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Miércoles, 9 de noviembre 2016, 00:49
El restaurante Los Pinos del Coto ha vuelto a la vida de la mano del grupo malagueño La Farola. El histórico negocio ubicado en la Sierra de Churriana ha reabierto sus puertas después de que sus anteriores propietarios decidieran cerrarlo a causa de problemas económicos y dejaran en suspenso la continuidad de un establecimiento con más de 30 años de vida.
El nuevo negocio es ahora regentado por la pareja de empresarios Manuel Villena y Patricia Carralero. Aunque sin perder un ápice de su historia y tradición, el nuevo espacio cuenta ahora con una carta más moderna especializada, fundamentalmente, en platos de cuchara, carnes y arroces. Igualmente se pueden degustar numerosos vinos de Ronda y productos de la marca Sabor a Málaga, con el que tratan de darle un enfoque algo más local.
Manuel Villena asegura que la apertura de este negocio supone todo un reto a la vez que «una locura». «Un cliente me preguntó si quería abrir un restaurante en un sitio espectacular; y cuando me trajo a verlo no me lo pensé dos veces», recuerda. Tras una breve negociación con sus anteriores propietarios -un matrimonio alemán-español- se armó de valor y decidió ponerlo de nuevo en marcha. «Este sitio va a funcionar muy bien, sobre todo gracias a las celebraciones», augura. En este sentido, afirma que en la capital hay pocos salones con capacidad para más de 300 comensales como tienen ellos. «Y eso por no hablar de las vistas, desde las que se ve toda Málaga», presume.
Zambomba flamenca
En el negocio trabajarán cinco personas de forma habitual, aunque esa cifra se ampliará cuando haya celebraciones o eventos especiales. Y el primero de ellos ya tiene fecha: el próximo 26 de noviembre celebrarán una Zambomba Flamenca para la que prepararán un menú especial y traerán a diferentes grupos de Jerez. «Queremos hacer actividades, que los salones siempre tengan vida», resume este empresario.
Este será el quinto negocio hostelero que regente el grupo La Farola, que en la actualidad pose La Farola de Cervantes, La Farola del Obispo, La Farola de Orellana y Burel. Se da el caso curioso de que el Orellana también fue reabierto por ellos después de que también cerrara por impagos volviendo a ofrecer a los visitantes del Centro un negocio que tiene más de 75 años de vida.
El primero de todos fue La Farola de Cervantes, en la zona de La Malagueta, una pequeña marisquería donde él y su mujer empezaron a ver la luz y que hoy permanece abierto. Previamente, Villena había probado suerte con el mundo de la noche en negocios como Vip Copas, Arabia, Callejón o la sala Quorum, en la avenida de Príes. Su primera incursión hostelera fue un Volapié que abrió hace ocho años en La Malagueta y que no le dio los resultados esperados.
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