, esa palabra que se ha puesto tan de moda cuando las mayorías de los dos grandes partidos han flaqueado.

Pues bien, la nueva aprobación del Reglamento Orgánico del Pleno (ROP) incluía la opción de que las comisiones puedan estar representadas de forma ponderada con la particularidad de que más allá de los representantes de los partidos que asistan, al final los votos son los de ediles del pleno, es decir, 31. La idea es buena, y es usada en otros municipios porque así se hace más justicia en las votaciones. Lo que ya no parece tan lógico es que el equipo de gobierno del PPhaya cogido el cambio por banda para rebajar su presencia en estos encuentros a mínimos históricos, proponiendo que se sienten sólo dos concejales del PPfrente a seis de la oposición. Piensen en la imagen, que no parece muy lógica. Si se fundamenta cualitativamente serían dos ediles del área o no de la que se trate el asunto a abordar con la promesa no escrita de que irían los titulares cuando se les requirieseenfrente de una nutrida oposición que pudiera no tener con quién debatir. Más bien se trata de descafeinar las comisiones y dejarlas en sesiones tila o manzanilla.

Ciudadanos no entra en el asunto, aunque apoyaría al PP, y la oposición de izquierdas se sitúa en contra de la medida. Mientras que las portavoces socialista, Mari Carmen Moreno, y de Málaga Ahora, Ysabel Torralbo, estiman que con que hubiese cuatro concejales se conformarían, el líder de IU-Málaga para la Gente, Eduardo Zorrilla, va a la mayor: tienen que asistir seis o siete como hasta ahora. Una comisión de pleno es, como su nombre indica, el paso previo a los plenos que ya hemos recortado, decía, si además recortamos aún más las comisiones, ¿qué va a quedar? El debate está sobre la mesa y el PPdeberá recular si quiere tener consenso en esta medida, que tiene un corte tan institucional.