Fotografía de Andrés Mellado y Fernández.

Andrés Mellado y Fernández, un periodista al frente de Instrucción Pública

El político nacido en Málaga y muy vinculado a Gaucín fue ministro, director de periódicos, alcalde de Madrid, gobernador del Banco de España y académico de la RAE

Antonio M. Romero

Domingo, 4 de diciembre 2016, 00:47

El 26 de junio de 1903 se constituyó el primer gobierno de Eugenio Montero Ríos como presidente en el recién iniciado reinado personal de Alfonso XIII; en ese gabinete ocupó la cartera de Instrucción Pública y Bellas Artes el político y periodista malagueño Andrés Mellado y Fernández, quien estuvo al frente de este departamento ministerial hasta el 31 de octubre de 1905. Fue la cima de su carrera política, que se había impulsado desde la prensa.

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Un mundo, el del periodismo, donde ejerció una gran influencia y donde se convirtió en una referencia en su época. Mellado tiene que ser considerado no sólo como el gran periodista que escribió con pulcritud miles de artículos en la prensa española y americana, sino como un gran maestro de periodistas, pues sirvió de modelo para las generaciones posteriores, según recuerda la catedrática Trinidad Ortúzar en la biografía sobre el malagueño recogida en el tomo XXXIV del Diccionario Biográfico Español, editado por la Real Academia de la Historia en 2010.

Andrés Mellado y Fernández vino al mundo el 23 de diciembre de 1846 en Málaga, ciudad que abandonó muy joven para trasladarse a Madrid, donde realizó sus estudios universitarios, licenciándose en Filosofía y Letras y Derecho por la Universidad Central. Se le considera un hombre de gran cultura, conocedor del lenguaje y de los clásicos latinos y griegos. Sin embargo, su gran pasión fue el periodismo, a través del cual llegó a la política, donde ocuparía importantes responsabilidades públicas.

Durante la Revolución Gloriosa, que derrocó del trono a Isabel II, entró como redactor en 'El Amigo del Pueblo', primer periódico federal fundado en Madrid, y donde Mellado y Fernández, de ideas demócratas, empezó a defender con ardor las ideas republicanas junto a los redactores Francisco Córdova, Carlos Beltrán y José Paúl y Angulo. Meses después, este diario fue absorbido por 'La Igualdad', que se autodenominaba Diario Democrático Republicano y aspiraba a convertirse en el órgano del Partido Republicano Federalista. Desde sus páginas, el periodista malagueño apoyó con sus artículos a republicanos como Nicolás Salmerón y Emilio Castelar, a los que admiraba. Dentro del diario fue escalando puestos hasta ser nombrado director.

Tras el corto reinado de Amadeo I y la breve duración de la I República, Mellado y Fernández suavizó sus ideas políticas tras la restauración monárquica en la figura de Alfonso XII. En mayo de 1875 se incorporó a la redacción de 'El Imparcial', considerado el periódico más prestigioso e influyente de España en la época. Apenas cuatro años después se sentó en el sillón de la dirección, puesto que ocupó durante una década; un periodo en el que el diario se modernizó y se hizo muy popular, según recuerda Ortúzar en la obra citada. En sus artículos en el diario, el periodista malagueño participó en las ofensivas contra los gobiernos de Cánovas del Castillo, simpatizando primero con el Partido Izquierda Democrática y afiliándose, finalmente, al Partido Fusionista de Sagasta.

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Paralelamente, Mellado y Fernández participó en uno de los temas que venía preocupando desde hacía un tiempo a un sector de la prensa: el asociacionismo. Así, el malagueño participó en el grupo creado por el decano de los periodistas españoles, Andrés Borrego, y del que formaban parte los directores de los principales diarios para fundar un Sindicato de la Prensa Madrileña. Sin embargo, el proyecto no fraguó a causa del enfrentamiento entre los periódicos llamados 'serios' y los 'sensacionalistas'.

Siendo aún director de 'El Imparcial' fue nombrado, en agosto de 1889, alcalde de Madrid, sustituyendo a Alberto Bosch, que había dimitido debido a las importantes irregularidades detectadas en su gestión y que habían sido denunciadas desde las páginas del periódico de Andrés Mellado y Fernández. Su balance durante el año en que estuvo ocupando el cargo de alcalde de Madrid fue muy positivo, pues acabó con las lacras del gobierno municipal anterior, saneó las arcas municipales como no lo habían estado desde hacía veinte años y reformó el Servicio de Incendios. Además, organizó un gran número de festejos que atrajeron a Madrid a miles de forasteros y dejó establecida la llamada Fiesta del Árbol, que consistía en realizar anualmente por parte de los escolares madrileños plantaciones de árboles en la Dehesa de Amaniel, destaca Ortúzar, quien recuerda que por su labor en el Ayuntamiento, cuenta con una calle en Madrid, en el distrito de Chamberí.

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Tras dejar la Alcaldía volvió a su pasión, el periodismo, como director de 'La Correspondencia Española' y como colaborador de periódicos cubanos y argentinos. Cargos que ocupó hasta que en 1902 fue nombrado gobernador del Banco de España desde julio a diciembre de ese año para, poco después, ser nombrado ministro.

Desde 1881, Andrés Mellado y Fernández fue diputado del Partido Liberal, primero por Puerto Rico, después por el distrito de Málaga y posteriormente, a partir de 1891, por Gaucín, municipio al que le unían lazos familiares. Desde el 6 de agosto de 1901 fue senador vitalicio. En 1912 la Real Academia Española lo eligió académico ocupando el sillón 'K'; su discurso de ingreso versó sobre la vida del político Francisco Silvela.

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El periodista y político malagueño, que era Gran Oficial de la Legión de Honor Francesa, murió en la localidad gala de Biarritz, adonde se había desplazado para reponerse de una enfermedad bronquial, el 30 de agosto de 1913. Su cuerpo fue trasladado por tren hasta Madrid, donde fue recibido por las autoridades políticas, académicas, periodísticas y el pueblo madrileño y fue enterrado en el cementerio de San Isidro.

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