AGUSTÍN PELÁEZ
Miércoles, 16 de noviembre 2016, 00:35
Todo apunta a que la sequía ha llegado Málaga para quedarse. Los recursos hidrológicos almacenados en los pantanos malagueños no dejan de bajar (234 hectómetros cúbicos en la actualidad, frente a los 353 de hace un año) y las precipitaciones registradas desde el inicio del año hidrológico no terminan de remontar. En la zona del embalse de La Concepción, que es donde más llueve, han caído hasta tres veces menos que en el mismo periodo de hace 2015, y en la zona de influencia de las presas del Guadalhorce hasta un 89 por ciento menos. La instalación de la temida sequía en Málaga toma cada día que pasa más fuerza.
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El asunto llegó ayer incluso al Consejo de Gobierno, donde el consejero de Medio Ambiente, José Fiscal, informó de un reciente estudio de la Red de Información Ambiental de Andalucía (Rediam) que alerta de un agravamiento de la sequía en las provincias de Andalucía oriental. Hasta aquí todo normal, dado que es la zona de la Comunidad andaluza donde menos precipitaciones se registran, en comparación con la occidental.
El estudio confirma una alta probabilidad de permanencia de la sequía en comarcas como las del Levante almeriense o el Norte y Centro de Granada. El problema es que a estas zonas, «con probabilidad alta de permanencia de la sequía», empiezan a sumarse también, de forma más moderada, las comarcas de Málaga y Este y Sur de Jaén ante la falta de lluvias.
Y lo que es peor, a pesar del preocupante panorama que se cierne sobre la provincia las administraciones públicas no tienen previstas actuaciones para tratar de paliar la situación y aprovechar mejor los recursos disponibles.
A pesar del estudio dado a conocer en el Consejo de Gobierno por el consejero de Medio Ambiente, el director general de Planificación y Gestión del Dominio Público Hidráulico, Juan María Serrato, afirmó ayer en Málaga que apenas han pasado dos meses desde el inicio del año hidrológico y que es demasiado pronto para lanzar la voz de alarma.
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Serrato señaló que desde la dirección general de Infraestructuras y Explotación del Agua de la Junta se han programado una serie de actuaciones de «pequeña cuantía» que servirán para paliar situaciones de emergencia en el momento en que se produzcan. «Aunque no son grandes infraestructuras, vamos por delante», dijo. Algo en lo que no están de acuerdo los regantes y productores malagueños, que llevan tiempo reclamando actuaciones para garantizar el riego.
Serrato señaló que las medidas programadas, sin entrar en detalles, consisten en su mayoría en bombeos, tener pozos preparados para casos de emergencia y pequeñas conexiones para tirar de determinados recursos que sean necesarios. «Pero estamos hablando al comienzo del año hidrológico y todavía queda bastante para llegar a medidas de tipo radical», insistió.
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Para organizaciones agrarias como Asaja Málaga, que llevan reclamando medidas contra la sequía desde principios de año, la solución no está sin embargo en estas actuaciones de pequeño calado, sino en la ejecución de infraestructuras que ayuden a acabar a largo plazo con los déficits estructurales que existen en Málaga para garantizar los regadíos.
El informe de la Red de Información Ambiental de Andalucía es de octubre y combina la información procedente de las distintas redes de estaciones meteorológicas distribuidas por toda Andalucía y datos de los satélites de observación a diferentes escalas y detalles. Además la observación se ha realizado por primera vez por comarcas. En el análisis efectuado por Rediam se observa que todas las provincias se encuentran peor que la media (entre el 33 y el 66%) de la serie histórica 2002-2016. Jaén, Granada, Cádiz y Málaga y sobre todo Almería son las más afectadas por el decaimiento de la vegetación.
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Sin apenas aportaciones en los embalses de la provincia, los decretos de sequía amenazan cada vez más a comarcas como la Axarquía, Guadalhorce y la capital. La presa de La Viñuela apenas cuenta con 53 hectómetros cúbicos, lo que significa que se encuentra a apenas cuatro hm3 de cruzar el umbral de sequía y el inicio de las restricciones. Sin las aportaciones son mínimas, la Junta prevé una restricción del 50% para el regadío a partir de febrero de 2017, lo que significa que la agricultura sólo recibirá del embalse 14,2 hm3, el 63,1% del máximo para un año normal, que es de 22,5 hm3.
Los embalses de Guadalteba, Guadalhorce y Conde de Guadalhorce almacenan 136 hm3, mientras que el umbral de sequía se sitúa en 130. Si continúa la sequía y las aportaciones se sitúan en el 25 por ciento de la media, el volumen total destinado a riego no podrá superar, según la Junta, los 20 o 25 hectómetros cúbicos, «llegando a 10 o 15 hm3 si las aportaciones se sitúan en valores mínimos».
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