PPLL
Domingo, 3 de julio 2016, 00:44
Heredó la empresa tras la muerte de su padre. Tenía 16 años cuando se puso al frente del negocio que el industrial gerundense había comprado en la inmediata posguerra después de poner tierra de por medio hacia Francia y regresar a España por Andalucía. «Me emanciparon, me dieron firma y empecé a trabajar», resume un relevo precoz al frente de la fábrica de Prolongo, cuyo origen se remonta a 1820. Estudió en La salle en Girona y en los jesuitas en Málaga. Tras el bachiller hizo Comercio. Casado con Dolores Ciurana, directora de Faccsa, no ha perdido los lazos con sus raíces catalanas. «Hago lo que me gusta, y si volviera a nacer volvería a hacer lo mismo», responde sobre la ausencia de inquietudes menos exigentes que la empresa en personas de su edad. Llega pegado al móvil y, pregunta por el tiempo para la entrevista. Se sienta en la silla que preside la sala de juntas y quiere, sobre todo, hablar de su proyecto. En las paredes hay retratos. El suyo, el de su mujer, y el de sus tres hijos, todos con puestos en la empresa. El imperio familiar factura más de 200 millones, la mitad en exportaciones sobre todo a Asia.
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