Absuelven a la Agrupación de Cofradías y a Limasa del accidente que un motorista achaca a la cera

El Juzgado de Primera Instancia número 14 de Málaga ha absuelto a la Agrupación de Cofradías y a Limasa de la demanda que un motorista presentó contra ellas al considerar que sufrió un accidente debido a la cera que había en la calzada tras las procesiones de Semana Santa.

El siniestro se produjo el 20 de abril de 2012, sobre las dos y media de la tarde, en la Alameda Principal. El motorista, de 39 años, sostiene en su demanda que, al verse obligado a frenar por las circunstancias del tráfico, cayó al suelo ante la «mancha de cera» que persistía en el asfalto, pese a que la Semana Santa terminó 15 días antes.

El afectado reclamaba daños y perjuicios por una suma de 10.927 euros, de los que responsabiliza a Limasa y a la Agrupación de Cofradías. La primera negó la mayor por falta de prueba de que ese fue el motivo de la caída y por «ausencia de obligación de la retirada de cera de la calzada entre sus funciones de limpieza». La agrupación, representada por el despacho Álvarez Iglesias Cazenave Abogados, también se opuso a la reclamación al entender que, en todo caso, debía ir dirigida a «quien sea responsable de la limpieza en la ciudad».

La sentencia, que ha sido recurrida y por tanto no es firme, desestima la demanda al considerar que no queda acreditado que la caída del motorista se produjo por culpa de la cera. La jueza admite, como indica el atestado, que en la calzada hubiese restos de esta sustancia, pero subraya que los policías no pudieron determinar que ese fuese el motivo del accidente, sino que se limitaron a apuntarla como «posible causa» por el testimonio del motorista.

La jueza va incluso más allá y recuerda que, en Málaga, «es un hecho notorio y de conocimiento común la existencia de cera» tras la Semana Santa, que «parece empeñarse en persistir en nuestra memoria con el chirrido que el paso de neumáticos produce a su paso y por la distinta adherencia» de los mismos. Según la sentencia, la presencia de la cera «supone una especial exigencia de diligencia en la conducción».